La demanda de carreras terciarias supera la capacidad edilicia del CERET

Las clases, en algunas de las carreras terciarias más demandadas, aún no han comenzado por falta de espacio adecuado para responder a la matrícula inscripta. Tal es el caso de la Tecnicatura en Petróleo y Gas que se dicta en el CERET, donde funciona el Instituto Superior de Educación Técnica (ISET) 812.Hay 180 alumnos para el primer año de esa carrera, que abrió su inscripción para este 2019, y no hay un aula que pueda recibir tal cantidad de estudiantes, además de que los docentes indicaron que no se permitió desdoblar la matrícula para permitir un mejor proceso de enseñanza-aprendizaje.

En menor medida, pero siempre con tendencia a aulas superpobladas, la carrera de Gestión Administrativa tiene 70 inscriptos y Producción Multimedial, 50.

Con esta matrícula, los profesores consideran que se ve afectada la calidad educativa, entendida como una condición indispensable para la educación ya que involucra a una serie de factores “que nos van a permitir desarrollar nuestra función en las mejores condiciones para nuestros educandos”, señalaron.

La falta de pupitres y sillas, una necesidad material, completa las dificultades para el dictado de las clases y el desarrollo de las actividades.

El ISET 812 funciona en las viejas instalaciones de la ex Proveeduría de YPF ubicada en el barrio General Mosconi. Las secciones de compra fueron transformadas en aulas, tanto en la planta baja como en la planta alta.

Además del instituto superior, funciona la Escuela Provincial Nº 7729 en el turno mañana y otras dependencias, como la Junta de Clasificación Docente.

Los docentes indican que hay, incluso, condiciones que rozan las condiciones mínimas de seguridad e higiene laboral, ya que no está asegurado que el sector alto del viejo edificio soporte un curso de 180 alumnos.

Días atrás, hubo una inspección por parte de Habilitaciones para constatar las condiciones edilicias y el informe no fue el mejor, de acuerdo con lo que explicaron los docentes. Allí, surgió otra inquietud: de quién es el edificio. Si bien, en su momento, hubo un comodato entre YPF y el Gobierno del Chubut, el plazo inicial fue superado y la documentación sobre la situación actual no pudo ser entregada a los inspectores.