domingo 19 de mayo de 2024
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La Ley de Bases desde una mirada de género

Renata Hiller: “El gobierno se olvida que la realidad de las mujeres genera inequidades en el mercado laboral”

Renata Hiller realizó un análisis sobre las modificaciones que trae el proyecto de Ley de Bases para las mujeres. El fin de las moratorias y la posibilidad de trabajar hasta 10 días antes de la fecha de parto, dos temas centrales.
lunes 06 de mayo de 2024
Renata Hiller: “El gobierno se olvida que la realidad de las mujeres genera inequidades en el mercado laboral”
Renata Hiller, Doctora en Ciencias Sociales, docente, investigadora y actual secretaria del área de Género de la Municipalidad de Comodoro.
Renata Hiller, Doctora en Ciencias Sociales, docente, investigadora y actual secretaria del área de Género de la Municipalidad de Comodoro.

La discusión por la Ley de Bases llegará al Senado esta semana, ante la necesidad del Gobierno Nacional de que la votación se dé previo al Pacto de Mayo que tendrá lugar el Día de la Revolución. En un contexto en el que los tiempos corren, los debates más fuertes giran en torno a las reformas laborales y previsionales que se proponen en esta nueva versión del proyecto.

Crónica conversó con Renata Hiller -Dra. en Ciencias Sociales, docente, investigadora y actual secretaria del área de Género de la Municipalidad de Comodoro- respecto a las modificaciones que trae para las mujeres este nuevo proyecto de ley, principalmente en torno a los derechos laborales y el acceso a las moratorias que ya fueron discutidas hace un poco más de un año.

“El gobierno es muy coherente en cómo posiciona a los individuos frente al mercado. Piensa que todos los individuos llegamos en condiciones equitativas, pero se olvida que la realidad de las mujeres genera inequidades en el mercado laboral”, resaltó Hiller.

Al respecto, destacó que “en Argentina, sin una ley de moratoria, sólo una de cada diez mujeres cumple las condiciones que nos pide nuestra ley para poder jubilarnos, que es tener 30 años de aportes”.

Respecto a los motivos que explican esta problemática que se da a nivel país, manifestó que principalmente se da por las diferencias existentes entre hombres y mujeres en la edad reproductiva, la responsabilidad en las tareas de cuidado que recae en las mujeres y la imposibilidad de acceder a trabajo formal.

“Las mujeres no tenemos los aportes porque tenemos el mal hábito de tener hijos en edad laboral -dijo de modo sarcástico- esa mala costumbre que muchas veces nos aparta, así sea provisoriamente, del mercado laboral formal, cuando es que logramos acceder a él”, señaló.

Por otro lado, se refirió a los miles de casos de mujeres que durante toda su vida trabajaron en casas particulares, en limpieza, en cuidado de niños, en el campo o incluso como secretarias o vendedoras, pero que nunca fueron registradas formalmente. “Muchísimas mujeres nunca lograron llegar al mercado de trabajo formal porque trabajaron toda su vida en condiciones de informalidad, esa es la realidad en general de las mujeres que hoy están llegando a jubilarse”, remarcó.

“No tener leyes de moratoria es perjudicial tanto para varones como para mujeres”

En el marco de los debates que se dan en el Congreso y también en la opinión pública, comienzan a surgir cuestionamientos respecto a estas distintas problemáticas que han sido discutidas en otras oportunidades, en donde además, se ha dado cuenta de los desafíos a las que se enfrentan tanto hombres como mujeres para acceder a su jubilación.

“La realidad de los varones no es muy distinta, en Argentina sólo 6 de cada 10 varones van a poder jubilarse. Es decir que no tener leyes de moratoria es perjudicial tanto para varones como para mujeres”, afirmó.

Al igual que en febrero del año pasado cuando ya se discutió en el Congreso la ley de moratorias, se plantea cómo alternativa a la jubilación la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM), creada en 2016.

Al respecto, Hiller manifestó que la PUAM “fue la manera en que el macrismo pensó que se resuelve la cuestión de quienes no tienen aportes, que es generar una jubilación de segunda”.
“Con la PUAM se cobra menos que con la jubilación y no genera derechos, porque esta pensión es una dádiva del Estado para que no te mueras de hambre en la adultez mayor, pero no tiene la noción de derecho. Por ejemplo, si fallece el titular de la PUAM no hay derecho a pensión, como lo hay en la jubilación, para una viuda o un hijo mayor con una discapacidad”, manifestó.

Además, continuando el análisis desde una mirada de género, expresó que “para las mujeres de 60, esta reforma les significa esperar 5 años más para tener un ingreso económico y acceder a la obra social social PAMI, porque la PUAM se brinda recién a la edad jubilatoria de los varones, es decir a los 65 años”.

En concreto, la secretaria sostuvo que es un panorama mucho más complejo para las mujeres considerando que 1 de cada 10 no cumplen con los años de aporte, es decir, que para la mayoría de ellas la única opción sería la PUAM. “Es una desigualdad que se da en la vida activa, que después se prorroga a la adultez mayor cuando no existen leyes de moratoria”, lamentó.

Actualmente, los datos del Sistema de Seguridad Previsional dan cuenta que el 85,4% de las mujeres jubiladas pudo acceder a esa jubilación a través de las moratorias. Además, según datos elaborados por la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género a diciembre del 2022, sólo el 8,8% de las mujeres que están en edad jubilatoria tienen 20 años de aportes o más, mientras que el 50% de las mujeres en edad jubilatoria directamente no cuentan con aportes.

Las licencias por maternidad, otra discusión latente

La Ley de Bases trae la opción de que las mujeres embarazadas puedan trabajar hasta 10 días antes de la fecha de parto. Una propuesta cuestionada por las posibles problemáticas que puede traer para las mujeres.

Entre otras cuestiones, Renata Hiller también se refirió a las modificaciones que se detallan en el Título V de “Modernización laboral”, en dónde se plantea la eliminación de la doble indemnización para mujeres despedidas por causa de embarazo y los cambios en las licencias por maternidad, que proponen que las mismas podrán iniciarse hasta 10 días antes de la fecha del parto, si es que así lo quisiera la trabajadora.

Estás modificaciones son cuestionadas fuertemente, ante los condicionamientos a los que se exponen a las mujeres. “Era un mal hábito de los empleadores que mujer que se embarazaba era una mujer que se despedía, la doble indemnización venía a intentar evitar eso”, enfatizó.

Y respecto a los plazos de licencia, agregó: “Tener un plazo obligatorio para tomarse antes de entrar a la licencia por maternidad también venía a evitar conflictos, porque si no quedaba en manos de la negociación que pueda llegar a tener la mujer con su empleador, para poder tomarse los días que necesita. Eso que ahora plantean como el derecho a trabajar hasta 10 días antes, en realidad queda supeditado a la capacidad que tenga esa pobre trabajadora de poder decirle a su empleador que no puede trabajar más”, aseveró.

A lo largo de esta semana, todos estos puntos comenzarán a debatirse nuevamente en el Senado ante la urgencia del Presidente. Sobre esto, Hiller manifestó que es importante dar las discusiones con respeto, ya que desde su mirada el gobierno nacional “viene a discutir derechos históricos y a borrar cuestiones que ya estaban en el buen sentido común de nuestras relaciones laborales” pero agregó que “así como cuestionan derechos históricos también se vuelve a poner en discusión la ley de moratoria que tiene un año y medio”.

Finalmente, remarcó que “no puede suceder que en democracia estén pidiendo revisar cuestiones sobre las cuales parecía que nos acabábamos de poner de acuerdo”.

“Por no haber dado ciertas discusiones en otros momentos, hoy
nos encontramos con que se pone en discusión absolutamente todo”

El contexto social y político que atraviesa actualmente el país está marcado por la disidencia, todo parece ser blanco o negro, sin puntos intermedios. Comienzan a cuestionarse distintos puntos de la vida en comunidad sobre los que -hasta el momento- parecían existir acuerdos, sin distinciones partidarias.

Al respecto, Renata Hiller brindó su opinión y análisis: “Son cuestiones muy básicas las que se ponen en discusión. Hay discusiones que pensábamos tener saldadas, que eran consensos de nuestra democracia, pero que ahora se ponen en entredichos”, mencionó.

En esta línea, manifestó que esto “también tiene que ver con discusiones que no hemos podido o sabido dar en el momento oportuno” y puntualmente especificó que como gobierno (en gestiones anteriores) “hay un montón de normativas que eventualmente teníamos que revisar, por ejemplo, en nuestra normativa laboral, y quizás por no haber dado ciertas discusiones en otros momentos, hoy nos encontramos con que se pone en discusión absolutamente todo”.

Ante este panorama, y considerando que las discusiones no se dan únicamente dentro del Congreso o de la Casa Rosada, se presta atención a lo que sucede con los movimientos sociales. “Los agrupamientos que se van logrando no logran todavía articularse políticamente, ya sea la manifestación del 8 de marzo hasta la que tuvimos el 23 de abril en defensa de la universidad pública. Los consensos que seguimos logrando generar como comunidad todavía no logran transformarse en organización y mucho menos logran volcarse en los ámbitos representativos”, señaló Hiller.

“Esto se ve en el congreso, pasó con la cuestión educativa. Marcharon los radicales en defensa de la universidad, pero después no se sentaron a dar quórum para que sea debatido el financiamiento”, apuntó.

Ante esto, sostuvo que es necesario que quienes ocupan cargos representativos “puedan hacerse cargo de las decisiones que están tomando” y remarcó: “No se puede decir en el pueblo que estás a favor de la educación y después cuando te sentas en el Congreso votas en contra. No podés decir en el pueblo que estás a favor de las mujeres, pero cuando te toca ir a votar en la Cámara apañas que las mujeres no se pueden jubilar. Eso tiene que tener sus costos políticamente”, sentenció.

“El empobrecimiento de la sociedad es además el aumento de la pobreza de las mujeres”

La situación económica del país mantiene en alerta a toda la sociedad, a algunas personas con esperanza y a otras con extrema preocupación, ante el crecimiento de los niveles de pobreza y desigualdad. Según datos del Programa de Investigación Regional Comparativa de la UNC, en septiembre del 2023, las mujeres ya tenían un 64% más de probabilidades de ser pobres en comparación con los varones.

En ese sentido, Renata Hiller -docente, investigadora y secretaria del área de la Mujer, Género, Juventud y Diversidad- manifestó que es importante considerar que en contextos de crisis “el empobrecimiento de la sociedad es además el aumento de la pobreza de las mujeres”.

Al respecto, realizó un paralelismo con lo acontecido en la década del ‘90, relacionando el crecimiento de la pobreza con el aumento de la desocupación. En esa línea, explicó cuáles son los cambios que se producen en el mercado laboral en esas circunstancias. “Lo que se incorpora al mercado laboral son mujeres demandantes de trabajo, mujeres que en otro momento eran cónyuges de un trabajador que ha quedado desempleado”, dijo.

De esa forma:, “el hombre suma su cuota de desocupación, más la cuota de desocupación de la mujer que ahora sale a buscar trabajo. El escenario que se presenta ahora es nuevamente el mismo”, señaló.

Asimismo, destacó que “es falsa la dicotomía de que o vamos a combatir la pobreza o vamos a garantizar los derechos de las mujeres”, ya que desde esta mirada “combatir la pobreza es seguir garantizando las condiciones de vida de las mujeres, porque son sobre ellas que recae mayoritariamente el empobrecimiento”.

Además, remarcó que “el mercado de trabajo sigue siendo segregatorio, aún sigue siendo más difícil para las mujeres jóvenes conseguir un trabajo formal que para los varones”.

El acceso al trabajo sigue siendo unas de las principales áreas en las que existen diferenciaciones de género, principalmente en consideración de aquellos sectores extremadamente feminizados los cuales muchas veces cuentan con condiciones laborales y salariales muy dispares a los trabajos que mayoritariamente ocupan los hombres.

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