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El 4 de mayo subastarán el último inmueble de la empresa en la ciudad

Guilford: la deuda con los trabajadores alcanzaría el orden de los 1.500 millones de pesos

En mayo se realizará el remate de la última planta de Guilford, sin embargo, el monto base está muy por debajo de lo necesario para abonar la totalidad de las indemnizaciones pendientes.
jueves 18 de abril de 2024
Guilford: la deuda con los trabajadores alcanzaría el orden de los 1.500 millones de pesos

El 4 de mayo a las 12 horas, está prevista la subasta de la última planta de Guilford, que cerró sus puertas en septiembre de 2016, dejando a los trabajadores no sólo en la calle sino que tampoco se abonaron las correspondientes indemnizaciones, lo que hizo que se decidiera accionar judicialmente. Prácticamente ocho años después, recién se concreta el esperado remate, con una base de casi 400 millones de pesos.

Respecto a ello, el abogado Jorge Echelini expresó que “esa planta, que es la que está en Kilómetro 8, es la única que le quedaba a Guilford, que tenía dos plantas: una en Hipólito Yrigoyen que se vendió antes de que cerrara y la otra en Kilómetro 8 que se abandonó cuando Guilford cerró sus puertas” y añadió que “esa planta tiene un montón de embargos, de juicios laborales, muchos son míos, no todos, y en uno de los míos sale a subasta ahora con el precio exhibido en el diario, por unos 400 millones de pesos, que sería el precio base para pujar en la subasta, menos de ese precio no se puede ofrecer y gana el que ofrece más”.

Jorge Echelini: “Esa planta, que es la que está en Kilómetro 8, es la única que le quedaba a Guilford”.

Asimismo, indicó que “con eso se espera tratar de pagar parcialmente los juicios laborales que ya están terminados y que son un montón. Yo represento a 186 trabajadores, y debe haber unos 230 o 240 en total representados por otros estudios. No todos tienen embargo sobre la planta pero sí una gran mayoría, que son los que esperan a ver qué sale de todo esto y cuánta plata alcanza para pagar en parte los juicios”.

Además de ello, Echelini remarcó que “las indemnizaciones no fueron abonadas, pasaron 8 años de los despidos, si tuviera que actualizar el monto de los que son mis clientes, las deudas judiciales, estoy en un monto que la planta no alcanza a pagar” y agregó que “el monto actualizado de todos los créditos de los trabajadores debe andar en el orden de los 1.500 millones de pesos, no creo que esa planta se logre vender por ese monto, así que habrá que distribuir el producto de la venta en base a cada uno de los juicios”.

Sobre la continuidad de las acciones, Echelini destacó que “hay que seguir buscando cosas, pero lo que pasa es que ya no quedan, las plantas tenían máquinas que fueron vendidas en diversos juicios y tampoco alcanzó para pagar las indemnizaciones de los trabajadores en esos juicios, se pagó una parte, esa gente por lo menos obtuvo parte de la plata en estos tres últimos años y ahora quedaba la planta, después hay otros bienes de Guilford de menor valor y tenemos que ver qué hay en San Luis”.

En cuanto a este último tema, el abogado detalló que “en San Luis había una empresa que trabajaba en conexidad con Guilford, que era del mismo grupo, se llamaba Hilandex S.A., pero esta planta cerró cuando lo hizo Guilford, dejando también a sus trabajadores en la calle. Esa planta tiene muchos embargos de los trabajadores de San Luis, así que difícilmente ahí podamos adquirir algún tipo de derecho, pero bueno, habrá que intentarlo y después tenemos algunos bienes en Buenos Aires que nos está costando muchísimo, con muy poca colaboración de los Tribunales de Buenos Aires, lograr embargarlos y donde creemos que puede salir algún bien más. Lo más importante es esta planta”.

Una serie de desaciertos

En torno al tema, Echelini indicó que hubo varios desaciertos en la toma de decisiones por parte de la Justicia y también del Estado.

Así, recalcó que “nunca hubo denuncias, pese a la gran cantidad de amenazas de todos, incluso del gobierno, nunca se avanzó en denuncias penales, pero en definitiva, la denuncia puede ser el vaciamiento de la empresa y para eso hay que tener pruebas, que nosotros por lo menos no las teníamos. Lo que tuvimos fue el cierre de una empresa, una de las tantas porque también no nos vamos a sorprender, Guilford era la última empresa que quedaba en Comodoro, pero en el historial fueron cerrando una a una, muchas con despidos parecidos, se me viene a la cabeza Araucan donde terminó igual, con gente en la calle y vendiendo la planta para cobrar; lo mismo pasó con Cortilene y con cada una de las textiles, esta fue la última”.

Además, opinó que “lo que hubo en el medio fueron una serie de desaciertos muy grandes tanto de la Justicia en un primer momento, con una opinión que no comparto, y después de ciertas políticas del Estado que me parecen erróneas, que terminaron no asistiendo a nadie, no ayudando a nadie más que esos pequeños bonos de asistencia que se pagan mensualmente y no alcanzan ni para pagar la luz”.

Finalmente, dijo que “estamos así hoy, con una gran cantidad de trabajadores, por suerte muchos ya jubilados porque lograron alcanzarla, pero muchos sin nada con qué sostenerse”.

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