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Edmundo Rivero: el cantor que marcó un estilo

lunes 21 de junio de 2021
Edmundo Rivero:  el cantor que marcó un estilo
Dom rivero2
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Cantante, guitarrista, compositor de tango, difusor del lunfardo, que impuso un estilo con su particular registro de voz.



Edmundo Rivero nació en Valentín Alsina, al sur del Gran Buenos Aires, y creció en el barrio de Saavedra. Desde muy pequeño se sintió atraído por la guitarra y, a los 18 años, ya era un guitarrista muy conocido en la zona. Comenzó a frecuentar bodegones y bares hasta llegar a estudiar canto y guitarra clásica en el Conservatorio Nacional de Música. Mientras tanto, acompañaba a grandes cantantes, como la recordada Nelly Omar, Agustín Magaldi, Francisco Amor, entre otros. En dúo con su hermana Eva y con su hermano Anibal realizó pequeños conciertos para Radio Cultura y para el Alvear Palace Hotel, en los que interpretaban música española y temas clásicos.

El tango en su particular voz 

Su carrera como cantor de tango se inició con José de Caro. Luego integró las orquestas de Julio de Caro, Emilio Orlando y Humberto Canaro. Fue en las agrupaciones de Horacio Salgán y Aníbal Troilo donde impuso su registro de bajo y su estilo aporteñado.

La música de Salgán y sus orquestaciones eran revolucionarias para la época, a las que se sumaba la voz de bajo de Edmundo Rivero, algo inaudito en un tiempo donde todos los cantores de tango exhibían registro de tenor. El público terminó por elegir a Rivero, a pesar de la negativa de los empresarios. En 1947, Aníbal Troilo le propuso ingresar a su orquesta en reemplazo de Alberto Marino, donde permaneció hasta 1950 interpretando temas inolvidables como “Sur” y “El último organito”. Su voz se imponía manteniendo el tono bajo y profundizando su relación con el lunfardo y el tango pícaro.

En el año 1953 comienza su despegue: giras por el interior e importantes presentaciones en radio y televisión. En 1959 actúa en Madrid durante siete meses y, en 1965, integra una embajada artística que recorre Estados Unidos durante dos años y visita también todas las ciudades importantes de América Latina. En enero del mismo año viaja a Japón.

Su inolvidable interpretación de “Cafetín de Buenos Aires” se convirtió en un hito. El emblemático programa Polémica en el bar utilizó la grabación de Rivero como cortina y contribuyó a su difusión masiva.

La música de Salgán y sus orquestaciones eran revolucionarias para la época, a las que se sumaba la voz de bajo de Edmundo Rivero, algo inaudito en un tiempo donde todos los cantores de tango exhibían registro de tenor. El público terminó por elegir a Rivero, a pesar de la negativa de los empresarios.



Edmundo Rivero comenzó a interesarse por el lunfardo en su adolescencia, cuando su tío le enseñó las primeras palabras. Más tarde, en un aguantadero del barrio, aprendió el lunfardo más encriptado.

“No hay que confundir el “lunfardo” con el “reo”. El “reo” es el idioma del hombre de barrio, del orillero honrado, con el que nombra las cosas de su oficio, sus diversiones. El lunfardo es la jerga del lancero, del escruchante, del punguista, un idioma subyacente que se construye a base de metáforas, por traslaciones llenas de imaginación” (Edmundo Rivero). El 6 de mayo de 1978 fue nombrado académico de número de la Academia Porteña del Lunfardo, en la que ocupó el sillón de Carlos Gardel.



El tango, la obra que unió a Edmundo Rivero con Borges y Piazzolla

En el año 1965 se graba un disco llamado El Tango que cuenta con música de Piazzolla, letras de Borges, la voz de Edmundo Rivero que interpreta los poemas Jacinto Chiclana, El títere, A Don Nicanor Paredes y Alguien le dice al tango. El resultado final del LP no fue del total agrado de Borges, fastidiando a Piazzolla. A Borges no le gustó la interpretación de Rivero y los arreglos de Piazzolla porque estaban fuera del universo tanguistico imaginado por el escritor. Piazzolla comprendió la esencia de las letras de Borges pero a la hora de concertar la interpretación, puso en juego sus herramientas expresivas de nuevo tango.

En la voz de Rivero los textos de Borges se volvieron contemporáneos y el tango moderno de Piazzolla, tradicional. Con el paso del tiempo y su dificultad para conseguirlo, El Tango se convirtió en un disco de culto.

El 8 de mayo de 1969 inauguró su célebre tanguería “El Viejo Almacén”, de Independencia y Balcarce, en la que no quería servir comidas ni bebidas porque pensaba que “cuando la gente bebe o come no tiene el recogimiento necesario para escuchar a los intérpretes”.

En los años que siguieron hasta antes de su muerte, continuó con sus giras, se convirtió en miembro de la Academia del Lunfardo y condució un programa en Radio Nacional llamado “Hablando del lunfardo”, hasta que el 24 de diciembre de 1885 sufrió una miocardiopatía que lo dejó internado durante un mes. Falleció el 18 de enero de 1986.

Fuente: El Historiador/ Stratta, I y García Brunelli, O en”Borges y Piazzolla: un desencuentro por milonga”.

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