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Lorenzo: “Me preocupa que pensemos que es solo la Justicia el eje del mal, el problema”

lunes 21 de junio de 2021
Lorenzo: “Me preocupa que pensemos que es solo la Justicia el eje del mal, el problema”
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La jueza penal de Neuquén plantea que es necesario que todos los poderes estatales se reúnan y articulen acciones para enfrentar a la violencia de género como fenómeno estructural.

Las víctimas de violencia de género en muchas ocasiones deben atravesar largos procesos judiciales para obtener justicia o simplemente una medida de protección efectiva contra sus agresores, pero muchas no llegan a culminar estas instancias o no reciben respuestas satisfactorias.

En este contexto, Crónica dialogó con la jueza penal de Neuquén Leticia Lorenzo, quien dio su punto de vista sobre la situación, comentó sobre un trabajo de investigación que dirige sobre la temática y planteó que hay procedimientos que deben modificarse para atender a víctimas de violencia, tanto dentro del poder judicial como en otros organismos estatales.

Asimismo considera que falta capacitación en perspectiva de género y que parte de la salida es trabajar en conjunto entre los organismos de los tres poderes que deban dar respuesta a las víctimas.

“Es una buena noticia que esté tan en tela de juicio lo que hacemos todos los actores y actrices estatales que tenemos intervención en estos casos, tenemos que hacernos cargo que tenemos vacíos enorme en las respuesta que damos, y el gran desafío que tenemos es pensar con la comunidad” expresó.

Acceso a la justicia


Lorenzo es directora de un proyecto de investigación sobre el acceso a la justicia de mujeres en situaciones de violencia, que se desarrolla simultáneamente en Chubut, La Pampa y Jujuy por medio de entrevistas a distintas personas de cada provincia.

Al respecto explica que “La finalidad del proyecto es tratar de identificar todas las barreras tanto visibles como invisibles que tienen las mujeres y las disidencias sexuales a la hora de acceder a la Justicia, y la orientación no está tanto dada por cómo trabaja la justicia en términos de les intervinientes formales, sino en qué perciben las mujeres cuando concurren a la justicia”. En este sentido señala que “encontramos permanentemente situaciones que son bastante desgarradoras sobre la falta de respuestas, las demoras, el trámite”.

Por la pandemia se han demorado los trabajos de investigación, cuando los informes estén finalizados la jueza detalla que el Ejecutivo debe aprobarlos y asimismo se publicará para que sea accesible a toda la comunidad, la idea es que sea información pública y sirva de insumo tanto a nivel nacional como a nivel específico de las provincias que fueron parte del proyecto y que sirva para pensar en políticas públicas que den respuesta a la problemática.

Esperan poder realizar las presentaciones del informe en las tres provincias donde se realizó el trabajo de campo.

Reforma judicial


“Creo que hacen falta reformas en el sistema judicial en términos de darles mayor atención, respuestas más rápidas, seguimientos más rigurosos, contenciones más reales, de eso no tengo dudas: tenemos que cambiar la forma de los procedimientos” sostiene Lorenzo.

Pero además plantea que no cree que es posible “una reforma judicial feminista” y expresa que hay “una esperanza, un tanto exagerada, que este sistema judicial que tenemos se pueda convertir en una cosa distinta”.

En este punto menciona que “no tengo la respuesta, eso es lo frustrante, pero tengo ciertas intuiciones de que con el funcionamiento que tenemos es muy difícil pensar en respuestas distintas” ya que señala varias características que tiene el Poder Judicial que generan que indefectiblemente se arraiguen muchas prácticas que no se cuestionan ni se modifican con el pasar de los años.

También asevera que es otro problema la falta de capacitación en temas de género: “El sistema judicial está integrado mayoritariamente por abogados, que aun en el mejor escenario (que es el que plantea Alberto Binder) de la abogacía como una profesión que gestiona la conflictividad, la realidad es que yo siento que nos faltan muchísimas herramientas”.

“Damos respuestas tardías, insuficientes”

La jueza explica que con los largos procesos judiciales “lo único que le terminamos generando a las víctimas es la expectativa de una condena, y cuando le hicimos transitar tantas violencias además de la violencia de origen, cuando llega la condena eso no es suficiente”. Siendo una de las razones por las que muchas personas terminan decepcionadas con la sentencia o directamente no continúan los procesos judiciales.

Pero además menciona: “Tampoco estoy diciendo que tenemos que agravar las penas, la ecuación no está dando resultado porque damos respuestas tardías, insuficientes, de baja calidad, que no dejan conforme a nadie y lo que me resulta más gravoso es que tampoco generan expectativa que una vez que se cumpla la sanción que se impone, la situación va a ser mejor”.

Cambios en el sistema


Sobre los cambios que deben realizarse para atender a mujeres violentadas, no solo en el sistema judicial sino en todos los procedimientos estatales, la jueza opina que “hace falta que nos pongamos a pensar en otro tipo de dinámicas, porque por supuesto que conozco desde adentro todos los problemas que generamos en las mujeres y en las poblaciones vulnerables en general para acceder a la justicia, pero también me preocupa un poco que achiquemos la mirada y pensemos que es solo la justicia el eje del mal, el problema”.

En esta línea señala que “lo que encontramos en esta investigación y muchas veces en los procesos en los que toca intervenir, es que hay una serie de actividad anterior que se podría haber realizado para que las mujeres no terminen en situaciones de violencias que llegan al extremo de la muerte muchas veces”.

De esta manera, se refiere a los trámites que las víctimas deben seguir durante años, por lo que propone que “hace falta que todos los poderes estatales se sienten en una mesa a ver qué les corresponde a cada quien y cómo articulamos realmente para enfrentar a la violencia como fenómeno estructural”.


Trabajar con las víctimas y agresores


Una de las posibles soluciones que propone Lorenzo es cambiar los paradigmas de atención tanto para víctima como agresores: “Tenemos que pensar modelos distintos, de cuidados, que pongan preocupación real sobre las personas que padecen violencia y también sobre las personas que ejercen violencia en términos de distinguir cuando tenemos situaciones irrecuperables”.

En este punto detalla que “para las situaciones de una violencia extrema, alguien que cometió un femicidio, no se me ocurre una herramienta distinta a la que tenemos hoy en día que es la pena de prisión”, pero para otro tipo de casos señala que “podemos tener intervenciones más inteligentes”.

Asimismo la jueza expresa: “Hasta dónde una mujer, que te está diciendo que necesita una protección inmediata porque está en riesgo, tiene que judicializarse. Hasta donde es necesaria una intervención judicial en términos de generación de un expediente, hasta donde las medidas de protección no deberían funcionar de una forma mucho más rápida con lo que realmente necesitan las mujeres que concurren a pedir protección”.

En cambio afirma que “reducir todo a este nudo en el que metemos a las mujeres para cansarlas, que lleguen agotadas -al juicio- y que sientan que todos les fallamos, no está dando resultado”.

¿Cómo generamos herramientas para una vida libre de violencias?


La pregunta que plantea la jueza Leticia Lorenzo refiere a combatir la violencia estructural que se presenta en todos los ámbitos de la sociedad y que no se soluciona en base a condenas a las personas agresivas, sino que conlleva un cambio más profundo.

En este sentido, Lorenzo señala que cuando se otorga una sanción a una persona violenta “muchas mujeres tienen esta sensación y el temor fundado de que la persona va a cumplir la sanción que se le imponga y va a salir a buscarlas”.

Al respecto reclama que “en el ámbito del Ejecutivo, que es el ámbito del cumplimiento de las penas, nada ha cambiado en términos de mirar el mundo de las personas que son condenadas” y en esta línea agrega que “me frustra mucho esta idea que parece instalada que si corremos a las personas violentas del escenario social damos respuestas, cuando en realidad, si estamos diciendo que la violencia es un fenómeno estructural, arraigado y asentado en una cultura patriarcal, tenemos que tener cuidado de querer correr a las personas violentas porque por ahí terminamos todos corridos del mapa”.

Asimismo la jueza penal se pregunta: “¿Cómo generamos herramientas para una vida libre de violencias? Creo que más allá de todas las reformas que hacen falta en el sistema judicial, si no nos hacemos cargo de esa pregunta de fondo difícilmente vamos a construir una sociedad distinta” ya que considera que “terminamos llevando todo al conflicto uno-uno: una mujer sufre violencia y hay un violento, y ese violento aparece como la anomalía social y eso nos corre de la discusión estructural”.

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