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Duarte/Quiroz, Dúo en ritmo

domingo 13 de junio de 2021
Duarte/Quiroz, Dúo en ritmo
DOM-duo1
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“EP Vol.1” se rotula el trabajo que editó el Dúo Enzo Duarte/Hugo Quiroz. El primer integrante, hijo del recordado actor Carlos Duarte, echa luz sobre un disco, en el que reina la experimentación.



La música, y la ejecución musical, se transforman en una disciplina de alto rendimiento, tanto como un deporte olímpico, la cual exige día a día, una constante dedicación y preparación. A muchísimas personas, les ha significado disfrutar -gran parte de su vida- de los beneficios que trae consigo aprender un instrumento, lo que les ha permitido transitar la vida desde un ángulo más complejo, con más matices y colores, donde se aprenden y potencian habilidades que son muy importantes, para enfrentar la vida, como lo es: el trabajo en equipo, la responsabilidad y el saber escuchar.

Ha sido en su totalidad, una experiencia de vida muy reveladora y transformadora, un gran desafío personal, el cual le permite desarrollar la percepción de sonidos y emociones, que antes de la música estaban escondidas, aprendiendo una nueva forma de expresión y formando una disciplina, no sólo en el estudio del instrumento, sino que en todos los ámbitos de la vida. Y una de las cosas más importantes que brinda, el arte de combinar sonidos, es la oportunidad de conocer y formar lazos con excelentes personas.

Si hablamos de duetos de sello indeleble, sin lugar a dudas, en nuestra ciudad, tenemos dos músicos que se están abriendo paso, entre el mar de músicos e instrumentos que domina nuestra ciudad, al país, hasta con la proliferación de orquestas por todos lados. Enzo Duarte y Hugo Quiroz han editado un trabajo instrumental, al que rotularon muy simplemente: improvisación, se calzan la batuta y viajan rítmicamente, por donde los transportan sus ambiciones e intenciones. En la ocasión, dan a conocer el flamante trabajo de estudio “Enzo Duarte y Hugo Quiroz Dúo EP Vol. I”, con el que dejan bien en claro lo narrado en la introducción, que ambos son muy curiosos, personalidad que les juega a favor, a la hora de experimentar y gozar con facetas de este arte, que van encontrando, en el camino creativo.

“Empiezo agradeciendo a DOM por este espacio, por la forma en que contribuye a promocionar creadores, dando voz a los artistas y hacedores de la cultura comodorense. Para mí, será siempre un placer y alegría enormes compartir mi visión, y las experiencias que voy recolectando en este camino” comienza contando desde Córdoba, donde reside y continúa sus estudios musicales, quien fue alumbrado por un excelente actor comodorense, el recordado Carlos Duarte, que brillara en la Escuela Municipal, y la Licenciada en Trabajo Social, Nancy Violeta Scatena.

“La decisión de ser músicos profesionales, implica misiones, que nos embarcan en terrenos complicados desde el principio. Volviendo, se atraviesan momentos difíciles, en los que las oportunidades de desarrollarse, desenvolverse como artistas, es una tarea quijotesca por demás, la cual termina no dándose para la mayoría, teniendo que apelar a otras formas de subsistir”.


En primer lugar, un recuerdo profundo a quien te trajo a este mar de quilombos, realizaciones y frustraciones, que es el planeta. Como padre, artista, gran actor que fue Carlos Duarte, seguramente, la nota cruzará a muchos que lo conocieron hasta de remisero. Una gran persona.



Quiero honrar la memoria de Carlos, mi viejo, un tipo que extraño, con lo más profundo de mi ser. Siento que, la finitud humana, lo hizo de algún modo omnipresente. Así lo siento, en cada suceso, en cada paso y en cada logro: en mi caso como músico y persona.

El álbum, que recientemente editamos con el dúo Duarte/Quiroz, el que conformamos con mi gran amigo Hugo (en batería), lo considero un cierre, la clausura del duelo que estoy haciendo, por la partida de mi padre. También, con el momento que estoy transitando como músico, donde ejecuto, de pronto, tantos “clicks”, y caen tantas “fichas”, tantas reflexiones sobre el estado de las cosas.

Me encontré, con el paso de los años (él fallece en 2014), y con que nunca había hecho un duelo en términos artísticos. Teniendo en cuenta, el asidero en el que mi papá se desarrolló, el mundo del teatro y fue en el ámbito más feliz, que disfrutó mucho. Me hallé sin poder contemplar su final, de ese modo, por lo que continué mi camino y, finalmente, hace poco puse la intención en un hecho musical que lo incluye, al que lo invito a formar parte desde mi visión poética,

Se trata de una suerte de evocación a su gesticulación, a su rostro. Son momentos que se verían reflejados a posteriori, tanto al comienzo como al final de este Volumen 2, publicado el pasado octubre. Esa, es mi forma de recordarlo, de entender que quienes no existen más en el plano físico, se quedan en alguna parte. Como la música es un fenómeno del tiempo, poder evocarlo de esta forma, me significa también un proceso, que no será igual en algunos años. Y así.

“La dinámica del dúo es la improvisación espontánea. Intentamos ser lo más genuinos que podemos, en cada situación musical. Esto es, debe primar el sentir, por sobre una estructura o plan diseñado de antemano”. 



La dinámica del dúo es la improvisación espontánea. Intentamos ser lo más genuinos que podemos, en cada situación musical. Esto es, debe primar el sentir, por sobre una estructura o plan diseñado de antemano. Asimismo, entendiendo que somos ‘lo que escuchamos’ y que la música que de nosotros salga siempre va a estar empapada, atravesada, por lo que venimos escuchando o estudiando, en ese momento.

Somos amigos desde hace muchos años. Nos conocemos, sabemos cómo provocar al otro, qué hacer para generar y estimular al otro. Puede ser complejo explicarlo, en un lenguaje quizás muy técnico, pero se simplifica dando cuenta de lo amigos que somos, de lo conectados que estamos a la hora de tocar y proponernos ideas a desarrollar mutuamente. Tal es así, que nos encontramos -en el caso de Volumen 2- grabando una sola toma de 42 minutos, de corrido, sin pausas, nada más que para organizar otro momento musical, con una energía distinta, pero sin detenernos, sin volver a tocar el famoso botón rojo, el cual se tocó una primera vez, y una última, recién pasados estos 42 minutos.

Para lograrlo, nos juntamos bastante a ensayar y ejercitar, esta manera de hacer música. Durante los últimos años (intermitentemente, aprovechando las posibilidades que tuvimos de estar cerca, porque actualmente resido en Córdoba, por mis estudios) para “pulir” y constituir nuestro lenguaje, buscar un concepto que nos represente como músicos, como dúo, como personas, e intentar ir hasta las últimas consecuencias, con esa forma de sentir los sonidos y comunicar nuestro imaginario.

 

¿A la hora de observar?

Específicamente, lo que me preguntas sobre la contemplación, creo que no es más que la mímesis de todas nuestras vivencias, de todos nuestros descubrimientos en el campo de la expresión. Siendo quizás más específicos: desde aprender los primeros acordes juntos, a la emoción de adquirir mejores instrumentos, a las discusiones más largas sobre lo que creemos es la contemporaneidad, la entrega, decir algo, hasta las variables más retorcidas a la hora de pensar en un ritmo, un timbre o un gesto. Con Hugo compartí y comparto, cada fibra de lo que significa ser músico y persona, ambos creemos que contamos con esa condición, respecto de vincular lo que ya es síntesis de nuestra música: cómo suena y qué está diciendo.

 

Vértigo, si tuvieras que colocarlo como banda sonora, y te pidiéramos que nos cuentes ¿qué temas de la realidad del lugar te producen esa sensación? Si dibujáramos el presente cercano, pandemia mediante, ¿quién permanecerá?, ¿qué proyectas para el corto, mediano y largo plazo?

Creo en este punto, en el que voy a ser lo más político posible, reflexionando que el arte en Argentina, y más específicamente en esta región -en ámbitos independientes y autogestivos- atraviesa momentos difíciles. Hablo desde mi inserción al campo laboral, que consta de unos pocos años -ya que escucho muchos argumentos de gente que está hace mucho más tiempo en esto- pero que fue así desde siempre, con sus altibajos, pero siempre difícil a la hora de desarrollarse.

Tampoco creo que sea más fácil en otra parte. La decisión de ser músicos profesionales, implica misiones, que nos embarcan en terrenos complicados desde el principio. Volviendo, se atraviesan momentos difíciles, en los que las oportunidades de desarrollarse, desenvolverse como artistas, es una tarea quijotesca por demás, la cual termina no dándose para la mayoría, teniendo que apelar a otras formas de subsistir.

El vértigo se da como una forma de describir sensaciones, que en un punto esbozan el momento musical específico pero que, en otro punto, no dejan de retratar un panorama, una realidad, con la que nunca estuvimos ni estaremos conformes.

Añado a esta idea, justamente, que por ello debemos resistir y ‘combatir’ con toda la potencia, elaborando una visión, un imaginario, y siempre organizados, desarrollando un criterio, un método, muchos planes.

Sobre la permanencia, el contexto y su devenir, puedo decir -sin temor a errar- que la situación que atravesamos, llega para editarnos y redefinirnos en todas nuestras concepciones (creaciones musicales), desde los puntos más prácticos y ‘evolutivos’, hasta los más nefastos, livianos, efímeros, siendo estos, en el mejor de los casos, una alarma anti-imbecilidad. ¿No?.

Está en nosotros, tomar todos los elementos que nos presenta la situación pandémica, para construir, generar y producir información, conocimiento, seguir ‘deconstruyéndonos’.

Por último, y siendo más terrenal, veo un futuro lleno de música, de ideas, que se llevan a cabo en todos sus plazos. Desde la preproducción, de nuestro tercer álbum con el Dúo, que está empezando ahora, hasta ampliar las fronteras a otros lugares, en los que podamos mostrar lo que hacemos. Y, también, poder compartir con músicos de otras latitudes, continuar en la vorágine del enriquecimiento compartido y el aprendizaje, con fuerte convicción.



¿Qué nos contarías, siendo espectador, de la escena del lugar por donde residís actualmente?, ¿qué están llevando a cabo para enfrentar la parálisis que impone la realidad sanitaria?

Actualmente, resido en Córdoba que, por cierto, está bastante azotada por el Covid. Si bien, es una ciudad grande, con infraestructura, de más está decir que, la pandemia, sobrepasa en toda su capacidad de prevención.

Uso estos momentos, tanto para componer, producir e investigar, las formas de comunicar mi perspectiva, en términos artísticos, como para finalizar la carrera que allí estudio, la Licenciatura en Composición Musical, en la Universidad Nacional de Córdoba.

La situación de parálisis, como bien describís, es desalentadora por momentos, ya que, los circuitos de desarrollo de las actividades artísticas, se achicaron notablemente. Pero no deja de ser una oportunidad, para buscar alternativas desde la virtualidad, en las que estén en juego: la producción, creación, composición, capacitación, dictado de clases, uso de las plataformas de streaming, etc. Las alternativas que surgen son muchas, gracias a las telecomunicaciones, para estar cerca, no dejar de tocar, ni de producir. Ahora bien, la virtualidad supone un filtro que no estaba en el escenario, ni en la escena general de la música. Estaba, o existía, muy poco explorado.

Hablando del circuito ‘Under o Emergente’, las posibilidades de sustentarse tocando, realizando ‘streamings y demás’, siguen siendo muy complicadas, si no se tiene acceso a una gran cantidad de público. De todos modos, no dejo de creer y apoyar la idea sobre que -trabajando intensamente- compartiendo con los pares, manteniéndonos al tanto de los cambios y nuevas corrientes, desarrollando criterios para la producción y la publicación. música(s), de siempre habrá.

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