Por la demora en el pago de salarios un jubilado vende tortas fritas en la puerta de su casa

Tiene 80 años y junto a su esposa, también una adulta mayor, cocinan tortas fritas y calzones rotos que ponen a la venta en el exterior de su hogar para subsistir. La demora en el pago de salarios a jubilados de la provincia y la inflación hicieron que tomaran esta decisión.
La demora en el pago de salarios a activos y pasivos de la administración pública provincial persiste y el sector de jubilados justamente es uno de los que hace meses viene sufriendo estos retrasos que generan grandes perjuicios más aún en medio de la pandemia.

En este sentido el que puede y su salud lo permite busca alternativas para poder subsistir dado que a esta situación se suma la creciente inflación que aumenta el valor de los productos esenciales.

En este marco, Roberto Antonio Schlussel, un jubilado de 80 años de edad, ya en el mes de marzo del año pasado al ver que el ingreso no era suficiente en su hogar junto a su esposa decidió comenzar a vender tortas fritas y calzones rotos en su casa de Alem al 1200 para poder sostener la economía familiar en medio de la crisis.

“La cosa está fea, por eso todos los días desde las 9:30 más o menos hasta las 16 o 17 horas salgo a vender en la puerta de mi casa” explicó en diálogo con Crónica y sostuvo que “desde marzo del año pasado estamos acá afuera con el invierno, lluvia, aguantando todos los climas”.

Consultado sobre la venta comentó “por suerte se vende, tenemos clientela pero hay días que hay que tener paciencia, otros me tocan el timbre para comprar. Mi señora produce y yo vendo. Se levanta entre las 6 y 7 de la mañana para amasar y algunos días incluso tiene que hacer dos veces por la cantidad de gente que se acerca como ayer (por el martes) con la lluvia”.

Respecto a su situación particular, Roberto relató “yo soy jubilado de la provincia, llegamos a estar tres meses sin cobrar y los gastos hay que pagarlos, alquiler, luz, gas, no me quedó otra que hacer algo, ya cumplí 80 pero estoy firme”.

Pese a la pandemia y los riesgos que corren las personas mayores de edad, Roberto no tiene más alternativa que dar continuidad a esa labor porque no cuentan con otra alternativa “en este momento doy gracias al pueblo de Comodoro Rivadavia que me dio y está dando una mano muy grande.

La situación está muy fea; vas al cajero, sacás 10 mil pesos, pagás acá y allá y no alcanza para nada, todo cuesta mucha plata. Vas al supermercado comprás dos cosas y salen 1.000 pesos, el aceite más de 200, grasa 227, la harina aumentó un montón, pagábamos 900 cuando empezamos y ahora vale 1600, la levadura vale mucho también, todo es gasto” expresó.

Finalmente, el hombre que diariamente se ubica en el exterior de su domicilio en Alem 933 manifestó “por la edad no queda otra alternativa más que vender, mi señora es bastante madura igual pero seguimos, gracias a dios la gente nos compra y vamos a salir adelante”.