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Los 100 de doña Lola

miércoles 23 de diciembre de 2020
Los 100 de doña Lola

Nació el 23 de diciembre de 1920 en Tinogasta, Catamarca. Ahora festeja los 100 años que no será como imaginaron sus hijas, con participación de vecinos y amigos, pero van a celebrar la vida, los 100 años de Lola y el nuevo año de su hija Amanda que cumple el mismo día.

Lola tenía 28 años cuando vino a vivir a Comodoro Rivadavia, mejor dicho a Manantiales Behr donde trabajaba Cecilio Facundo Cordero, su marido, un salteño que le conquistó el corazón.

Su historia


Creció con su madre y sus 4 hermanos en el barrio Los Palacios de Tinogasta, Catamarca. Recuerda cuan trabajadora y emprendedora era su madre. La niñez en esa época no era fácil. Apenas creció ya tenía que ayudar en las tareas de la casa, del campo, de la venta para el sustento familiar. La escuela? Era más importante el trabajo y el cuidado de sus hermanos menores, por eso llegó hasta 2º o 3º.

A los 18 años se trasladó a Salta, donde vivía su hermano mayor Clemente, que trabajaba en Vespucio, el campamento que YPF estaba iniciando. Fue cocinera, daba pensión a la gente, lavaba ropa en una batea y con eso se mantenía.

A la pensión llegaba de vez en cuando un muchacho callado y más bien tímido, Cecilio Facundo Cordero, también petrolero en Vespucio. YPF, lo trasladó al yacimiento de Comodoro Rivadavia y luego de dos años, vuelve de vacaciones y la pide en matrimonio a su hermano mayor.

A Comodoro Rivadavia


Lola tenía 28 años y Facundo 34 cuando se casaron. Corría abril de 1948. Vinieron en tren hasta Buenos Aires. Allí se alojaron en el hotel Torino. “Fue lindo porque el personal me atendía, cosa que nunca pensé, ya que yo trabajaba en atender a la gente. El hotel tenía ascensor, una novedad que nunca imaginé”, recuerda. Continuaron a La Plata y ahí en Berisso, subieron a un pequeño bote y luego de maniobras en escaleras sin barandas para subir al barco de YPF, salieron rumbo a Comodoro junto a muchos pasajeros.

Al llegar se alojaron en el Hotel Diana, hasta que a Facundo le dieron una casa familiar y se establecieron en Manantiales Behr. Recuerda que “no fue fácil, aunque yo quería salir de Salta porque no tenía porvenir, aquí me costó el desarraigo, extrañaba a mis hermanos, de golpe quería volver pero tuve la suerte de que Facundo no me hizo caso; al principio la vida fue muy austera y solitaria. En el campamento había bailes familiares donde íbamos”.
La vida fue cada vez mejor desde que vino a la Patagonia. A la llegada de Esteer nacida en Salta, se sumaron Amanda y Elsa. Aquí las dos hijas mayores se dedicaron a la docencia. Hoy ya están jubiladas. Y Elsa la menor, es kinesióloga.

En 1962 YPF traslada a la familia al campamento central, más precisamente al barrio San Martín Este donde vive desde entonces. Facundo falleció en noviembre de 2006. Luego de compartir 58 años una vida juntos.

Dolores, siempre dedicada a la casa, a sus hijas y manteniendo estrecho vínculo con la familia que vino de Catamarca. Hasta el año pasado hilaba durante el día solo para despuntar el vicio y se visitaba con su prima Adelina. La pandemia no le impide seguir compartiendo ya que todos los días hablan por teléfono.

Dolores celebra los 100 años con buena salud, uno que otro caprichoso recuerdo se escapa de la memoria, tiene una sana rutina que incluye desayunos y almuerzos compartidos, horario de televisión, comunicación diaria con su prima y aprovecha buenos momentos en el jardín de su casa. Tiene 4 nietos varones y 3 bisnietos, dos nenas y un varón.
¡Feliz Cumpleaños Dolores! Y gracias por tu presencia en esta tierra que sabe de tu esfuerzo.

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