Edulio Barría - Homenaje
Entusiasmo. Esa es la palabra, el concepto-idea, que mejor definía a Edulio Barría. Entusiasmo por vivir, eso es lo que tenía y por eso sobrevivió a la guerra de Malvinas y al destrato posterior, como muchos otros veteranos de guerra. El hombre tenía alegría por la vida, una esposa maravillosa con quien construyó una hermosa familia que lo abrigó, una familia que siempre estuvo a su lado, como sus colegas de trinchera y los compañeros de fútbol -pasión y refugio-.
Por muchos años, cuando yo trabajaba en el diario Crónica, tuve la responsabilidad de hacer el suplemento del 2 de abril, un desafío anual para contar algo no contado y, una vez, estuvo él para contarme la suya, breve pero profunda historia que fue ejemplo para quienes lo conocieron y para mí también. Inspiradora historia la de Edulio. Lo recuerdo con la mirada serena, la sonrisa siempre presente y en sus manos algo inquietas el cuaderno Gloria de tapas naranja. Su diario de guerra.
Estaba haciendo la colimba en el RIM 25, de Sarmiento, de ahí partió con sus compañeros y fueron los primeros en llegar. Tenía 18 años. Estuvo inquieto, obedeciendo órdenes, explorando, preparándose como todos sus compañeros. Casi un mes les tomó a los ingleses llegar, el 1 de mayo empezó el bombardeo y la guerra en sí misma. Edulio escribía. Todos los días escribía en papelitos que tenía a mano y los iba metiendo en los bolsillos; escribía qué habían comido, el bombardeo nocturno, el silencio, el frío, el agua en los pozos de trinchera. Le gustaba esperar al soldado que repartía cartas, esperaba los de su madre, de escolares de todo el país que les llegaban de a montones. Una idea fija tenía Edulio: “de aquí voy a salir vivo”. Todos los días y en todo momento, con o sin miedo, repetía esa frase. Una mañana amaneció con el pie congelado -pie de trinchera- y lo llevaron a enfermería. Estoy convencida que no fue coincidencia la partida, al día siguiente, del avión Hércules que trasladaba heridos a Comodoro Rivadavia.
Edulio llegó al Hospital Regional con su pie casi congelado, la ropa de guerra llena de barro, lúcido y con la mirada limpia, urgente por ver a su familia. Lo recibieron manos generosas, brazos abiertos. “Qué necesitás?”, le preguntaron. “Un cuaderno y una lapicera… eso quiero”. Y recibió el cuaderno de tapas naranja marca Gloria, qué justo! Gloria más allá del resultado que llegó semanas después.
En el hospital ordenó por fechas los papelitos que salieron de todos los bolsillos de su embarrado uniforme, los transcribió en el cuaderno, un diario de guerra que compartió con quienes querían escuchar su historia, con los chicos de los colegios donde fue a dar charlas. Así como las cartas de su familia y las escritas por chicos y chicas de Comodoro y otros lugares del país.
Edulio Barría falleció el sábado 5 del corriente, a los 57 años, jugando al fútbol, su pasión más grande. Muy joven, siempre fue muy joven sin importar la edad que tenía. Gracias Edulio por ese entusiasmo inspirador para quienes te conocimos.
Elvira Córdoba.
