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Día del Fotógrafo: Majo Juncos, disidente

lunes 21 de septiembre de 2020
Día del Fotógrafo: Majo Juncos, disidente
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Las fotos de Majo están en la página de Vogue Italia, al lado de los mejores fotógrafos del mundo. Desde Comodoro, lleva nuestros paisajes al mundo. A su vez, presenta su proyecto “Cuerpas Disidentes” junto a Anyelén Funes con el objetivo de patear los cánones hegemónicos de belleza. Majo es eso. Es under y editorial, es fuerza y sutileza, es luz y sombra.



(Por Flor Nieto) “Mis fotos van mutando porque yo voy mutando. La fotografía también es jugar, es explorar, divertirse, si no pierde la gracia” dice. Majo se define como aficionada del arte en todas sus manifestaciones y profesional de la fotografía. Tiene más de 20 publicaciones en la página de Vogue Italia y un proyecto que busca retratar la belleza en el más amplio de sus significados: el verdadero, el que le escapa a los cánones hegemónicos y florece en cada poro. Junto a Anyelén Funes emprendió “Cuerpas disidentes”, una serie que comprende más de 300 retratos y finalizará con el suyo.

 

-“La fotografía es el arte de plasmar en imágenes los sentimientos, los pensamientos y la inmensidad de todo lo que me rodea” manifiesta tu bio ¿Fue siempre así?


-Sí, fue siempre así. Es largo el camino que hice. Estaba estudiando en el ISER, en La Plata, y siempre me dediqué a escribir. Tuve como una crisis existencial a los 20, que todos la tenemos -risas-. Ya las palabras no me sonaban, no me encontraba, veía que la carrera no iba para donde yo quería. La radio no era lo mío, yo quería hacer poesía, literatura, música. Estaba todo bastante politizado, si bien yo tengo mi pensamiento político y todo, no estaba preparada en ese momento. Cuando me volví a los 22 empecé a laburar, fui ahorrando, me compré los equipos, empecé a perfeccionarme. Hice primero un curso básico acá con Teo Nürnberg acá, divino, me encantó. Ahí arrancó mi viaje de ida donde las imágenes pudieron ser esto, plasmar lo que me pasaba, las historias que quería contar cuando las palabras me dejaron de resonar. Hoy puedo volver a las palabras pero pasaron muchos años para que pudiera volver a escribir. La fotografía, lo visual, logró expresar todo lo que quería decir. Siempre me gustó mucho el cine, la música, hice piano. Crecer en Comodoro fue querer huirle todo el tiempo, ya no me pasa lo mismo. Uno en la adolescencia uno siempre busca otras cosas y acceso a mucha información que acá costaba mucho llegar en ese momento. Tengo 31 años, por ahí querías un libro o un disco y no se conseguía. Era difícil. Después, de golpe tenía acceso a todo y fue como una explosión, fue hermoso y conseguía libros usados baratos, iba a ferias, me hizo aprender todo el tiempo. Me encanta aprender de todo, lo necesito un montón.

 

-Uno quiere encontrar otras cosas también...


-Y encontrarse a uno mismo. Antes acá teníamos una sociedad más cerrada y allá empezabas a ver otras cosas, una liberación total sin tanto prejuicio. Hoy en día cambió pero fue un proceso largo y falta un montón en cuanto a género, a las disidencias. Hoy se habla mucho más pero en nuestra época, de adolescentes no era algo tan común. Fue muy lindo para mí poder irme y ver la realidad, una sociedad menos prejuiciosa.



 

-Tus fotos son cinemáticas, siguen una trama ¿Qué historias te gusta contar?


-Algunas son muy autorreferenciales, vienen muy de familia. Me gusta mucho contar historias de mujeres y está muy aferrado a sentimientos que tenemos todos: la angustia, la ausencia, la soledad, la incertidumbre, la eterna pregunta: “¿Quién soy? ¿Por qué existo?”. La insoportable levedad del ser -risas-. Es literal, siempre es muy existencialista lo que trato de reflejar. A veces con sentimientos puros, a veces no tanto pero me gusta contar historias que veo o imaginar escenarios también.

 

-Junto con Anyelén Funes llevás adelante el proyecto “Cuerpas Disidentes” ¿De qué se -trata?


Escribí un pequeño borrador, se lo comparto a Aye, que escribe súper hermoso y lee un montón. Hicimos este texto en conjunto. “Cuerpas Disidentes” nace cuando, de golpe, me encontré con que había engordado 25 kilos después de mi embarazo y no los bajé, me los quedé. Entonces fue empezarme a sentir dentro de las disidencias porque no entraba en el molde. He compartido con muchas personas trans, desde su propio dolor y lo difícil que es. Tengo amigues que también tienen discapacidades y es un garrón porque no hay tanta inclusión en la sociedad. Nace como esto. Si bien mi idea es retratar 300 personas disidentes, el último sería mi autorretrato. Estoy elaborando el tema de las fotos porque no me puedo ver todavía, en algún momento lo tendría que hacer. El último cerraría conmigo.

Todavía no junté a las 300 personas pero la idea es mostrar que todes somos disidentes, que en realidad es muy difícil que uno encaje con las modelos de alta costura, que son chicas que están súper exigidas, súper violentadas también. Europa tiene un modelo de belleza, acá tenemos otro, en Estados Unidos las Kardashian, están todas modificadas. Para poder llegar a eso tenés que pasar por un montón de cosas que respeto, el que lo quiera hacer me parece perfecto. Si bien la gente trans modifica su cuerpo lo hace desde otro concepto, porque nacieron en el cuerpo equivocado. Es esto, poder darnos un abrazo entre todes, porque todes sufrimos eso. Inclusive las chicas que sí encajan, el otro día veía que la re bardeaban a Oriana Sabatini. Pobrecita, contaba su historia, sus trastornos alimenticios, también súper violentada por la sociedad. No deja de ser un testimonio súper válido. Es muy bueno que esté pasando esto y es algo que me súper motivó porque es todo tan violento, todos tan policías de los cuerpos, de las caras ¿Por qué? El cuerpo es un auto, no es lo que importa, no es lo que hace a la persona. Detrás de todas esas personas que sufren discriminación o que los apartan, los violentan, les hacen bullying existen seres humanos frágiles con experiencias duras, con su propia historia atrás. Darle visibilidad y que se empiece a normalizar de una vez desde el respeto, desde el amor y sobre todo desde el respeto. De última, si no te gusta no lo mires.



 

-Y desde la fotografía editorial también...


-Hay muchas mujeres que nos estamos rebelando contra esto. Hay un montón de fotógrafas, realizadoras que están trabajando para darle visibilidad, porque no creo que nadie haya zafado de algún problema alimenticio porque la sociedad todo el tiempo te está mostrando, sobre todo con las mujeres. Te van moldeando desde que sos chica, entonces está bueno mostrar la belleza desde otras perspectivas. Para mí todas las personas son hermosas siempre y cuando tengan algo hermoso, he conocido gente que está dentro del estereotipo y son horribles porque son espantosas por dentro. La belleza es más profunda. Mostrar gente real, gente muy linda, les que tuve el placer de retratar de verdad son hermosas personas. Estoy súper agradecida y espero que se siga sumando gente.

 

-Cambiaron los tiempos, las ideas, los conceptos. Todo se deconstruye y se vuelve a armar ¿En qué sentís que cambió tu mirada?


-Viví muchas experiencias, creo que tengo muchas vidas en un corto tiempo pero la maternidad me hizo darme cuenta de que necesitaba empezar a mostrar otras cosas, empezar a ser parte del cambio. No sé si lo voy a ver tanto yo, pero para las futuras generaciones. No sé si responsabilidad, pero sí las ganas de dejarle a las próximas generaciones algo mucho más justo, un mundo más justo y más honesto.


-Uno por suerte ya puede ver algo de eso, hay chicas muy chicas que ya están re -avanzadas con eso…


-Y la tienen súper clara. Hermosas, me encantan porque se abrazan tan fuerte entre ellas, entre todes. Tienen re claro el tema de no discriminar por absolutamente nada, son mucho más humanas. Una se pone a pensar en cuando éramos más pibas o adolescentes...nos han enseñado a competir entre nosotras. Nosotras somos de esa generación. Horrible. De que se agarraban de los pelos en el centro por un chabón, pero mandalo a la mierda si hay 30 por allá -risas-.

 

-También aprendimos el uso y la fuerza de la palabra sororidad, que además está súper presente en “Cuerpas Disidentes”...


-Sí, total sororidad. Es un abrazo, es amor entre todes. Hoy mi hijo es varón pero no sé qué va a ser de su vida, lo que sea siempre lo voy a apoyar pero eso también, educar a la nueva generación de chicos a que básicamente no sean lo que fue nuestra generación. Igual sabemos que las personas violentas muchas veces vienen de padres violentos. Es mucho más profundo pero está bueno que si bien, nosotras estamos palpitando el cambio no lo vamos a vivir como ellas, ser parte y poder ayudar a todo lo que viene. El varón también es criado de una forma súper violenta, tanto como la mujer. Todavía siguen existiendo las góndolas de nenes y nenas. De ahí también viene “Cuerpas Disidentes”, de las ganas de derribar cosas que no sirven porque ya está, son parte de una historia muy vieja y no hay que darle más lugar.

-Analogía del mar y las emociones, tu primer video ¿En qué te inspiraste? ¿Cómo fue el proceso?


-El proceso fue larguísimo. Empezó con el autoconocimiento, habla de mi árbol genealógico, es bastante fuerte. Me inspiro mucho en las mujeres, en los hombres y en la conexión que tienen con el mar. Contar historias de amor, desamor, dolor, soledad, sentirse ahogado. En algunas partes son mis abuelas, otras generaciones, otras cosas. Hay una parte que habla también del encuentro y del desencuentro, de las parejas hasta que se rompen, no da para más y alguien se tiene que ir, donde una mujer se libera y un hombre también. Antes tardaban mucho en tomar esas decisiones, ahora una quizás no soporta un montón de cosas. Antes eso también era un tabú: te casabas, tenías hijos y hasta que la muerte los separe. Un poco mi árbol destruye eso, se rebelan contra eso. Me baso un poco ahí y pensando en las mujeres y hombres de otras épocas y esta analogía con el mar que es tan calmo y a veces súper fuerte, te ahoga, te agobia, te deja respirar. Comparar emociones que desbordan con el mar. Estamos rodeados de mar y para mi familia el mar tiene mucha connotación, para mí también. Mirar el mar es algo que necesito, no sé cómo explicarlo. Es también mi propia analogía.

 

-Transformás los paisajes de Comodoro según cada sesión ¿Cómo creas una editorial?


-Primero arranca con la historia que quiero contar, con la paleta de color que voy a trabajar, o con la ropa. Tengo mucha ropa -risas-, me voy a Buenos Aires y compro en container -risas-. Me gusta la ropa vintage, también es para el tipo de foto que me gusta hacer. También trabajo con un amigo que es maquillador, Julio Lagos, con Macarena Farías, antes de la pandemia queríamos hacer algo con Moria Lola, súper talentosa y no pudimos pero ya lo haremos. Lo armo desde la historia, la narrativa, la paleta de color, ahí veo el vestuario, juego mucho con las poses. Las poses no son porque sí ni porque se ve bien sino que todas cuentan algo. Es una forma de mostrar la tristeza, la melancolía, el cansancio. Mis personajes siempre están muy cansados y agobiados, como yo -risas-. En eso soy muy autoreferencial -risas-. Siempre lo bajo, siempre escribo, siempre hay algún texto que me da esa inspiración o algún sentimiento, frase o sueño. Así empieza el proceso hasta que lo vuelco, lo escribo, busco la paleta, la ropa, el lugar. Los lugares muchas veces también me terminan dando la historia, también pienso en las personas con las que quiero trabajar que casi siempre son las mismas porque creo son las que mejor entienden el lenguaje.

-¿Qué tiene que tener una buena fotografía?


-Para mí una buena fotografía es la que te transmite algo, lo que sea: “Qué horror”, “Qué bronca”. Yo sé que hay mucha gente que no entiende lo que hago y está muy bien. Siempre que te toque algo es bueno, que trascienda. Así no haya gustado es buena porque algo te generó. El problema es cuando no te genera nada. Sea linda, fea, no importa. Yo soy muy de eso, sí obviamente que hay técnica pero tienen que transmitir algo. Mientras que te interpele, lo que sea que te genere está bien.


-Siempre hacemos esta pregunta porque nada mejor que aprender de experiencias ¿Qué le recomendarías a fotógrafos que están empezando?


-Les recomendaría que hagan mucha introspección, que no se fijen ni en los likes ni seguidores. Yo no tengo muchos seguidores y creo que tampoco tengo muchos likes y ni me importa. Que no se fijen en eso, que hagan introspección, vayan probando, prueba y error, que hagan lo que sientan porque si bien uno puede tener las técnicas y todo también las reglas están para romperse. Que muestren lo que les interesa mostrar y no lo que otros quieren ver, que siempre sean fieles a sí mismos porque ahí está la clave del éxito. Para mí el éxito no son ni likes ni seguidores, para mí es cuando todo lo que estás haciendo resuena con vos, cuando se retroalimenta el interior con el exterior. Me parece que ahí está la clave. No hay mejor sensación.

 

-Hablando de un éxito más mainstream ¿Cómo llegaste a Vogue Italia?


-Me anoté, mandé una foto y no me la aprobaron. Mandé otra foto y no me la aprobaron. Mandé otra foto, tampoco. Ya vamos tres. Creo que mandé como cinco -risas-. A la sexta o séptima me publicaron, perdí la cuenta -risas-. Al final lo hacía por una cuestión de bronca, persevera y triunfarás -risas-. Creo que ahora tengo 21 publicaciones pero eso no resuena tanto conmigo, pasa pero no resuena. Quizás porque me estoy tirando para otro lado. Es algo muy lindo, no te voy a mentir, es como un mimo al alma, es como que alguien te diga “Vas bien”.

 

-El 2020 nos cambió la vida ¿Cambió tu forma de hacer arte?


-La verdad que sí, nos cambió a todos la vida. A mí me puso media border, soy media border -risas-. Tengo momentos en los que estoy súper arriba y otros: “Se va a acabar el mundo ¿Qué va a pasar?”. Me fui para el lado oscuro, de la sombra, los objetos. Creo que a todos nos está cambiando el modo de hacer y de ver arte también. Me gusta igual eh, estamos todos como súper emocionales, introspectivos. En Instagram, en Facebook la gente siempre muestra su mejor perfil, lo más bonito, todos felices, contentos, perfectos y está bueno también que la gente se muestre desbordada. Yo lo celebro. Viva la queja, viva la angustia y mostrarlo también porque es parte. La luz y la sombra son parte de la vida, tienen que convivir y se tiene que mostrar porque es saludable. Y los artistas lo están mostrando mucho: el encierro, el confinamiento y de repente cuando podés salir y ves un sol, un cielo o mar en una inmensidad terrible. Ahí te das cuenta de que antes tenías todo y ahora no tenés nada y que te tenés que encontrar con vos mismo dentro de cuatro paredes todos los días. Hay muchos también que estamos empezando a mostrar el lado b, estamos viviendo un momento histórico, a veces tenemos ganas de hacer muchas cosas y cuando no está perfecto. A cada uno le pega como le pega. El arte está cambiando porque hay un impacto psicológico inevitable. No está mal estar triste, es normal. Tan normal como estar feliz ¿Qué es la felicidad? ¿No? Podemos arrancar por ahí y no paramos más -risas-.


-Y también se genera mucha empatía…


-De golpe todos estamos empáticos, nos escuchamos, nos entendemos y espero esto perdure para siempre, que sea natural estar arriba y abajo, no solamente por la pandemia.

 

-¿Cómo sigue el 2020? ¿Qué tenés ganas de hacer?


-Perfeccionarme más para empezar a filmar, tengo muchos planes y todo el tiempo -risas-. Aire y agua, no hay tierra en mi vida -risas-. Por ahora estoy con las cosas que puedo hacer dentro de mi casa, además estoy con dos colegas haciendo Astor Contenidos haciendo más la parte comercial de empresas, books, eventos. A su vez también yo tengo mis propios proyectos personales, seguir contando historias, lo que me va pasando, laborar a la par con los chicos y que este emprendimiento empiece a fluir, estamos de a poco teniendo nuestros clientes y haciendo lo que se puede. Hoy estoy en el día a día. Si hay algo que todo esto nos enseñó es eso, paso a paso, día a día. Me encantaría vivir de mi arte, me encantaría exponer, algún día llegará y si no también, está bien.

 

Desde la fotografía, desde videoarte, desde “Cuerpas Disidentes”, en obra y vida. Majo crea historias y con sus historias transforma el mundo que la rodea. Lo dice con arte y lo dice claro: “Un mensaje para todes, empezar a empatizar un poco más, odiar un poco menos. Empatizar en todos los aspectos, empezar a ayudarnos entre todes. Yo entiendo que puedas creer o no en la pandemia pero también hay trabajadores de la salud que están en un momento muy difícil. Tratemos de hacernos el aguante entre todos. El respeto, el amor, entender que hay un montón de gente que se quedó sin trabajo, que se quedó en la calle. Tratar de ayudarnos, de colaborar, de ser más humanes entre nosotros. Tratarnos con mucho amor y tratarnos con mucho amor a nosotros mismos para poder lograr eso. Que sea un mundo más justo, es lo que más deseo”.



 

 

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