“El mejor abuelo del mundo”, así despidieron sus nietas a Héctor Peric
El sábado se informó el fallecimiento de Héctor Raúl Peric, el adulto mayor con Covid-19 que permanecía internado en el Hospital Regional,y por una cuestión de bioseguridad y falta de recursos su familia no pudo despedirse de él.
El hombre ingresó a internación el lunes pasado en estado crítico y nadie podía acompañarlo hasta que se constatara que no tuviera covid. Sin embargo el jueves llegó el diagnostico positivo y con esto la familia, sabiendo que el cuadro era irreversible, pidió
que su esposa Ana pudiera despedirse, con quien estuvo casado 61 años.
La historia se viralizó en redes sociales, sin embargo el pedido fue negado por el Hospital Regional.
La nieta del paciente pudo hablar con autoridades del hospital y explicó que su abuela es contacto estrecho de coronavirus y debe permanecer en aislamiento, además que el nosocomio no cuenta con recursos suficientes para llevar a cabo un protocolo de ese tipo.
Pudieron grabarle un video que las enfermeras le hicieron escuchar y finalmente el sábado el hombre falleció a sus 88 años.
Peric nació en Kilometro 8, fue socio, dirigente y delegado del club Petroquímica ante la Liga y se desempeñó como gerente de LADE.
Despedida de sus nietas
Las nietas que impulsaron el pedido para que su abuela pudiera verlo son Macarena y Micaela Vergel, quienes despidieron a su abuelo con emotivas palabras a través de sus redes sociales.
Por un lado, Micaela expresó: “El mejor abuelo del mundo lo tengo yo, el más guerrero, el mejor esposo para mi abuela, su mejor compañero. Mi referente de persistencia, él sabía de dolores, toda su vida los padeció pero disfruto la vida plenamente, como si nunca tendría que acabarse”.
“Maldito coronavirus por no dejar que le dé el último abrazo al mejor abuelo del mundo. Luché hasta donde pudimos Abuelo, perdóname por no lograr llevarte a la abuela. No te merecías este final en soledad. Descansa en paz” concluyó.
Por otro lado, Macarena también expresó: “Me quedo con nuestra despedida. Abriste los
ojos, me agarraste la cara y me dijiste: chau, gracias por lo de abuelo y bisabuelo. Me voy a pasear. Y como siempre, muy humilde y con esa voz ronca, dulce e inigualable”. Asimismo lo recuerda “por tus mil y una historias de tu querido kilómetro 8, tenis, Petroquímica, LADE, Ushuaia; siempre admiré tu increíble memoria” y agregó: “Lamento mucho este desenlace, no lo merecías ni vos ni la abuela. Pero e quedo con todo lo hermoso que vivimos juntos”.
