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Ballenas acosadas

miércoles 02 de septiembre de 2020
Ballenas acosadas
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El acoso de las gaviotas genera altos niveles de estrés en los ballenatos.



Un estudio desarrollado por investigadores del ICB y colaboradores, con el objetivo de comprender la relación entre los niveles de estrés en crías de ballenas francas y la intensidad de los ataques de gaviotas cocineras en Península Valdés, reveló resultados sorprendentes: los niveles de hormonas de estrés previos a la muerte son mayores en ballenatos con muchas lesiones de gaviotas en comparación a los que tienen pocas o ninguna lesión.

Las gaviotas cocineras han aprendido a alimentarse de la piel y la grasa de las ballenas francas vivas en Península Valdés. Los repetidos picotazos de las gaviotas producen importantes lesiones en el lomo de las ballenas y notables cambios en su comportamiento mientras buscan evitar este acoso. Los primeros ataques de gaviotas fueron observados en la década del ’70 como eventos aislados.

Sin embargo, muchas gaviotas han aprendido a alimentarse de las ballenas vivas y hoy prácticamente todas las ballenas que visitan el área son acosadas, siendo los ballenatos quienes reciben la mayor proporción de los ataques. El estrés intenso que experimentan las crías que sufren más ataques podría comprometer su supervivencia.

Por ello, estamos llevando adelante este estudio para investigar la respuesta endócrina de los ballenatos frente a los ataques y el acoso de gaviotas usando métodos de laboratorio para determinar niveles de hormonas en barbas que obtenemos durante los estudios de los ballenatos que mueren en la Península.

Esta investigación es liderada por el Biólogo Alejandro Fernández Ajó, investigador del ICB y becario doctoral Fulbright-Ministerio de Educación, en la Universidad del Norte de Arizona, Estados Unidos. En 2018, Fernández Ajó y colaboradores publicaron en la revista Conservation Physiology un primer trabajo donde validaron los métodos de determinación de hormonas a partir de barbas de ballenas y demostraron que es posible reconstruir la historia fisiológica de los ballenatos para comprender cómo diferentes factores de estrés afectan su salud y supervivencia.

Recientemente, el equipo publicó otro artículo en la revista científica General and Comparative Edocrinology en el que presentó un novedoso análisis sobre los niveles de hormonas en barbas de ballenas. En este caso, se midieron glucocorticoides, hormonas cuyos niveles aumentan en respuesta a situaciones de estrés agudo o crónico, y la hormona tiroidea triyodotironina (T3), que está relacionada con la condición nutricional de los animales. Con el objetivo de explorar la relación entre el nivel de estas hormonas y el acoso de gaviotas, el trabajo se realizó sobre barbas de ballenatos muertos que tenían distinto grado de intensidad de heridas de gaviotas.



En búsqueda de respuestas

Entre 2003 y 2019, más de 700 crías murieron en las costas de Península Valdés. A pesar de muchos esfuerzos de investigación, las causas de estas muertes son, en su gran mayoría, desconocidas. El Instituto de Conservación de Ballenas y el Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca Austral trabajan en líneas de investigación innovadoras que podrían esclarecer esta incógnita.

“Estudiar estos dos grupos de hormonas en simultáneo nos permite diferenciar e identificar la importancia relativa de diferentes impactos. Los niveles de glucocorticoides pueden elevarse debido a estrés fisiológico y nutricional, sin embargo, la hormona tiroidea T3 responde al estrés nutricional pero no se ve afectada por el acoso o el estrés fisiológico. Cuando observamos que los glucocorticoides aumentan, pero los niveles de T3 son independientes de la intensidad de los ataques, podemos inferir que esta elevación en los niveles de los glucocorticoides está relacionado al estrés producido por los ataques y no a otros impactos como por ejemplo la desnutrición” explicó Fernández Ajó.

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