Asesinaron a un jubilado de 73 años de 18 puñaladas en el barrio Oeste de Trelew

A un jubilado de 73 años lo hallaron muerto ayer en su casa del barrio Oeste de Trelew, a la que la policía debió entrar violentamente porque la puerta de acceso estaba cerrada con llave. Cuando un médico revisó el cadáver, descubrió que tenía al menos 18 puñaladas.


Trelew (Agencia) El hombre estaba viviendo solo porque su esposa se encuentra internada en el hospital por una enfermedad terminal y justamente un familiar lo había pasado a buscar para ir a visitar a la mujer, cuando vio desde una de las ventanas el cuerpo tirado a un costado de la mesa del comedor y llamó enseguida al 101.

La policía llegó enseguida al lugar y debió violentar la puerta de acceso para poder ingresar a la vivienda dado que la misma estaba cerrada por dentro. Eso también es llamativo en este caso. Ahora se cree que el asesino usó las mismas llaves del domicilio para cerrar e irse.

Conocía al asesino

La víctima se llamaba Benito Limonao y tenía 73 años. El homicidio fue descubierto momentos después del mediodía y ocurrió en la calle Ameghino Norte al 400 pero las autoridades de la comisaría interviniente pudieron confirmar que se trataba de un asesinato varias horas después de que se hiciera un relevamiento criminalístico del lugar: precisamente, cuando autorizaron a un médico que ingresara y revisara el cuerpo del fallecido.

En principio a los investigadores les llamó la atención algo de desorden que observaron en el sitio en donde fue encontrado el cadáver y una lastimadura que el occiso presentaba en el cuello.

Más tarde el comisario Jorge Vistoso, jefe de la seccional Segunda confirmó al hablar del caso con este medio que el cuerpo presentaba “alrededor de 18 puñaladas. La mayoría en el tórax, algunas en el cuello y otras en los brazos”, especificó.

El jefe policial coincidió que es llamativo que el criminal haya dejado cerrado con llave el domicilio. “Cuando el personal arriba en primera instancia, la puerta se encontraba cerrada; un familiar que requirió la presencia de la policía estaba en el lugar y con la anuencia de él se forzó la puerta para poder ingresar. Ahí se produjo el hallazgo”, describió y marcó Vistoso.

Se le consultó si a la víctima le habrían robado algo, a lo que expuso: “Se hizo una inspección ocular (en la casa) y todo lo que debería tener la vivienda está, pero estamos viendo con un familiar si constata algo que falte o también si esta persona tenía algún dinero”.

Consignó seguidamente: “Lo que pudimos establecer es que son personas humildes, ambos son jubilados: la señora se encuentra en grave estado en el hospital por una grave enfermedad y el fallecido cobraba una jubilación normal, no era exorbitante. Apenas le alcanzaba para poder manejarse con algunas compras y los gastos del mes”, explicó Vistoso.

Inquilinos demorados

--¿El asesino debe haber sido alguien de confianza de él, alguien al que le permitió pasar a su casa? Se le preguntó. “Exactamente”, afirmó y acotó: “La última persona, de acuerdo a las entrevistas que se realizaron estuvo con él alrededor de las ocho y media de la mañana y entre esa hora y el momento en que se lo encontró fallecido pudo haber llegado alguien conocido, de confianza, a quien le permitió el acceso a la vivienda.

Esta persona se habrá retirado, presuponemos, después de haber cometido el hecho, cerrando la puerta de acceso con la llave”.

La vivienda del jubilado tenía en la parte de atrás unos departamentos alquilados y hasta anoche las personas que estaban arrestadas a los fines de que les tomaran declaración eran justamente los inquilinos. La policía presume que algo tienen que haber escuchado o visto, y eso los convertía en eventuales testigos o, también, en sospechosos.