Nos dejó Raúl Ortiz, entre escaques, tangos y milongas
Falleció ayer Raúl Ortiz, que por muchos años fue un gran colaborador de diario Crónica y que tuvo mucha gestión deportiva en el ajedrez y en otras actividades. Sus dos hijos, Eugenio y Nachito, jugaban ajedrez, y a mediados del año 1989 abre la Escuela de Ajedrez en el Club Domingo Savio. La que posteriormente fue la cuna de grandes jugadores. Estaba acompañado por padres y niños del barrio, formando parte del primer grupo de ajedrecistas del Club del barrio Pietrobelli. Al poco tiempo se forma la Subcomisión de ajedrez y comienzan las clases a cargo del ingeniero Raúl Ortiz.
La Escuela de ajedrez fue creciendo en cantidad y en calidad de jugadores y niños que se fueron sumando en el transcurso de los años. A la vez que también se fueron alternando a medida que avanzaba el nivel ajedrecístico de los niños otros profesores como Pedro Van Vliet, Américo Ardiles, Víctor Zegarra, los hermanos Diego y Omar Quinteros, que también daban realce al ajedrez comodorense.
Por iniciativa de Raúl Ortiz, se desarrollaron múltiples actividades a lo largo de esos años, entre las cuales se destacan torneos infantiles, el tradicional “Trebejitos”, en los cuales participaban niños de otros lugares de la provincia y también de la ciudad chilena de Coyhaique, sumando más de 150 chicos, que no solo competían, sino que creaban nuevos vínculos y amistades que hoy todavía persisten. Muchos niños que juegan actualmente son hijos de los chicos que jugaban en esos primeros torneos.
Se recibió de ingeniero en la Universidad Nacional de la Patagonia, luego trabajó en la SCPL hasta su jubilación. Pero en forma paralela, un buen día se le ocurrió también trabajar para Crónica en la cobertura de partidos de fútbol, solo porque le gustaba el deporte, y también colaboró mucho en ediciones de la Corrida de Crónica.
Pero la pasión por los escaques era muy fuerte. Ayudó a gestionar la apertura de Escuelas de ajedrez en distintos lugares de la ciudad, siempre apadrinadas por el club Domingo Savio y con sus profesores.
"Algunas de ellas fueron en la Unión Vecinal de km. 5, en el barrio Laprida y durante varios años enseñamos con mucho éxito en La Casa del niño. La gran actividad ajedrecística de ese momento posibilitó que durante muchos años distintos grupos de jugadores viajen a competir en torneos provinciales, nacionales y también a países limítrofes. En el año 1992 es invitado a la ciudad el campeón mundial juvenil, el argentino Pablo Zarnicki, el cual dio una simultánea multitudinaria en el centro de la ciudad", recuerda hoy con cariño Marcos Binckoski, quien por esos años era solo un joven apasionado por el ajedrez y ayudaba en la enseñanza.
En el año 1994 se organiza en Comodoro el campeonato nacional de ajedrez categoría cadetes, organizado por la ASUCH, la Asociación de Ajedrez del Sur del Chubut, la que hoy tomó carácter de Federación creada hace muy poco en el Chubut, pero en ese entonces aglutinaba a clubes que por entonces funcionaban en la ciudad, entre ellos el desaparecido Círculo de Ajedrez, donde los viernes los torneos Relámpagos eran un clásico, coordinado por Ángel Gómez.
"Como consecuencia del esfuerzo y la dedicación con la que se trabajó durante mucho tiempo, en el año 2017, por primera vez un ajedrecista de Comodoro y nacido en el Club Domingo Savio, como Andrés Aguilar, obtuvo el título de Maestro FIDE de la Federación Internacional de Ajedrez", remarca Binckoski.
Un día, tal vez porque sus hijos no jugaron más al ajedrez, porque eran muy amantes del básquetbol, o tal vez por falta de tiempo. Bortizio -así se hacía llamar en las notas que escribía para Crónica- le pasó la posta de la Escuela de Ajedrez a Margarita Rodríguez, quien con tesón y cariño siempre enseñaba a los niños.
Al ingeniero Ortiz no se lo vio más entre los tableros, ni organizando torneos, solo asistía cuando de pronto lo invitaban. Pero se apasionó por el tango y la milonga así fue que creó el Centro Amigos del Tango, fundador de la Matinée Vida Mía y el Recodo. Y hasta armó un programa de radio de tango, escribió y presentó su obra de teatro tanguero.
Ayer por la mañana fue la infausta noticia, tras padecer una larga enfermedad. El ajedrecista Marcos Binckoski, lo define: "El ingeniero Raúl Ortiz era un apasionado del ajedrez, del tango, de la NBA, hincha de Argentinos Juniors y de nuestro Gimnasia y Esgrima, autodidacta, emprendedor, bohemio, divertido, educador, un loco lindo, un maestro de la vida, un imprescindible, uno de esos que dejan una huella y que cuando parten de este plano siempre se los va a recordar. Buen viaje y gracias por todo”.