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Extranjeros varados en Argentina: “Estamos en la cuarentena más larga del mundo

viernes 10 de julio de 2020
Extranjeros varados en Argentina: “Estamos en la cuarentena más larga del mundo
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”Ucranianos, colombianos, italianos e incluso argentinos radicados en el exterior esperan poder regresar a sus casas. "No tenemos manera de trabajar, ni generar ingresos", cuentan. Además, Los pasajes de repatriación son "impagables" y no saben si las aerolíneas que volaban a sus países lo seguirán haciendo.
La espera de los extranjeros que quedaron varados en la Argentina por el cierre de fronteras nacionales en el marco de la pandemia lleva más de cuatro largos meses. Con previsiones inciertas de reapertura de los vuelos comerciales para el 1 de septiembre, los días se hacen eternos e insostenibles para quienes están lejos de sus casas.

Todos tienen la expectativa de lograr subirse a algún vuelo de repatriación, aunque esos pasajes no son gratis y el costo es bastante más elevado al que solía tener previo a la pandemia. En contacto directo con sus consulados, no logran un respuesta concreta ni una solución para su regreso.

Hace cuatro meses que la familia ucraniana Kostenyuk-Dokuchaleva vive en una habitación alquilada en Mar del Plat. Oleksand(49), Olga (44), Anastasia (18) y Maximo (2), se amontonan en un cuarto de tres metros por tres, con sus valijas y sus pocas pertenencias.

Después de haber vivido cuatro años en la Argentina, a principio de 2020, decidieron volver a su hogar en Chernivtsi. Para eso tramitaron los pasaportes, vendieron unos muebles de su casa y compraron los pasajes de avión. Tenían previsto dejar la Argentina el 1 de abril, pero con itinerarios diferentes. “Nuestra familia hizo una vaquita para lograr pagar los cuatro billetes de avión. Yo tenía planeado ir vía Londres, y luego tomarme un tren desde Varsovia a mi ciudad, Chernivtsi. Ellos, harían escala en San Pablo, hasta Estambul y de ahí a Kiev”, cuenta Oleksand.

Con el cierre de los cielos, y varias extensiones de cuarentenas, se vieron obligados a reprogramar su boletos. “A esta altura, ya no sé si perdimos o no los pasajes originales. Quiero por lo menos que ellos puedan volar... no es lo ideal pero si me tengo que quedar me las arreglo solo. Pero los tres necesitan llegar a casa, allí está la familia y hay trabajo”, dice el padre de la familia.

Después de tantos meses de aislamiento, sin posibilidad de trabajar -él es soldador y ella hace tareas de limpieza- la situación económica para esta familia se vuelve critica. “Estamos sobreviviendo, atrasados con el alquiler y tratando de hacer alguna que otra changa. Podemos tirar, pero no podemos estar mucho más así, encimados en una pieza”.

Los vuelos de repatriación no son una opción. “Cuestan hasta 2000 dólares por persona, tres veces el precio normal previo a la pandemia, es imposible”.

Por otra parte, Maximo nació en la Argentina y necesita hacer los trámites para obtener la ciudadania ucraniana, otra traba para esta familia que intenta sobrellevar el día a día. Pese al contexto, Oleksand no pierde la esperanza: “Hablamos con nuestros parientes a diario, ellos están bien, y nosotros tenemos salud... es lo más importante”.

Claudia (36) vive la misma incertidumbre pero en Mendoza. Desde marzo, cuando se quedó sin trabajo en el Hotel De Portillos, su vida está en pausa. Colombiana, nacida en Bogotá, emigró a la Argentina el 15 de septiembre tras recibir una oferta laboral. “Vine ilusionada a dispuesta a darle una oportunidad a este país, aunque no todo salió como hubiese deseado”.

Atrapada en el país por la pandemia, trató volver a casa en más de una oportunidad, aunque la falta de recursos económicos frustraron su plan. “Tenía una pasaje a través de Avianca para el 3 de junio con destino a Bogotá. Dado el contexto traté de adelantarlo y no pude hacerlo por los altos costos que me cobraba la aerolínea por el cambio”, relata.

Antes del aislamiento había encontrado una habitación en alquiler por internet en Mendoza, vive ahí desde entonces. “Sobrevivo con los ahorros que junté durante mi trabajo en el hotel, ya no me queda mucho. Espero un vuelo humanitario para retornar”.

Sin proponérselo, buscando ayuda, encontró otros colombianos en su misma situación que habían intentando contactarse con el consulado de su país sin éxito. De esta manera, organizó un grupo que se llama “Colombianos en la Argentina” conformado por 500 personas. “Tuvimos casos muy graves de familias en la calle con bebés y niños, y trabajamos para que les dieran prioridad en los vuelos humanitarios. El próximo sale este 11 de julio y cuesta 560 dólares”.

En tan solo siete meses, Pablo Levinton (33) vive su tercera cuarentena. Es argentino, y desde 2017 residen en Beijing donde trabaja como economista. “Estuve en el primer confinamiento estricto cuando se reportaron los primeros casos de COVID-19 en el mundo en enero, pude salir, y ahora me quedé atrapado en la casa de mis padres en Remedios de Escalada”.

En marzo lo convocaron a un congreso económico, viajó hasta Ámsterdam, donde también quedó varado y en un vía de salida logró un pasaje hasta Buenos Aires, ya que las fronteras áreas de China estaban cerradas. “Llegué a Buenos Aires el 18 marzo, el día que cerraron las fronteras nacionales. Desde ese momento estoy esperando poder volver a mi hogar. Dejé mi departamento, mi trabajo, todo..”.

Tiene un pasaje abierto para regresar, aunque la fecha original era para mayo. “Nunca pensé que estaría viviendo en la cuarentena más larga del mundo”. Mientras tanto esta conviviendo con sus padres, y sin tener ingresos. “Genero algo a través de mi canal de YouTube: Un topo por el mundo, pero claro que no alcanza...”.

Selene Lodi (36) y Humberto Linares (30) hoy están en Entre Ríos. Ella es italiana y él venezolano. Desde 2016 emprendieron una vida nómada en su kombi por América del Sur. Con varios kilómetros recorridos, planeaban hacer una pequeña parada, y volar hasta en Italia para casarse.

Con sus boletos emitidos para el 5 de marzo, la compañía con la que pensaban volar les reprogramó su itinerario para el 16. Tampoco pudieron volar. Ahora, están en suspenso hasta nuevo aviso.

Al no estar casados y tener distintas nacionalidades, enfrentan el problema de viajar juntos. Tampoco entran en el grupo prioritario para los vuelos de repatriación organizados por la embajada italiana, ya que la venezolana nunca les contestó.

A más de 120 días de la cuarentena en el país, no cuentan con dinero para vivir. “No hay trabajo en el aislamiento y menos en nuestra profesión, que somos fotógrafos. Todo lo que recibimos es gracias a la ayuda de la gente que fuimos conociendo en el camino. Nuestra única fuente de ingreso, que no alcanza, es la venta de nuestro libro digital de relatos de viaje: Otro punto de vista”.

Durante casi 90 días durmieron dentro de la kombi. Y hace solo unos días les prestaron un monoambiente en Colón, Entre Ríos. “Solo nos queda esperar hasta septiembre... pero queremos volver juntos, es agotador luchar así en un contexto de pandemia”.

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