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Alberto Fernández y los fondos de Wall Street no ceden un dólar y la negociación entra en una semana clave

domingo 14 de junio de 2020
Alberto Fernández y los fondos de Wall Street no ceden un dólar y la negociación entra en una semana clave
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El Presidente considera que las exigencias de los bonistas exceden los límites de sustentabilidad de la deuda previstos por el FMI, pero apuesta a cerrar un acuerdo que evite una nueva demanda por default en Estados Unidos.
El acuerdo entre la Argentina y los acreedores privados por 66.000 millones de dólares ya depende de una decisión política de Alberto Fernández. Martín Guzmán enmendó su oferta oficial cinco veces consecutivas y los fondos de inversión tomaron las ganancias y regresaron por mas beneficios financieros y económicos a la mesa de negociaciones. El ministro de Economía tiene escaso crédito personal entre los fondos de inversión y en Olivos reconocen que la propuesta oficial aún no tiene la adhesión suficiente para evitar una demanda por default en los tribunales de New York.

Guzmán presentó su iniciativa con un bono de 39 dólares de Valor Presente Neto (NPV), una quita de capital de casi seis por ciento, pago de cupones en noviembre de 2023 y obvió los intereses devengados por los títulos que vencían en 2020. “Lo toman o lo dejan”, fue la muletilla que aplicó el ministro ante los bonistas.

La respuesta de los acreedores fue simple y efectiva: menos del 20 por ciento aceptó la oferta inicial. Un fracaso.

Alberto Fernández ordenó a Guzmán que arreglara el entuerto. Y a continuación, el jefe del Palacio de Hacienda subió el VPN de los bonos (40, 45 y ahora a 49 dólares), achicó la quita de capital (haircut), adelantó el pago de los cupones, aceptó preservar los derechos de los títulos exchanges 2005 y 2010, y puso sobre la mesa un Value Recovery Instruments (VRI) para endulzar una propuesta que rompía las consideraciones de sustentabilidad de la deuda sugeridas por el Fondo Monetario Internacional.

Martín Guzmán, ministro de Economía, a cargo de la negociación de la deuda externa
Martín Guzmán, ministro de Economía, a cargo de la negociación de la deuda externa
El tercero excluido de Aristóteles se puede aplicar al complejo mundo de las finanzas. Si la primera oferta era sustentable, la segunda no. O viceversa: porque las cosas no pueden ser y no ser a la vez. Es decir: Guzmán negoció mal y llegó a la segunda iniciativa, o la segunda iniciativa es de verdad sustentable y Argentina perdió seis meses de negociación y ya pagó 5.000 millones de dólares que podría haber aplicado a la negociación final con los acreedores privados.

Los bonistas son negociadores formados que leyeron a Aristóteles y recitan de memoria a Maquiavelo y Hobbes. Y a esta altura de la pulseada conocen cómo negocia el ministro de Economía y cuáles son sus flancos débiles. Esta apreciación del adversario sostiene su última contraofensiva y empuja su última oferta:

Ahora pretenden todo lo que ya ofreció Guzmán, y además exigen 55 dólares de NPV para los bonos a canjear.

El ministro se plantó en 49.90 de NPV para los títulos soberanos, y ni un centavo más.

David Martínez, titular de Fintech, tiene excelente relación con Alberto Fernández e inversiones millonarias en Argentina. Es un acreedor amistoso -a diferencia de Ashmore que es belicoso- y apuesta a un acuerdo con beneficios simétricos para ambas partes. El jueves pasado, cuando Guzmán revisaba la última modelización de su última propuesta, Martínez pateó el tablero y encendió las alarmas en Olivos.

Fintech, en una jugada sorpresiva, exigió 55 dólares por bono de NPV. Y si Guzmán daba el okey, Martínez cerraba con un simple chat enviado al celular del Presidente.

Pero la orden de Olivos fue concluyente: no.

Y ahí se extendieron las cláusulas de confidencialidad (NDA) para seguir la negociación, el plazo de la oferta y el tiempo formal para presentar una nueva iniciativa a la Comisión de Bolsa y de Valores de los Estados Unidos (SEC). En este contexto, Alberto Fernández apoyado por Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa ya tienen definida su oferta de máxima:

1. Los bonos no pueden exceder del 49.99 dólares de NPV por cada lámina de cien dólares.

2. La oferta no puede incluir un VRI (basado en las exportaciones o el crecimiento de la economía) y el pago de los intereses devengados de los títulos que vencen en 2020. Es uno u otro.

3. Quita de capital, pago de intereses progresivos y derechos adquiridos de los exchanges 2005 y 2010 se pueden incluir si -y sólo si- permiten llegar a los porcentajes previstos en las Cláusulas de Acción Colectivas (CAC´s) que evitan Holdouts y demandas por default en los tribunales de New York.

A pocos días de vencer un nuevo plazo de negociación, es posible determinar cómo juegan sus piezas los distintos acreedores privados. PIMCO es clave para lograr un acuerdo con el bloque de los grandes fondos, mientras que Ashmore fuerza la cuerda para mejorar en exceso sus eventuales beneficios. BlackRock es importante y espera una comunicación formal con Alberto Fernández: ya probaron fortuna Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, y Miguel Galuccio, ex interventor de YPF. Y poco se avanzó.

Fintech, Gramercy y Greylock capital desean un acuerdo y son amistosos con el Gobierno. Pero ya están fríos con Guzmán, y como Blackrock, pretenden que Alberto Fernández suceda a Guzmán en la cabecera de la mesa de negociaciones. Todos saben que el jefe de Estado controla los últimos detalles, pero quieren un Zoom, un call o un Webinar para cerrar su deal en el máximo nivel político del país.

“Aceptan la última propuesta o es sal y sardinas”, comentó a Infobae un miembro del Gabinete que trata los asuntos de la deuda externa con Alberto Fernández.

“Queremos que el Presidente negocie la última milla, que acepte los 55 dólares de NPV y que el Congreso sancione una ley que proteja a los bonistas con legislación local que Macri defaulteó", comentó en slang americano un bonista de Manhattan que extraña el asado porteño.

Hasta anoche, había cinco dólares de NPV que separaba a la Argentina de los acreedores privados. Un gap enorme que sólo Alberto Fernández puede cerrar.

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