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Pueblo chico, hecho con amor y tinta

miércoles 08 de abril de 2020
Pueblo chico, hecho con amor y tinta
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Ilustración, diseño gráfico, pintura, muralismo, arquitectura, pegatina callejera, fotografía, video, serigrafía. Una mirada de un colectivo trelewense interdisciplinario que crea la movida artística que quiere.



(Por Flor Nieto) Son ocho. Sebastián Pérez -diseñador gráfico e ilustrador-, Martín Gatica -artista y diseñador-, Gustavo Aimar -ilustrador y diseñador gráfico, Mario Davies -artesano y carpintero-, Nicolás Manrique -diseñador gráfico e ilustrador-, Wally Griffiths -ilustrador y artesano-, Francisco Fernández -artista plástico- y Agustín Carrillo -fotógrafo y filmer. Pueblo Chico es un colectivo interdisciplinario de grandes artistas y en marzo comenzó su exposición en el Centro Cultural Rada Tilly. Patagónico de origen, diseñador de profesión. Sebastián nació y creció en Trelew, hoy nos lleva a recorrer la historia de una movida artística que crea la escena que quiere en Patagonia.

-Juntos pero lejos ¿Cómo producen desde la cuarentena?

-En el grupo cortamos las actividades en el taller y por el momento estamos trabajando más in house. Todos los que generamos contenido digital gráfico estamos metiéndole a pleno como para pronto volver y poder volcar todo. Encerrados pero produciendo. Por mi parte trabajo en casa desde que me formé al día de hoy. Actualmente los chicos están aportando desde sus casas y dando una mano donde pueden. Hay uno de los chicos que está en el taller y es el único que puede acceder a las máquinas. No estamos produciendo nada físico ni impreso sino más material personal no colectivo.

-¿Cuándo te empezó a interesar el diseño?

-Desde chiquito. Mi vieja es artista plástica y yo veía muchas cosas que hacía. Nos inculcó bastante el tema de pintar y dibujar, a mí y a mis hermanos se nos fue para distintos lados y yo fui el que más hincapié hice en eso. En la adolescencia empecé con el stencil, de pintar en la calle y ahí empezó la cosa de dar un mensaje corto y que llegue a mucha gente.

-¿Qué significa diseñar para vos?

-Diseñar es dar un mensaje claro donde no intervengan más factores que los que uno está queriendo contar al consumidor de la marca. Siempre se dice que el diseñador trabaja para el cliente de su cliente, entonces si perdemos ese foco entonces el diseño hace agua en varias partes. Siempre tenemos que pensar en eso, en las personas que van a consumir ya sea un producto o un servicio de lo que estamos creando.

-¿Qué mensajes te interesa transmitir?

-Yo hago mucho hincapié en el lugar donde vivo. Para mí la Patagonia tiene una identidad que es muy natural, que habla mucho del entorno pero que dentro de ese entorno para la gente de acá no cuenta muchas cosas. Yo siempre busco y en el taller, más que nada, buscamos darle una identidad, una imagen al entorno que no siempre es tan natural. Hay ciudades, hay pueblos y buscamos dar esa parte gráfica que no la tienen, o está medio oculta, o se perdió un poco.



-¿Qué te inspira de la Patagonia?

-El horizonte es lo que más me llama la atención. Yo vivo en la costa pero ando mucho por la montaña y es un poco esa transición entre el mar y la montaña en la que suceden miles de cosas, cómo la geografía va cambiando. Creo que haber nacido en la costa hace que la línea del horizonte esté presente en todo y es esa amplitud que tenemos para ver las cosas.

-¿Tenés algún recuerdo específico de chico que te haya marcado un camino por las disciplinas estéticas?

-Haber investigado y haber hecho varios años stencil creo que marcó una línea en todo lo gráfico que se ve hoy en el trabajo.

-En el mundo es aplicado el stencil en escenarios urbanos tanto en crítica social como arte ¿Cómo lo ves en Patagonia?

-No tanto por el stencil porque creo que se perdió o acá se aplicó de una forma más social y no tan artística pero creo que acá hay muchos talentos, hay mucha gente que hace cosas. Por ahí a veces por no tener espacio no se dan a conocer o por ahí también porque hoy la gente lo sigue viendo como vandalismo y la verdad es que no. En el mundo se ve que la calle habla y dice cosas y hay que empezar a darle lugar a eso. Con el taller está pasando un poco eso, damos muchos mensajes a través de una gráfica un poco más contemporánea, más llamativa y va tomando cada día mucho más volumen que el que creíamos que iba a tener. Yo creo que esa manifestación es algo natural, es algo que nos surge a cada uno querer dar un mensaje explícito, corto y rápido. Creo que está después en cómo uno lo logre o qué detalles o qué niveles de idea o profundidad pueda llegar a tener, eso le puede dar ese valor. El street art hace tiempo ya cambió esa visión de vandalismo a ser artístico.

-Tomar la calle es una decisión política…

-Sí, creo que la calle es el escenario, nosotros estamos ahí como actores y tenemos una voz. Podemos ayudar a dar un mensaje. Nos ha pasado de dejar mensajes y que mucha gente los apoye. Eso es algo súper positivo para nosotros y las cosas que están sucediendo día a día.

-A nivel mundial el street art está súper valorado y forma parte del patrimonio de muchas ciudad junto a edificios de miles de años…

-Tal cual. Acá estamos actualizados en muchas cosas pero a la vez muchas personas todavía no tanto. Es una tarea también de nuestra parte lograr que el street art vaya tomando una posición cada vez más artística e interesante, que hable del entorno en el que estamos y que cuente ciertos mensajes, que haya empatía. No buscamos lograr algo que no atraiga, somos muchos diseñadores y artistas que queremos dar un mensaje positivo.

-¿Cómo surgió Pueblo Chico?

-Pueblo arrancó en el 2018 con una propuesta que surgió junto a un amigo. Era el invierno y estábamos con ganas de hacer cosas, de convocar gente y armar algo. Planteamos hacer una muestra serigráfica convocando a 13 artistas plásticos, ilustradores, arquitectos, diseñadores con el fin de hacer algo. Los convocamos a todos en el taller de un amigo en Trelew y a partir de ahí era presentar una obra que hable del entorno donde estábamos o un mensaje que quieran dar sobre la Patagonia o el pueblo y cada artista tenía que imprimir su propia obra. La serigrafía es un método manual que no es muy complejo pero sí llevado hasta cierto punto se logra algo bastante interesante. Cada persona imprimió su obra y expusimos en Distrito Uno. Duró dos días la muestra, había proyecciones del proceso, imprimimos en vivo, la gente se llevaba una lámina, había música, se generó un entorno bastante interesante. Lo más loco de eso fue que nosotros nunca contamos ni mostramos qué íbamos a exponer, la gente fue a un evento y nadie sabía qué iba a pasar pero sin embargo fue un éxito. Fue mucha gente y a partir de eso dijimos: “Esto tiene algo positivo, algo bueno, sigámonos juntando”. El propósito era salir de la cueva, del trabajo de cada uno y empezar a juntarse. Así fue surgiendo, de a poco.

-¿Qué significa Pueblo Chico?

-Pueblo Chico es un juego a la frase típica de “Pueblo chico, infierno grande”. Nosotros queríamos llevarlo a otro punto, que el pueblo sea chico no quiere decir que el infierno sea grande sino que hay buenas actitudes, buenas personas, hay cosas muy interesantes en ese pueblito que a veces lo pueden criticar. También nace del hecho de que la gente joven que tiene la posibilidad de ir a estudiar luego vea volver a la ciudad como algo negativo, nosotros buscábamos romper un poco ese paradigma de que volver al pueblo era malo y decidimos: “Bueno, si en el pueblo pasan cosas demostremos. Demostremos que la cultura gráfica está activa, que hay gente que está haciendo cosas”. Motivar a la gente que sí se fue y que valora este lugar que pueda volver y encontrar su lugar. Lo mismo para las personas que están acá, poder transmitir algo que a nosotros nos apasiona y que podemos transmitirlo de la misma manera.



-¿Ese fue tu camino?

-Mi camino y el de los chicos que pudieron irse. Todos íbamos a ferias gráficas, todos íbamos a movidas culturales ya sea en La Plata, Rosario o Buenos Aires. Y bueno a partir de eso dijimos: “¿Por qué esas cosas que nos gustaba consumir allá acá no las tenemos? Bueno, vamos a hacerlas” y de a poco le vamos buscando la vuelta para poder darle a la gente que es súper interesante.

-¿Cómo se genera una muestra colectiva?

-En todas las muestras y eventos, a veces la obra en sí era abrir el taller e invitar a la gente a que venga a conocer donde se produce todo. Desde proyecciones, fotografías, impresiones en vivo, cervezas tiradas por productores locales, siempre buscamos darle algún propósito a cada evento que hicimos siempre intentamos darle algún propósito, ya sea desde una muestra tipográfica con proyecciones de películas tipográficas, actualmente está en la muestra en el Centro Cultural Rada Tilly donde trabajamos piezas específicas para esa muestra. Siempre buscándole algo más para sumar, para contar, se generaron movidas muy interesantes. El año pasado viajamos a Buenos Aires con una invitación de un grupo de serigrafistas de allá, fuimos al Centro Cultural Recoleta, fue subirle el volumen y subir un escalón con todo el proyecto, dentro de ese viaje surgieron un montón de propuestas y proyectos que hoy se pueden ver plasmados en afiches que tenemos impresos.

-Hacer desde la Patagonia ¿Qué es lo más fácil y qué lo más difícil?

-Lo más fácil creo que es juntarse, esto de que por ahí no hay tantas actividades o tantos eventos, es más fácil armar algo. Cada cosa que se arma es bastante novedosa o tiene una connotación que está buena. Lo más difícil creo que es el tema de insumos, envíos, a todos nos cuesta y darnos a conocer afuera de este entorno también se nos hace complicado porque no es que haya una competencia pero sí hay demasiado en el mercado y en el mundo este que a veces se dificulta un poco.

-¿Qué nos podés contar de la muestra que está en Rada Tilly?

-La muestra de Rada Tilly tiene como enfoque principal un manifiesto animal que veníamos trabajando hace un tiempo. Es un poco darle un espacio a una realidad que está sucediendo en este entorno, el tema de la contaminación y el impacto que tiene el humano frente a los actores principales que son los animales y decidimos darle un espacio a esto a través de unas láminas en tamaño grande para dar el mensaje. Es bastante fuerte pero es muy interesante. Aparte de eso tenemos obra personal de cada uno y obra que realizamos en el colectivo. Tiene que ir y poder verla, no sé cómo o cuándo va a volver a estar abierto.

-¿Tenés algún consejo para diseñadores locales?

-Que se junten. Creo que la única manera en que las cosas funcionen y empiece a haber una buena sincronía es empezar a juntarse ya sea por un proyecto, un café o lo que sea. Creo que está ahí, en salir un poco de la cueva y empezar a reunirse, a hacer, hay muchas propuestas y muchas ganas de hacer cosas.

 

“Por el momento nuestro proyecto principal es cerrar bien el taller y dejarlo de una manera apta para brindar cursos, charlas, abierto para cualquier persona que quiera participar también y una vez cerrado eso, nuestro objetivo es llevar esta muestra a Madryn y quizás a, si todo se alínea poder llevarla a México. Esto de empezar a apoyar la cultura gráfica, esto de juntarse, que centros culturales y espacios de arte empiecen a abrir el panorama a la gráfica y al diseño en general me parece súper interesante y siempre estamos abiertos a propuestas, siempre estamos atentos e invitando al que quiera ir a imprimir, a charlar, a tomarse un mate con nosotros con toda la banda siempre es más que bienvenido” dice. Podés seguir el trabajo de Pueblo Chico en @pueblochicotaller y sumarte al movimiento hecho 100% con amor y tinta.



Pueblo chico x Pueblo Chico

Pueblo Chico es un colectivo conformado por creadores provenientes de distintos campos de las artes gráficas y visuales. Reunido en Trelew a mediados de 2018, la idea inicial fue la convocatoria para el montaje de una muestra serigráfica, donde cada integrante tuvo la tarea de crear y participar activamente en el proceso de impresión de la pieza final para la exposición. Luego de eso, cada miembro decidió aportar sus experiencias para seguir trabajando juntos, en proyectos muy diversos y 100% autogestionados, respondiendo también a toda clase de convocatorias, invitaciones y también propuestas laborales.

El diseño gráfico, la ilustración, la tipografía, la pintura, el tallado en madera, el muralismo, la arquitectura, la pegatina callejera, el video y la fotografía, son algunas de esas áreas que confluyen en el trabajo de taller; Se rescata así a la serigrafía, a veces un poco olvidada como expresión artística, a través de piezas como afiches, láminas, stickers, remeras, etc., abordando un lenguaje urbano, accesible y directo.

Las propuestas también se extienden a la realización de muestras, ferias gráficas, talleres abiertos, pegatinas y muraleadas callejeras y eventos que convoquen a la gente a tomar contacto con las artes gráficas y todas sus posibilidades. Las experiencias de taller compartido, junto a la curiosidad y las ganas de incorporar lenguajes y conocimientos, lleva al grupo a investigar otros métodos de impresión, como el letter-press, y así revivir otro antiguo oficio, casi en extinción.

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