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Alberto Morelli: hasta pronto maestro

sábado 01 de febrero de 2020
Alberto Morelli: hasta pronto maestro
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Alberto Morelli, el eximio guitarrista, embajador cultural de esta ciudad, tras 31 años de pura entrega, no solo aquí sino en Trelew, se despidió de su “amada Comodoro”. Alegra saber que seguirá residiendo en la provincia, Esquel es su nuevo lugar de asentamiento y desde donde seguirá proyectándose al mundo. Su primera parada de este 2020 será en Canadá.



(Por Marcelo Melo) En la jornada de entrevista con el gigante de las seis cuerdas, Alberto Morelli, se cumplía el onceavo aniversario de la muerte del uruguayo Alfredo Zitarrosa y fallecía, estremeciendo al mundo del folclore, Juan Carlos Saravia, el líder fundador de Los Chalchaleros.

Partió el último de los salteños de la célebre formación y la música popular va tejiendo las efemérides, recordando a los que para el virtuoso guitarrista comodorense son “creadores que tenían un perfil estético único, una parada, eran ellos, no imitaban a nadie, tenían personalidad y eso es muy valioso en la música, la autenticidad es algo que se valora muchísimo. En la Argentina -afirma Morelli- hay muchísimos compositores de real renombre y valía, compositores de joyas únicas. La música popular aporta mucho, la que tiene valía, cada vez es más reconocida. Bela Bartok, para sus magníficas obras, abrevó en la música popular”.

Pero Dom no llegó a la Torre 1 del complejo ubicado sobre la avenida Ducós para hablar sobre esos dos maravillosos compositores de la tierra latinoamericana, sino para entablar una charla con este embajador cultural que se despidió de la Comodoro que lo tuvo como uno más de sus habitantes por espacio de 31 años. Hoy está leyendo esta nota en Esquel, su nuevo destino en su proyecto vital.

“Cuatro de mis hijos quedan, me voy con uno de ellos, Carlos. Es momento de partir, acá quedarán Matías, Martín, Paula, Rosa y mi nieto Valentino, más los amigos entrañables. Me voy a vivir a una casa amplia, en una zona muy linda de Esquel. Cumplí mi ciclo.

Allá, en Trevelin, Puelo, El Bolsón, Bariloche, me conocen porque he tocado varias veces, así que traslado lo que hago acá, como lo he hecho siempre”, se despidió ya con nostalgia.

Hace tres años, su salud se vio afectada gravemente. Andaba realizando lo que siempre fue costumbre en su trayectoria, girar por el país, el continente y el mundo demostrando su ductilidad para destilar belleza con las seis cuerdas y en la otra punta del país su cerebro motor le pidió asistencia. “Mi último concierto había sido parte de una gira invitado por Juan Falú, para el Festival Guitarras del Mundo 2016, viajaba con una guitarrista francesa. Terminamos en Formosa y me di cuenta que mi cabeza ya no funcionaba como debía, me recuperé gracias a la medicina. Tuve un impasse hasta febrero de 2018 y el reencuentro con la gente fue por demás emotivo.

Además, tuvo mucha carga porque presentaba un trabajo que me habían publicado por mi arreglo para la Suite Troileana de Astor Piazzolla; él la escribió para su conjunto y yo la adapté solo para guitarra. A partir de ahí empecé a tocar seguido y ya estoy para embarcarme al exterior” cuenta ávido, los viajes, los recitales internacionales desbordan en su currículo vitae.

-Cómo vamos a extrañar tus conciertos didácticos…

-En primer lugar quiero destacar el acompañamiento de dos estupendas profesionales, Nuria Oliva (su compañera vital) y Silvia Martínez.

Todo esa labor fue buscar, educar audiencia, ilustrarlos a través de análisis de las obras. Si lo hacés muy complejo no llega, sino que tenés que ubicarlos en el tiempo histórico, ilustrar sobre el compositor.

Le agradezco muchísimo al público que siempre valoró y reincidió en los conciertos, no solo los míos, sino de los alumnos que salieron de la escuela, las diversas camadas del Ceptur, cuatro o cinco conciertos al año y llenos. No hay cosa más linda que la gente valore lo que se le entrega, ese es el mejor premio que me llevo.

Cuando llegué a Radio Nacional, Lito Gutiérrez, director, me propuso hacer un programa de guitarras y no me animé porque no me sentía preparado para hablar por ese medio. Luego, me animé en Rada Tilly, pasar música y el mismo espíritu de los conciertos didácticos: análisis exhaustivo, haciéndosela fácil al escucha. Me llevo el amor del público. Como el de los alumnos. Es el principal premio, y la obra continuará con ellos.



-A qué colega recordás?

-No quiero olvidarme de alguien que hizo muchísimo por la guitarra en Comodoro antes que yo, el profesor Juan Calo, todo un movimiento guitarrístico. Lo mío fue continuar su legado. Y sigue tocando a sus ochenta y pico, un grande de verdad. Mi reconocimiento y agradecimiento a él, porque dejó tierra fértil. Un gran querido amigo. Si Comodoro y zona de influencia pueden jactarse de tener buenos guitarristas, en algo tiene que ver su vasto trabajo.

-Imaginamos que no abandonarás tus viajes por el mundo, ahora desde Esquel ¿cuáles serán los primeros destinos?

-Encararé mi primer viaje tras la afectación de la enfermedad, volveré a Canadá, ya que tengo una nueva invitación. Fue una constante la de mis viajes, en México están organizando varios conciertos, los compaginaré, así que ahora partiré desde Esquel hacia los destinos más importantes del mundo. Me han escrito unos profesores con obras en mente para mí, de América y Europa.

Ellos ven mi desenvolvimiento, buscan que su obra sea conocida, que el perfil estético, que uno emprende cada día, le dé su toque personal. Saco la esencia de cada obra, las estudio mucho, con y sin guitarra, buscando información, cómo era su época, siempre analizando el contexto de composición de la obra. Hay que ver las motivaciones de porqué se compuso la obra y la atmósfera de cada época.

No podés ver con ojos del siglo XX las convenciones del Barroco.

-Contanos sobre algunos autores que últimamente buscaron tu guitarra…

-Ahora, me escribió el compositor español Gabriel Estarellas (ver La comunidad de las seis cuerdas), le interesó mucho mi forma de tocar y ya llevó mis arreglos a uno de sus discos, compartimos nexo con Jaime Romero. Siempre necesitás estudiar al compositor y ahí vinieron los contactos. Estarellas, el año pasado me dijo “tengo pensado escribir para vos, estoy con dos discos a la vista y lo hago”. Eso fue febrero 2019, a las dos semana me dijo: “paré para escribir para vos y acá está Preludio 4”. La estudié, la estrené en Comodoro, primero le pregunté si quería que la de a conocer en Europa, me dijo que no, que lo haga acá.

Fue una gran satisfacción, al público le encantó, una obra de vanguardia, con un lenguaje muy moderno, la estética de Estarellas, mano maestra. Jaime Romero también me dedicó varias obras desde Houston. También Arturo Quinteros, un personaje muy conocido en la música, es de San Rafael, Mendoza, escribió para mis 50 años con la guitarra, empecé a los ochi, imagínate. Justo ahora está por editar un libro, en el cual hice un prólogo, él escribió para mí “Un alma y una guitarra”, una zamba.

En 2013 grabé una obra de Martín Kutnowski “Preludio y Fuga”’, en Canadá, que luego tituló “De Baires a Ñu York”, ya que tiene muchos elementos de música ciudadana, hay rasgos de boleros, estética de Buenos aires, no es un tango propiamente dicho.



Llegó con 31, se va con 62, siempre con la guitarra 

“Arribé el 21 de abril de 1989, con 31 años. Me llamaron de la Escuela de Arte, me ofrecieron la cátedra de Guitarra, era muy bueno el sueldo. Me vine sin dudarlo.

Y ahí me jubilé” narra con los ojos más vidriosos que nunca tras sus anteojos. Alberto llegó con 31, pareciera su número cabalístico al azar, hoy está en Esquel con 62.

“He llevado el nombre de Comodoro a la Universidad de Oxford (Londres), a París, Madrid... tantos lugares. Uno viaja en la guitarra, su lenguaje universal es el transporte. Mozart decía que para una buena interpretación se necesitan: mente (lo que tiene que ver con el conocimiento), corazón (la energía que de uno fluye y desprende) y dedos (técnica).

Cuando uno toca bien, con esas tres patas del trípode, esos factores se conjugan y el artista llega al alma del público. De la relación entre culturas, cruzando el océano, aprendí muchísimo, el intercambio de materiales y pedagogía con maestros de primer nivel de todo el mundo” manifiesta sobre su reconocida faceta de embajador cultural de esta ciudad y el país.

Y sobre su compañera inseparable, en esta nueva etapa, no tiene más que palabras de reconocimiento, con muy buen humor comenzará afirmando que “la guitarra es el instrumento más popular, transportable, el ideal, el más comprable, sino compáralo con el piano”, ríe el profesor.

“Creo que en todas las expresiones, para motivar, despertar una vocación, hay que deslumbrar, brindando la posibilidad de conocer obras nuevas, mira lo que se puede hacer con una guitarra, ese asombro despierta cosas muy lindas, pero siempre hay que predicar con el ejemplo.

Todo esto predico con todos mis alumnos, que ésa es su carta de presentación. Luego cada uno sigue su camino, van abriendo sus talentos, es como con una linda planta: cuidarla, regarla, brindarle buenas energías” sigue aconsejando con la seguridad que da una trayectoria dilatada y brillante.

Por último, vuelve a despedir a su platea fiel. “El público es fantástico, respetuoso, escucha, respeta al artista. Si hay un público al que rindo honores, respeto y le digo muchas gracias por lo que me dio en esta partida, es al comodorense”.

Para conocer mucho más sobre su consagrada trayectoria, la que ha construido desde que a los ocho años tuvo su primer encuentro con la guitarra, recomendamos ingresar a www.albertomorelli.com.ar.


La comunidad de las seis cuerdas

Es el instrumento a bordo del cual unió las capitales del mundo más importantes y, a la par, fue tejiendo y consolidando amistad y profesionalismo con los más importantes ejecutantes de guitarra del mundo, que no solo tocan sus arreglos, sino que componen para que él las haga brillar y las dé a conocer en el planeta. A algunos de ellos, por intervención directa y llegada, les tendió alfombra roja como anfitrión a esta ciudad.

Entre ellos al colombiano radicado en Estados Unidos, Jaime Romero; o al argentino Martín Kutnowski, de quien grabó “De Baires a Ñu York”.

En 2013 el colombiano brindó el curso de guitarra clásica “Una mirada al interior del cerebro de un compositor”, con el que se abordó la composición e instrumentación en guitarra clásica. Compositor, ingeniero químico, guitarrista y educador de Colombia, Romero nació en Ibagué, donde inició sus estudios en el Conservatorio del Tolima.

Luego, continuó su carrera en guitarra clásica bajo la dirección del maestro Gentil Montaña.

Su repertorio comprende alrededor de más de 50 obras escritas para diferentes formatos desde guitarra solista, dúos, tríos y cuartetos de guitarra, obras para estudiantina, pequeña orquesta de cuerdas, banda, orquesta sinfónica y coro.

Kutnowski, en tanto, estuvo en el Instituto Superior de Formación Docente Artística 806 para la conferencia-taller dirigida a la comunidad educativa “Desde lo figurativo hacia lo abstracto: conexiones interdisciplinarias en las artes de comienzos del siglo XX”. Mediante su invitación, el director del Programa de Artes de la Universidad de Saint Thomas, New Brunswick, Canadá, Morelli viajó a Estados Unidos.

Por último, hemos referenciado su nexo indisoluble con Gabriel Estarellas. El mallorquín es un guitarrista clásico, considerado uno de los mejores intérpretes en su instrumento.

Su primer acercamiento con la guitarra fue a la edad de diez años en el colegio de La Salle de la misma ciudad donde nació.

Fue catedrático de guitarra en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y profesor honorario de la Universidad de San Agustín de Arequipa, Perú. Ha estrenado más de 200 obras, numerosas composiciones y ha grabado 17 discos, como su famoso “Diez estudios de virtuosismo”.

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