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Emprendedora local se transformó en la embajadora del hilado patagónico

viernes 06 de diciembre de 2019
Emprendedora local se transformó en la embajadora del hilado patagónico

María Marta Luna regresó hace algunas semanas de un evento nacional de tejido “SOMOSLANALAND Tierra de tejedores”, donde representó a sus colegas locales y fue convocada a dictar talleres. A su regreso, organizó un evento llamado "Luna Patagónica", para indagar sobre los orígenes de la lana en una estancia lanera de Puerto Deseado.

Hace tres años atrás la emprendedora María Marta Luna relataba a Crónica su llegada desde Puerto Deseado, de donde es oriunda, y su incipiente emprendimiento de "amigurumis paralo" a las clases de tejido. En ese momento contaba que su exigencia para con sus alumnas era alta y que les inculcaba la importancia de tejer con hilos naturales de algodón en vez de acrílicos.

Su crecimiento profesional fue constante y volvió a ser protagonista tras haber representado a las tejedoras locales, y ser una de las máximas exponentes del país.

Su trayectoria

-¿Como fue la experiencia de participar en “SOMOSLANALAND Tierra de tejedores” en la ciudad de La Plata?

Fui representando a la Patagonia, solo había además de mí, una tintorera de Bariloche. Tuve el aval de la Secretaría de Cultura de Comodoro, ya que consideraron que a través mío estaban representadas todas las hilanderas locales. Llevé uso manual y rueca para demostrar cómo se hila. De alguna manera fui a contar el proceso de la lana porque no llega desde el cielo, alguien la esquila, alguien la carga, la hila, entonces cuando ven el proceso no lo pueden creer.

- ¿Qué creés que fue lo que más les llamó la atención?

No podían creer ver vellón de lana, le decían “la nube patagónica”, se acercaban a tocarla porque no podían creer que sea lana, creían era algodón o vellón siliconado. Hoy las personas sí se cuestionan de donde vienen las fibras que usan, están dejando de elegir el acrílico por cosas más naturales como el algodón y la lana natural, dejando los tintes industriales por los naturales, vegetales. Hay grandes hilanderías en Buenos Aires que están largando hilados de merino e hilados premium para que la gente deje de consumir tanto acrílico y derivados del petróleo.

-Para quienes no conocen acerca del proceso de hilado ¿Cómo se realiza?

Es arduo y muchas veces no se valora. Hay que prelavar de a puchos la lana cruda, de a 500 gramos máximo, después secar, cardar con cardadora y quien no tiene lo hace a mano -explica que la cardadora le saca los restos de pastos y alisa las fibras-. Recién después de eso viene el hilado en uso o en rueca, luego se lava de nuevo y recién entonces se comienza a pensar en los tintes. Creo que entonces hay que transmitir el mensaje de que sea valorado y no que se deje de hilar.

-¿Esperabas tener las repercusiones y el reconocimiento que lograste en Buenos Aires?

No, verdaderamente me sorprendió. Podemos decir que alcanzan los dedos de las manos para contar a las grandes exponentes nacionales de este rubro y de alguna manera me ingresaron en esa categoría. Yo fui a conocer la movida, como visitante, luego me dijeron que iba a poder hacer una demostración de hilado con usos pero jamás imaginé las repercusiones. Una vez que entrás en el mundo de los números uno ingresa en una red, entonces todos los talleres te quieren dando clases y capacitaciones con ellos. En marzo regreso a dar talleres.

-¿Quiénes son esos referentes nacionales de la comunidad tejeril?

Yanina de Pica Pau, Julia de Mamaquilla, Lucila de Jauría textil, Winelvi de Winelvi, César de Cesargurumi, Ernesto de Ranitafrank, Lucas de Budetex, Crhistian de Cencherle y Gabriela de Dos Juanitas.

-¿Qué es y cómo surgió luego la idea del viaje Luna Patagónica en Puerto Deseado?

Surgió de una charla con una de las tejedoras que visité, Yanina de Picapau y Lucila de Jauría Textil. La idea fue que se comprenda las distintas etapas como el momento de la esquila, el lavado de la lana, cardado, hilo y tinte natural. Se trata de un despertar, de volver a los inicios, lo que responde a una tendencia que está ocurriendo en el mundo entero en cuanto a lo “tejeril” y creo que en otros tantos temas también. Hay un despertar de volver a los imple, al origen.

-¿Qué momento te marcó más de este primer viaje?

Creo que cuando el dueño de la estancia se emocionó hasta las lágrimas de ver su lana hilada. Vos pensá que ellos esquilan y esa lana se va en fardos a otros países del mundo. La Estancia se llama Los Eucaliptos porque en el ingreso hay un árbol enorme de esa especie, por lo que no iba a teñir con otra cosa sino con hojas de ese mismo árbol. Aunque todos creían que iba a dar verde se sorprendieron de ver los matices de colores mostaza que salieron. Fue emocionante. Ahora le tengo que tejer un chaleco con su propia lana. Se lo prometí.

-¿Cómo logras organizar Luna patagónica?

Tuve que ver con que yo sea oriunda de Puerto Deseado, con que los dueños del campo son amigos, y que mi marido viaja a la esquila prácticamente todos los años. Esta fue mi primera vez y la idea era ir a conocer, sacar fotos y que para el año 2020 regresemos con alumnos y turistas interesados.

-¿A qué distancia de Puerto Deseado está?

La Estancia está a 40 km de Deseado, está muy cerca, pero a la vez muy lejos ya que el lugar te obliga a conectarte con vos mismo ya que no hay señal de teléfono. Puedo asegurar que para una tejedora como yo al ver por ejemplo una mesa clasificadora de lana, es una experiencia única. Siempre había querido observar eso. Y para turistas el lugar en sí es único.

-China ¿Qué le dirías a otros emprendedores?

Un emprendedor gestiona, busca caminos, nada viene de arriba y lo peor que podés hacer es estar quieto. Un emprendedor real no está quieto nunca. Entonces hay que diferenciar una señora que se sienta a tejer, de otra que busca y hace caminos y no lo digo para cortarme sola sino para decir que ojalá se lograra la unión y el poder hacer una cooperativa de hilandera como ocurre en Neuquén, Catamarca, y en otros lugares. Otra cosa importante para cualquier emprendedor es ponerse objetivos y metas y trabajar para cumplirlas.

-Imagino que también pasaste momentos difíciles.

Claro que sí y muchos, pero el emprendedor siempre tiene un as bajo la manga. Siempre tenés que tener un plan B. Por ejemplo, este momento del año para quienes damos clases tiene una gran baja porque las personas dejan de tomar clases, tienen sus energías en otra cosa. Entonces me dediqué a buscar clientes en Buenos Aires para vender mi lana hilada. Mi viaje incluyó mucho de gestión también.

-¿Cuál es el próximo sueño a cumplir?

Sería el de coachear emprendedores. Estoy haciendo la carrera y yo misma me he visto haciendo consultoría o alentando a otros emprendedores. Me encanta ayudar a que atraviesen miles de dificultades que yo ya pasé y poder transmitir mi experiencia. La que va es ayudar, compartir, generar comunidades. Ya no va más el egoísmo y la competencia, algo que todavía tenemos que aprender.

-¿Algún agradecimiento?

¡Muchos! Agradezco el apoyo incondicional de mi familia, a La guardia de Honor Crochetera, mi grupo de tejido -aclara-, a Manuel Luna a mi amiga Mercedes, a Natalia Daddin, a la Secretaría de Cultura de Comodoro Rivadavia, al Centro de Formación Profesional 652 y siempre un gracias para Vanina Díaz y Primitiva Castro.

 

Contacto


Instagram: @_chinaluna –
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