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“Sentí miedo, algunos tenían palos y caños en sus manos”

jueves 12 de septiembre de 2019
“Sentí miedo, algunos tenían palos y caños en sus manos”

Durante el acto en la plaza, las docentes Marion Pérez y Natalia Piñeiro, brindaron sus relatos de lo vivido la madrugada del 4 de septiembre en la ruta 3 y 26 cuando el corte que mantenían fue desalojado por personas encapuchadas. Asimismo responsabilizaron al gobernador Mariano Arcioni y al ministro Coordinador Federico Massoni por lo sucedido.

“Era zona liberada”

En primer lugar habló Pérez, quien expresó: “soy testigo de los hechos represivos ocurridos la madrugada del 4 de septiembre”. Asimismo relató que al ver llegar las camionetas “entre llantos y sintiendo miedo y desesperación advierto a quienes serían los autores del terror vivido”. Estuvo filmando con su celular la situación, y señala que “No podía comprender esa situación, esperábamos a un escribano, a fuerzas policiales y a los trabajadores en sus camionetas, no a una patota encapuchados y con palos”. Recuerda que hubo empujones, atropellos, gritos y amenazas y que a sus compañeros hombres los provocaban para pelear.
Además indicó que los patrulleros que estaban en el lugar se fueron en contramano para no interceder. “Veo como queman nuestras cosas: la comida, los ranchos, reposeras, nos tiraban el agua. Se apagó la luz y seguían llegando más patoteros, era zona liberada”.

Relató que fue a la Seccional Tercera para solicitar presencia policial pero los policías no quisieron atenderla, la docente filmó la situación y el video se hizo viral en las redes sociales, con lo cual la justicia decidió actuar de oficio.

“Ellos también fueron extorsionados”

Por otro lado, Piñeiro recordó que la idea era no confrontar con nadie y que no esperaban una reacción violenta porque siempre habían tenido apoyo de los petroleros. En cuanto llegaron los hombres a la ruta, la mujer relata: “nos pusimos todas las mujeres a cara descubierta para que nos vean y nos escuchen, pensábamos dialogar. Pero en un abrir y cerrar de ojos teníamos a unos 200 hombres con capuchas y rostros tapados. Sentí miedo, algunos tenían palos y caños en sus manos y se acercaban con insultos y amenazas”.
Por otra parte, la docente destacó que había otros petroleros: “vi algunos hombres trabajadores como nosotros, que miraban lo que sucedía. Uno de ellos se acercó con su rostro descubierto y me abrazó, llorando me dijo que él no quería estar ahí”. Al respecto, Piñeiro señala que “ellos también fueron intimados”, y lo mismo mencionó sobre el accionar policial: “fueron obligados a desatender el llamado de auxilio que hacíamos desde la ruta, al empezar su carrera hacen un juramento de servicio y protección a la sociedad y esa noche tuvieron que acallar su juramento”.

 

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