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Alternativa al desamparo

martes 06 de agosto de 2019
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Claudio Rogge vivió su infancia en la calle. Sabe de pasar noches en el desamparo del frío helado del invierno patagónico. Por eso hoy con 36 años está al frente del grupo humano que lleva adelante Albergue Alternativa. Una iniciativa para dar cobijo a gente en situación de calle y acompañarlos a construir un futuro.





(Por Marcelo Melo) Un albergue de la zona Norte comodorense, en el que un grupo de 10 personas trabaja empáticamente, da la escasa respuesta que esta rica ciudad tiene para los más desprotegidos del sistema: los sin techo, los denominados “personas en situación de calle”.

En un invierno que no da tregua, no solo hicieron un censo que contradice las cifras oficiales, sino que se las ingeniaron para elaborar un refugio móvil, para que la noche no los encuentre a merced de las inclemencias de temperaturas bajo cero.

“Tratamos de que recuperen el camino que alguna vez perdieron”. La frase pertenece a un hombre cuya infancia sumó kilometraje en la zona rural de Río Mayo. Y luego en las calles del Comodoro de 15 años atrás. Siempre a la intemperie con su madre y hermanos, ausencia paterna y largas horas diarias en las puertas del supermercado Tía.

Libre albedrío sólo para la subsistencia, siempre pidiendo si algo sobraba de los que sí accedían y luego salían del templo del consumo. Vivió –literalmente- en la calle y con el cuero curtido por las asperezas y enseñanzas que deja obligadamente, de las buenas y las malas, las que otorga semejante universidad. Hoy brinda una herramienta esencial y decisiva que salva de la insidiosa Parca a los que en este presente no lo tienen: un refugio, un albergue nocturno.

La durísima vida que transitó como “persona en situación de calle”, no hizo mella en la faceta solidaria de Claudio Rogge, ese bagaje adquirido a la fuerza le brinda atajos para el abordaje de seres que se tornan invisibles en el tejido social. Con 36 años, está al frente del grupo humano que lleva adelante Albergue Alternativa. Su historia vital es ejemplo de superación, cursa el segundo año de la carrera de Abogacía y desde hace tres dirige las riendas de ese servicio sin pedir nada a cambio, fundamentalmente enfocado a las personas sin recursos, especialmente a los “sin techo”, los que viven sus 24 horas en la calle, los expulsados del sistema, muchos de ellos con nulas o escasas posibilidades de reinsertarse.

Lo que le llama ostensiblemente la atención es que una ciudad con enorme generación de recursos no cuente con un albergue con todas las de la ley, que sea abrigo, y que además ensamble con el grupo de profesionales que los encamine a la recuperación.

Tras su infancia con su madre y abuelo en el campo, vinieron a buscar un futuro en Comodoro, arrancando su adolescencia. Hoy ha formado familia, con tres hijos, está asentado en Ciudadela y no solo la universidad y el trabajo le quitan tiempo para estar con ellos, también es “misionero de la Iglesia Cristiana” como le place presentarse.

“Desde el Albergue, la idea de siempre fue trabajar con la gente en situación de calle, dar ese aporte, brindar un servicio a gente que además tiene adicciones” comienza resaltando y explica a Dom que la Iglesia Cristiana es uno de los sostenes y que “con ella nos relacionamos con Chile, con los Hogares de Cristo, siempre trabajando con indigentes. Colombia es otro país que nos ha recibido, para formarnos”.

Como misionero se capacitó y trajo un curso de abordaje de la indigencia con el que educó al grupo humano que lo acompaña. Destinado a los jóvenes, primeramente para 20 participantes, armaron un proyecto para ayudar a gente en situación de calle de la ciudad, con una investigación de tres meses.

“Un primer censo nos dio 30 personas viviendo a la intemperie, sin techo alguno. Los sistemas de salud no los atendían porque ni identidad tienen, varios son NN para las instituciones, es inhumano. Algunos con 10 años en la calle. A otros la sociedad los transformó en personajes, como El Fierita, se había naturalizado como parte de la postal social de esta ciudad”, describe.

Primero se los asistió dándoles de comer, luego comenzaron a construir un vínculo. Escuchándolos, aunque muchos son muy reservados y callados, los rompecabezas mostraron las piezas desperdigadas.

“Comenzamos los sábados en la plaza de la Escuela 83, les llevábamos la alimentación, grupos de música, un poco de esparcimiento En el segundo año, donde funciona la Escuela Evangelista, se albergó gente, en Barrio Standart, “ahí ya llegaron 70 personas. No dimos abasto y nos cedieron una casa para alojarlos en Km. 17”.

Se consagró pastor de la Iglesia Ministerio Evangelístico Él Vive, creado especialmente para esta misión. Albergue Alternativa fue la gran obra, ahora son ocho personas las que se desempeñan directamente.

“La respuesta de la sociedad es excelente, el motor son los jóvenes y adolescentes. Hemos ido a los colegios a dar charlas, se interesaron en armar proyectos. Hago este trabajo fuera de la institución. Comodoro no tiene un albergue para ellos, no tiene dispositivos armados para darles una mano, ni a nivel municipal ni provincial”.

-¿Cómo fue surgiendo esa gran creación, los refugios móviles?

-Hemos construidos refugios con chapa y placa de madera, estas absorben el calor del cuerpo, por sus dimensiones, hace que ese calor permanezca dentro mientras se permanece. Esa idea me la brindó un ingeniero en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, donde curso el 2° año de Abogacía. Funciona porque la gente que los ocupa está bien abrigada, les proveemos vestimentas. Y son superpesados por el viento que corre acá. Es mientras le dure la vida o que Comodoro inaugure uno, para 100 personas, que tiene que tener ala masculina y femenina. Eso sería mucho más fácil para ellos, más digno. También, lo que estamos persiguiendo, es que salga una ley provincial que los proteja, que obligue al Estado a hacerse cargo.

[caption id="attachment_591972" align="alignnone" width="1191"] En la cocina: Claudio en la cocina donde preparan los platos para quienes pasan la noche en el albergue.[/caption]

Historia de lucha y superación

A los 30 años culminó sus estudios secundarios y hoy cursa el segundo año de la carrera de Abogacía. “Es algo personal, un gran desafío, porque mi historia fue en la calle. La pisé de muy chiquito, pidiendo en los bares, comiendo del tacho de basura. Esa fue mi realidad con 10 años de edad. Viví la que viven ellos. Cuando fui pendejito mis amigos eran los lustrabotas, con una madre soltera y cinco hermanos y encontrarnos con que no hay ayuda municipal.

Hay pibes que solo se manejan en la calle, juntan monedas limpiando vidrios en los semáforos, hay 15 menores de edad limpiando vidrios y nadie los ve, ni el dueño del parabrisas, con la riqueza que genera esta ciudad ni siquiera se les garantiza eso. Nos obliga, entonces, a nosotros a abrir ese servicio, ellos dicen que no quieren abrir una institución albergue, porque no quieren institucionalizar la indigencia y esta situación existe hace más de 20 años. Ellos dicen que trabajan persona a persona, personalmente, desde la Secretaría de Desarrollo Humano, nunca han podido lograr nada. Y a contraposición nosotros hemos tomado gente que llevaba 15 años y en menos de año se han recuperado”.

Rogge añade datos alentadores y para ello da cuenta de una “patrulla” especializada, “en dos años no hemos tenido muertos por hipotermia, tenemos los que denominamos Brigadas Nocturnas. No hay muertos por los refugios móviles, los alimentos, el abrigo, las frazadas que les proveemos. El año pasado fue el invierno más duro al igual que el que está transcurriendo. La única muerte fue por adicción al alcoholismo”.

-¿Cómo es el abordaje?

-Hay personas que son cerradas y otras se abren. Lo que nosotros abordamos es la identidad, partimos de que perdieron su identidad.

A mí me cambian los nombres, me ponen los de sus amigos que tuvieron, no pueden reconocerme con la mía, imagínate. Uno de los del grupo de asistencia tuvo que adiestrar el olfato, el tacto, la personalidad, para poder entrar con ellos, estar un buen tiempo y convivir con olores nauseabundos, llagas. Son como un perro que se encuentra abandonado y es muy importante no tenerles miedo para curarlos.

Las adicciones, tener en cuenta que el alcohólico o el drogadicto te pueden atacar. Nuestro desafío no es de poder ni de lucro, sino de ayudar.

Nuestro objetivo es volverlos al camino que alguna vez perdieron.

Volverlos a enfocar, decirles que tienen hijos, que tienen familia, si las tienen. A las cuales vemos que se frustran, sienten impotencia, pero porque tampoco tienen asistencia, no es que los abandonan.

Si uno les da las herramientas, las familias son los primeros interesados en sacarlos de la calle, volverlos a sus hogares.

-¿Y en campaña han ido a visitarlos?

-Nos pasó que han ido a conocer el albergue, los candidatos pasaron, llevaron alimentos, pero ahora que están en campaña ya deberían tener un proyecto elaborado a futuro. Ninguno lo tiene, necesitamos que Comodoro sepa cómo se va a trabajar con las personas situación de calle, los expulsados del sistema. A partir de ahora, no sirve rasgarse las vestiduras sobre lo que ya no se puede modificar, lo que no se hizo, eso es el pasado, pero sí podemos construir el futuro.

Hoy el Estado no quiere, tiene repulsión hacia ellos, mucho menos quiere los refugios móviles que hemos levantado, uno de ellos fue levantado arbitrariamente y no sabemos a qué lugar lo llevaron.

Nos levantaron el que colocamos en Plaza de las Energías en el Juan XXIII, la sacaron porque era muy visible. Fui a la Municipalidad, a pagar la multa si infringí alguna norma, necesito hacer el descargo ante un Juez de Faltas, pero como no existe registro en la Muni, no tengo cómo y lo perdimos, y nos cuesta mucho construirlos. Esto es una competencia municipal, siempre estudiamos cómo hacer las presentaciones y ésta es municipal.

Necesitamos una ley provincial de abordaje a la persona en situación de calle, específicamente que se ocupe de la indigencia”.



Controversias: Posturas sobre la existencia de un albergue estatal

“No solo hay que solucionar el tema del techo, montando un albergue municipal con todas las de la ley, pero el abordaje es mucho más complejo y tiene que ser multidisciplinario” cuenta una trabajadora social que se desempeña en la Defensoría Pública que actúa en situaciones de vulnerabilidad de derechos de personas y que pide reserva de identidad. Allí llegan los llamados telefónicos de ciudadanos que ven el recorrido y asentamiento de los sin techo.

“Hay personas que por el empobrecimiento generalizado, no le quedó otra que quedar en la calle, a lo mejor acompañándolos se reinsertan. Pero otro tema son las personas que tienen atravesamientos múltiples, ya sea de salud, de degradación, de consumo de drogas u alcoholismo, que han perdido toda dignidad y se resisten a la atención. Con ellos hay que armar su propia historia, esta realidad que nos circunda, la indiferencia, son generadoras de muchas de sus patologías mentales”, comienza diciendo sin pelos en la lengua.

Entonces, explica que la intervención es muy compleja ya que “está lo que la persona finalmente elige. Siempre hay un buen trecho entre el debería ser y la realidad. Hay que humanizar la intervención y eso tiene que ser: recursos del Estado y política social específica”.

Por último enfoca hacia que el único resorte que se termina haciendo cargo del tema: “la que se termina haciendo cargo es la guardia del Hospital, se amontonan en el hall y cuando consiguen una cama se los atiende, está colapsado el servicio”.

Celia Gandini, subsecretaria de Niñez, Adolescencia y Familia de la Municipalidad de Comodoro, indicó al programa “Actualidad 2.0” que “son más o menos 30 personas que todo el tiempo están en situación de riesgo, muchos de ellos son los mismos en los distintos censos”. Pero para los responsables de Albergue Alternativa esa cifra se duplica y llega a los 70 ciudadanos en situación de calle. La Subsecretaria explicó que “se va trabajando en los distintos planes y programas, resolvemos las situaciones en conjunto con otras áreas, involucrando a las áreas de infraestructura, salud, adicciones, por ejemplo”. Gandini consideró que “los albergues móviles instalados por Albergue Alternativa, cumplen una función de resguardo, explicó que al juntarse distintas personas podrían constituirse en un riesgo para su propia integridad”, fundamentando así la inexistencia de albergues sostenidos por el estado municipal.



Solidaridad permanente

Rogge dice que la sociedad responde, siempre. Un botón de muestra lo adosaron los jóvenes rockeros, que dando rienda suelta a su arte, se reunieron y convocaron hace dos semanas en El Trahuil, juntando alimentos no perecederos.

Contó en el escenario con 12 bandas locales, en Avenida Gatica 343 del barrio Industrial, De Santa Nada, Toscaso, Efecto Mandela, El Viento Me lleva, entre otras, entre riff’s y buenas canciones, se dio forma a otra noche que suma solidaridad, sin ella nada sería posible. De más no está conocer que los interesados que quieran colaborar con Albergue Alternativa deben dirigirse a calle Julián Murga 450 del barrio Standart Sur (Km.8) o comunicarse al teléfono 2974299419.

Para más información se puede ingresar a la página oficial de Facebook.

“Nosotros aguantamos fríos, lluvia, de noche se pone más denso, durante el día cartoneo para comer, junto, con eso me arreglo. Por suerte hay muchos vecinos que ya cuando me ven salen con algo y me dan. Somos humanos pero al mismo nivel que un perro callejero, dejamos los colchones donde pasamos la noche, bajo un alerito, algún resguardo y muchas veces llegamos y están quemados. Pero por suerte está la gente de Alternativa, esos albergues son lo más, no pasas frío” detalla Juan, que va y viene del Pietrobelli a la Ruta y viceversa, y que a la juntada de cartón le agrega horas limpiando parabrisas a muy pocas cuadras del diario.

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