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Un anciano se prendió fuego en su auto frente a la embajada japonesa en Seúl

viernes 19 de julio de 2019
Un anciano se prendió fuego en su auto frente a la embajada japonesa en Seúl

Seúl lanza una ofensiva exigiendo compensaciones por el trabajo forzado y otras tropelías cometidas hasta 1945 por las tropas niponas en Corea. Para Tokio ese asunto está zanjado desde el Tratado de normalización de 1975.

Un anciano surcoreano se prendió fuego en su automóvil este viernes frente a la embajada japonesa en Seúl en pleno lío diplomático y comercial entre ambos países asiáticos. En el interior del coche se encontraron veinte botellas de gas. El suegro del anciano que se inmoló fue víctima de trabajo forzado bajo el gobierno japonés durante la Segunda Guerra Mundial, una herida todavía viva en la sociedad coreana.

Esa disputa sobre la memoria histórica de la colonización de la península coreana por Japón entre 1910 a 1945 experimentó un giro comercial. Tokio endureció las condiciones de exportación a Seúl para ciertas sustancias, especialmente los semiconductores empleados en las pantallas de dispositivos electrónicos.

Dicha restricción afecta de lleno a grandes empresas tecnológicas de Corea del Sur, como Samsung, que previsiblemente repercutirá el precio en sus consumidores, disminuyendo su competitividad comercial. Una campaña ciudadana desarrollada en ese país animó a boicotear productos japoneses.

Para acabar de caldear los ánimos, la presidencia de Corea del Sur emitió el miércoles una serie de tweets que denuncian las atrocidades cometidas por Japón durante la guerra, comparando el destino de las víctimas coreanas con la de Simon Wiesenthal, superviviente del Holocausto.

Esta muerte coincide con la llamada de Taro Kono, ministro de Exteriores nipón a consultas al embajador de Corea del Sur en Japón Nam Gwan-pyo, para trasladarle el descontento de su país con el rechazo de Seúl a la propuesta nipona de establecer un panel de arbitraje para resolver el contencioso en torno al Tratado bilateral de 1965.

En ese tratado ambos países normalizaron sus relaciones diplomáticas y Japón pagó una compensación económica en forma de préstamos. Kono instó a Corea del Sur a que reconsidere su posición.

Tokio acusa a Seúl de “derrocar los fundamentos legales” del tratado de 1965 con las recientes sentencias de los tribunales surcoreanos que exigen nuevas compensaciones a trabajadores surcoreanos esclavizados durante la colonización nipona, “una actitud extremadamente insana”, en palabras de Kono.

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