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Manuel Martínez, desde el Sótano

miércoles 05 de junio de 2019
Manuel Martínez, desde el Sótano

Al frente del Sótano Pub, trabaja por el under comodorense a su manera. Autogestión y hacia adelante. Más y mejor. Lo de siempre y lo nuevo. Si hasta el momento no se hizo, él lo hace. Esfuerzo, visión, perseverancia, no es solo Rock & Roll.



(Por Flor Nieto) ¿Qué tienen en común Marky Ramone, Blaze Bayley (ex Iron Maiden), La Patrulla Espacial, El mató un policía motorizado, La Beriso, 2 Minutos, CJ Ramone, Bulldog, Bestia Bebé, Flavio Cianciarullo, Eruca Sativa, Carajo, Boom Boom Kid, Las Manos de Filippi y cientos de bandas locales? Todos pasaron por el Sótano. Hoy lo recorremos junto a Manuel Martínez, dueño y productor.

-¿Cuál es tu primer recuerdo con música? ¿Y tu primer banda favorita?


-En casa, mi padre era de escuchar folclore, chamamé. Tenían un Wincofon grande con sus discos, teníamos radios con cassette. Mi madre escuchaba más rock, más Spinetta, Pappo’s Blues. Mi mamá también era más joven que mi padre, una brecha de entre 12 y 15 años. Se turnaban entre ellos -risas-. Y mi primer banda favorita, Los Redondos.

Me marcó. Me la hizo escuchar un amigo y no me olvido más de esto, el primer tema que escuché fue “Pacman en el Savoy”. Había escuchado Divididos, la vieja guardia, Spinetta, Pappo, Invisibles, la música que escuchaba mi madre pero esto para mí fue totalmente diferente. Ahí empecé a escuchar sus discos pero fue lo que más me impactó a nivel nacional.

-¿Qué encontrás en los recitales que no encontrás en otro lado?


-Hermandad, alegría, disfrute. El lunes estuve reunido con unos amigos por mi cumpleaños, no soy de hacer grandes fiestas si no que nos juntamos a comer un asado y escuchar música. Cuando estábamos contando anécdotas, nos reíamos mucho porque tengo tres viajes a Neuquén. Fui a ver Manu Chao, La Renga y Megadeth. En los tres viajes tuvimos secuencias muy lindas. En el de La Renga no habíamos comprado las entradas y fue toda una odisea para pasar, de hecho quisimos pasar por prensa, llegamos a la puerta y dijimos: “No somos de prensa pero queremos entrar” -risas-. Con Megadeth, con otros amigos, que lo volvíamos loco al remisero. En Manu Chao perdí la zapatilla en el primer tema -risas-. Me divierto mucho. Te decía lo de la hermandad porque por ahí te caes, te levantan. Lo veo mucho en el Sótano, mucho grupo de chicos que se abrazan, que la pasan bien, eso encuentro en el rock.

¿Cómo llegaste a Comodoro? ¿Y al Sótano?


-Llegué a Comodoro hace aproximadamente 16 años en busca de trabajo. Trabajaba en una empresa pesquera, acá en la zona, y necesitaba otro ingreso. Un día salió un aviso en el diario de que el Sótano necesitaban un barman. Éramos tres parados afuera esperando.

El pub era de los hermanos Dalla Longa en ese momento. Nos hicieron pasar de a uno y a los dos días me llamaron. Me quedé acá y empecé a trabajar de mozo. Me quedé y no me fui nunca más. Trabajé de mozo, de barman, de encargado. Pasé por la gestión de los Dalla Longa, por la gestión de Marcelo Garnstein, que es el dueño de La Rockería y productor de la zona. Después vine yo. Hace 15 años que estoy dando vueltas por acá.

-¿Qué significa para vos?


-Primero, es mi fuente de trabajo. He hecho muchos amigos acá. Aprendí mucho, me cambió la cabeza, me enseñó a trabajar con bandas, con artistas, a producir, a entender, a visualizar, me desarrolló como comerciante. Me sentiría extraño si no estoy en el Sótano, pero tampoco es algo que considere perpetuo. Sé que me va a faltar algo pero sé que si mañana tengo que dar un paso al costado, lo daría. Creo que las cosas tienen un ciclo y si veo que hay cabezas nuevas, que hay cansancio, lo haría con alegría porque no me gustaría que esto se caiga. Me gustaría que perdure en el tiempo como un lugar de desarrollo, un espacio para bandas. Las cosas van cambiando y es generacional.


-Además, es icónico. Es el lugar de Rock comodorense.


-Hay espacios, está Trahuil, está Honolulu. Está bueno, la competencia estimula, por lo menos a mí. Está bueno que me corran, decir: “Que superen nuestra propuesta”.

A mí la competencia me genera ganas de hacer. Si estás solo estás en el llano, nadie te hace ruido, nadie te hace sombra. Estás vos solo. Ahora yo siempre estoy viendo la cartelera, qué podemos hacer.

-Marky Ramone, Cj Ramone, Blaze Bayley de Iron Maiden, At The Gates, todos tocaron en el Sótano ¿Tenés algún recuerdo favorito?


-Hay dos cosas que me marcaron mucho. En la gestión de Marcelo Garnstein vino el primer cantante de Iron Maiden, Paul Di’Anno.

En ese momento trabajaba de barman y me mandan a llevarle un whisky. Yo no lo había visto y cuando bajé, vi una persona con un bastón en la mano, muy avejentado, como que me dio un poco de pena. Eso me marcó. Lo que me gustó muchísimo fue el recital de CJ Ramone, la energía fue increíble.

Estuvo prácticamente agotado, vendió más entradas que Marky Ramone. Fue una fiesta de Punk Rock. Una locura, entrabas y todo el mundo contento, gente llorando, gente entusiasmada. Tocó Demasiada Presión, una banda icónica de punk local. Eso también me pareció un acto generoso de CJ, permitir que un artista local comparta escenario. Se brindó para con la gente, para conmigo, una persona muy amable. Hay muchos recitales en el Sótano, creo que somos el segundo o tercer lugar en el país que más conciertos tiene en el año. Esto no lo digo yo, lo dice el Instituto Nacional de la Música (INAMU).

Tenemos muchos recitales y muchos que están re buenos, pero me quedo con eso. Fue histórico tener un Ramone en la ciudad y dio paso para que venga Marky. Yo empecé a trabajar con CJ, después vino Marky y en la misma línea nos ofreció a The Exploited, era un hecho consumado pero lamentablemente uno de sus integrantes sufrió un problema severo y se canceló todo. CJ abrió el ciclo de artistas internacionales. Después vino At The Gates, con los chicos de Southern Warrior, la productora de Guillermo Águila, un referente del metal en Comodoro. CJ trajo mucho y sabemos que queda. Hay que reconocer que Marky se sintió muy a gusto en el Sótano y nos lo hizo saber, dijo que le recordó a un bar en el que había arrancado. Lo de Blaze también, la productora trabaja con bandas internacionales y le cumple el sueño a mucha gente, a muchos les cuesta salir de Comodoro. Fue algo histórico, la verdad que me siento muy contento y que la gente nos haya apoyado. Si la gente no te apoya en los recitales, se acaban los recitales.


-Además trabajás con bandas nacionales en giras por el Sur…


-Con las Manos de Filippi estuve en Puerto Deseado, les armé una gira, también armé la de 2 Minutos previa a la presentación de su disco de covers. También con Mal Momento, con Sin Ley, porque años antes cuando no tenía el Sótano podía viajar y salir de gira. A veces hacía de manager, les cobraba su cachet, los acompañaba, me gusta mucho, la paso muy bien. Con Las Manos me divierto mucho porque El Cabra, el cantante, es un personaje muy gracioso, muy histriónico. Yo pensaba que era así en el escenario pero es así en la vida real -risas-. Tienen un humor muy ácido.

A veces lo entendés a veces no, pero ellos se viven riendo. Eso me gusta mucho. Con 2 Minutos tuvimos una situación, ellos venían de gira, no se subieron al avión y nos dejaron de garpe, sin recital. Después de un tiempo se solucionó, ellos respondieron económicamente ante el perjuicio hacia mí.

En esta gira me tocó conocerlos mejor. Estuve enojado sí, hoy eso cambió. Estuve conviviendo cinco días con ellos y vi chicos. Son niños haciendo rock, son adolescentes.

Son buena onda, se llevan bien, se cuidan entre ellos. Calculo que van a seguir así. Son punks de verdad, viven girando, parecería que el mundo no les importa; viajando con ellos sentí que para ellos no hay mañana. Es una cosa muy extrema -risas-. El hecho de tener el Sótano me restringe un poco porque tengo que estar, me gusta estar. Me gusta saber que asisto a la gente que viene acá. Los chicos vienen y tienen que tener a alguien en quien apoyarse. No pasa nada, no hay conflicto pero si llegara a haber quiero estar, para resolver, para mediar, para calmar entonces tengo que estar. Yo todos los fines de semana de mi vida estoy acá. Tengo una responsabilidad moral y civil, no puedo manejarlo a control remoto porque se trata de gente y tenemos que estar para cuidarla.


-¿Cuál es la importancia del under? ¿Y de la autogestión?


-El under es el momento previo a las grandes ligas, lo que no quita que cuando vayas a tocar lo hagas con compromiso. Hay una confusión, muchos piensan que ser del under es ser un tirado, no ensayar, no tener buenos equipos, emborracharse, no dar un recital.

Y no, podés ser del under e ir subiendo de a poco. Es la base. Si no hay under no hay nada ¿Qué surge sin under? Hay que tomárselo con respeto. No es no tocar, tocar mal, no ensayar, eso no es under.

Todos somos autogestionados acá, vos te autogestionás, yo me autogestiono. A laburar. Acá en el Sótano se gestiona todos los días, se gestiona para que mejore, para la limpieza, para arreglar las luces.

Las bandas se gestionan, venden rifas, hacen tocatas, para poder grabar un disco, pagar una sala de ensayo. La autogestión no tiene pausa porque cuando te quedás, se detiene todo. Depende de vos pura y exclusivamente. Tenés que promoverte, que venderte, golpear puertas, levantar el teléfono. Hay que entender que acá no hay otra manera. Acá las bandas no tienen un apoyo económico del gobierno, no lo puedo asegurar pero entiendo que es así porque si no desde el Municipio te darían para grabar un disco, para que puedas girar.

En la última gira de Abelardos por La Plata y Rosario, los chicos vinieron a mí para que les dé una mano porque tenía una conocida que podía conseguir aéreos más baratos, pero los pagaron ellos. No se lo pagué yo ni se los regalaron. Cosecha Especial también, lo gestionaron ellos, lo hicieron ellos. The Otherness también, están en Buenos Aires tocando y ahora están en Inglaterra. Si Cosecha no se hubiese movido no llegaba a México.

Abelardos, Falsa Cubana, La Patada de Mandinga. La autogestión es muy importante, hay que entenderlo. Es de abajo y con sacrificio, con entrega, entendiendo que no es de la noche a la mañana, es un proceso. El proceso es necesario porque se adquiere experiencia y la experiencia no es algo que se enseña. Se adquiere caminando.

Hay bandas acá legendarias y siguen, eso se llama fuego sagrado, porque a pesar de los años siguen tocando. Admiro mucho ese fuego sagrado. Estoy convencido de que los músicos no viven de la música ni tienen cuentas en dólares, pero siguen. Eso se llama sentir y querer lo que se hace, fuego sagrado.

-¿Qué pasa con el Rock hoy?


-Me preocupa un poco. Justamente como no hay apoyo, como no garpa, hoy el rock está siendo excluido. En la ciudad no hay tantas radios que difundan rock. Los chicos que vienen no están escuchando, si bien es cierto que existen plataformas digitales también tiene que ser masivo, se tiene que dar a escuchar. Ojalá que me equivoque, vengan nuevas corrientes, nos llenen de rock la ciudad, el país, las emisoras se contagien y todos escuchemos. El Sótano, el Trahuil, Honolulu, son lugares que dan espacio a artistas que quieren hacer rock. Está buenísimo pero tiene que haber más, más difusión, más apoyo. Y vuelvo a decir, ojalá que me equivoque. Ojalá las nuevas generaciones nos den vuelta como medias y cambien la fórmula pero sigamos escuchando rock. No estoy en contra de los otros géneros, no voy a hablar mal pero sí me gustaría que el nuestro no caiga.


-¿Qué consejos le darías a las bandas independientes?


-Que no aflojen, que yo he visto llegar. Me voy a reservar el nombre, pero he visto una banda que vino a tocar al Sótano hace seis años y no hace mucho estuvo tocando en el Monumental.

Milagro, perseverancia, llamalo como quieras, pero yo he visto llegar. También he visto bandas locales en grandes escenarios y con marcos imponentes, el caso de Cosecha Especial y Abelardos en el Socio Fundadores. Lo organizamos y metimos 1600 personas. Fue una noche soñada, no lo creíamos ni nosotros -risas-. Nos arriesgamos y lo hicimos. Creer, gestionar, insistir, persuadir, eso.

Nadie te va a regalar nada, entonces hacelo vos mismo. Las bandas que grabaron su disco, hace poquito Stendhal nos regaló el suyo, lo hicieron ellos. Lo pagaron ellos.

Manteniéndose Real de Caleta Olivia está a días de sacar uno. Se puede pero hay que estar, hay que ir aunque te cierren la puerta en el mismísimo Sótano, golpeala de nuevo. Hay tres lugares acá para tocar, se puede. Yo limpiaba los baños acá, atendía las mesas y hoy estoy como dueño. Persistí, crecí, insistí, seguí, es lo mismo. No hay que cansarse.

“Esto es un deseo. Yo no creo que me vaya a perpetuar acá pero si algún día me tengo que alejar, que sea con una despedida en un marco más grande que el Sótano y hacer un recital gratuito para toda la gente. Si algún día me tengo que ir, que sea con un recital y que estemos todos ahí” termina. Y esperamos que suceda así, tal cual lo dice, pero que sea dentro de mucho mucho tiempo.

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