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Dick Arnaldo Almonacid: El profesor que se siente aprendiz

martes 28 de mayo de 2019
Dick Arnaldo Almonacid: El profesor que se siente aprendiz
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Dick Arnaldo Almonacid: Fanático del deporte, apasionado de los datos, un histórico del periodismo deportivo regional respetado por todas las hinchadas, colegas, lectores y oyentes. Siempre pensando en el semillero. Este año su programa cumple 20 años al aire. Un caballero, un tipo entrañable, así lo definen. Un profe en el camino de la vida.



(Por Facundo Paredes - Fotos Christian Emmer) Egocéntrico. En los últimos años, creyó que su opinión era más importante que la noticia. Tomó el protagonismo. Suele dar golpes bajos para generar audiencia, cuestiona al goleador de la temporada porque no convierte en dos partidos seguidos y le recrimina al arquero que tenía la valla invicta por un error bajo los tres palos. La descalificación llama mucho más la atención que la alabanza y eso, quiera o no, atrapa. Polémico. Actualmente, se lo etiqueta como un show por las discusiones. Estas descripciones son el lado oscuro del periodismo deportivo. Por eso, usted no lo relacionó con el periodista deportivo emblema de Comodoro Rivadavia: Dick Arnaldo Almonacid.

Dick me clavó el visto en WhatsApp.

En su estado, dice que está “en la radio”. Es martes, 23 de abril.

Una jornada con poca actividad en la agenda del periodismo local, aunque siempre se puede encontrar algo bajo tierra. Le envío un mensaje para proponerle la idea de esta nota y no me contesta. A la mañana siguiente lo llamo. Me presento. Interrumpe mi propuesta y me dice: “preparé algo para vos, no sé si te servirá”. Con mucha confusión, le respondo. No entiendo lo que me dijo, si nunca habíamos hablado. No nos conocíamos.

Ese mismo día, por la tarde, me dirijo al Diario Crónica. Primer encuentro. Después de una conversación telefónica con muchas interrupciones y pocas certezas, pactamos en reunirnos una hora antes del comienzo de “Fanáticos del Deporte”, el programa deportivo más escuchado por la ciudad.

Dick llega 16:33. Lo saludan las cinco personas que estaban en la recepción (tres empleados y dos clientes, creo que querían poner un anuncio en los clasificados para el ejemplar del jueves). Parece nervioso.

Saca de su maletín negro, como una especie de morral, un sobre de papel madera. Su tamaño es el de una tablet y tiene escrito mi nombre: “Señor Facundo Paredes”.

Me lo entrega. Si antes estaba confundido, después de recibirlo, aún más. Ahora, el que está nervioso soy yo. No son nervios de miedo, sino de incertidumbre. Una incógnita.

Subimos a la radio. “Me contaron que querías hacerme una especie de nota por mi recorrido. Por eso te preparé esto, son algunos datitos sueltos. Si me acuerdo de otra cosa, te lo mando por mensajito”, explica Dick. Abro el sobre y saco las hojas impresas. Las relojeo y me doy cuenta de que se tomó el tiempo de resumirme su trayectoria en dos hojas A4. Sonrío, no me lo esperaba porque no se lo había pedido. Entramos al estudio y Dick saluda a su primer operador, Maximiliano Acuña. “A este le tenés que hacer una nota, es un personaje”, tira Dick. Saca de su maletín un pack de galletitas y se las regala.

-Tomá Maxi. Son para vos nada más, eh.

-Uh, gracias Profe. ¿De qué son? ¿Chocolate? Muchas gracias.

La atención es la primera virtud que resalta de su persona. No importa si tenés 5, 10, 20 ó 50 años, Dick está atento para lo que uno necesite. Hablamos unos 40 minutos y corta la charla porque falta poco para el comienzo de su programa. Dick saca tres cuadernos muy artesanales y me muestra las estadísticas de todos los equipos y de todas las categorías, tanto de la primera, reserva y divisiones inferiores.

Quedo asombrado, puño y letra. Lo primero que imagino es cuántas horas se tomó para hacer ese trabajo, aunque no se lo pregunto. En otra hoja aparte tiene anotado cuatro nombres y sus números de teléfono: un jugador, un entrenador, un dirigente y otra persona que no conozco. Le cuento que tengo el contacto del goleador –ahora es otro el que tiene más goles- de la reserva de la B. Se le dibuja una sonrisa y me pide su celular amablemente.


-¿Desde sus comienzos nació el interés por las inferiores?


-Sí. Hace muchos años. Los domingos teníamos un programa que se llamaba “Viva el fútbol de inferiores” y salía a las 11 de la mañana por LU4. La gente no joven aún lo recuerda -ríe-. Cuando me tocó ir a Sarmiento por razones laborales, más de uno me decía que esperaban desde las 10, 10:30 no para saber los resultados, sino para escuchar el programa completo. Muchos chicos que pasaron por la radio después fueron figuras, yo los llevaba a los medios para que los conozcan.

-¿Por qué se enfocó específicamente en los más chicos? -Porque veía que no había difusión. La primera división era el foco de atención y, a veces, suele pasar que nos olvidamos de cosas importantes.


Igualmente, estamos hablando de otro Comodoro, pero los chicos son el futuro, hay que acompañarlos.

Recuerdo que Radio Nacional no hacía deportes, era estructurada, demasiado estructurada, porque era la época de la dictadura.

Tenía que hacer el programa con libreto y presentarlo al director.

Si me aprobaba, me dejaba salir al aire. Y en esos pocos minutos metía lo que podía, inferiores, primera, lo que me alcanzaba.

-Pasó por las tres facetas, gráfica, radio y televisión. ¿Cuál le gustó o gusta más?


-Radio, sin dudas. Ahora estoy como volante en el diario, los fines de semana voy a alguna que otra cancha de cualquier deporte. Y en televisión estuve muchos años, pero era otra época. Era difícil y muchas horas. Por ejemplo, cuando hacíamos las notas en el exterior, había que llevar un equipo pesado, un técnico, todos los aparatos. Por suerte, ahora con un pequeño celular ya podés hacer una transmisión.


-¿Y cómo lo ve? ¿Qué tiene de bueno y de malo?


-Lo bueno es la espontaneidad. Me ha pasado con Adrián de los Santos, un distinguido colega y un excelente periodista que tiene la ciudad, que me llamaba un mismo miércoles y te decía: ‘te interesa el partido del miércoles’ y lo hacíamos. Antes no se podía hacer.

Y lo malo es que se perdió el trabajo en grupo, ahora hay muchos programas donde trabajan dos o tres personas nada más. Cuando hacíamos los partidos de la Comisión de Actividades Infantiles en la B Nacional éramos seis: relator, comentarista, dos juegos de campo, locutor comercial y el técnico. Todos pesos pesados, había que moverlos –ríe-.

Dick es periodismo. Si alguna vez fue a ver un partido de fútbol, un juego de básquet o una carrera de atletismo en los últimos cincuenta años, probablemente lo haya visto.

No tengo pruebas ni algo que respalde esta afirmación que parece innegable, pero estoy seguro que él estuvo en el lugar del hecho, donde está la noticia.

“Si le falta un gol, es como si le faltaran todos. No sé bien cuántos partidos se juegan todos los fines de semanas, 15, 20... y capaz que él tiene todos los goles, pero si le falta uno, se preocupa mucho. Hace lo imposible para conseguir ese dato, sino el trabajo está incompleto para él. A Dick le gustan los datos”, lo define Alejandro Carrizo, periodista deportivo de Crónica y colega de Dick hace varios años.

A las 18, con media hora de programa, cambia el operador de Fanáticos del Deporte. El segundo turno es de Lydia Cocha. La “Pelu” llega y es otro ambiente. Ni mejor ni peor, la atmósfera es distinta.

Pelu es energética. “Buenas tardes, Dick Arrrnaldo Almonacid”, es su saludo resaltando la decimonovena letra del alfabeto español. Luego, Maxi le refriega antes de despedirse: “Mirá lo que me regaló el profe”. Pelu se pone celosa y exige su regalo. Parecen dos niños. Dick está enfocado en el programa. Él es el conductor, co-conductor y columnista, el único dentro de la isla.

Mira al frente y le habla al oyente.

Si bien uno elige inconscientemente las palabras antes de decirlas, Dick se toma un segundo más para la elección. Parece algo tonto, pero el “Profe” no deja al azar su vocabulario. Quizá es por eso que se diferencia de los demás.

“Es una persona muy humana, todos los periodistas de la ciudad pasaron por su programa. Él los ayuda y les da un empujoncito para soltarse un poco más”, destaca Cocha, su operadora de hace unos 20 años aproximadamente.

Pasaron cinco días. Es lunes, 29 de abril. Segundo encuentro. Dick termina el programa unos minutos antes porque tiene que irse a la Liga de Fútbol. Allí, en la casa madre de la pelota local, hay reunión entre los dirigentes, y Dick asiste para verificar sus datos, conseguir información y mantener la relación con sus fuentes. Clase de periodismo en épocas de audios de WhatsApp y redes sociales. No por nada lo apodan “El Profe”. Antes de marcharse hacia el centro de la ciudad, me muestra su credencial de cuando trabajaba en el diario El Patagónico en los finales de la década del 60 y pregunta cuándo será la tercera -y última- charla. A pesar de su más de 70 años, el “Profe” es una persona demasiada activa. Meticuloso, ordenado. Necesita organizarse con días de antelación.



-¿Cómo surgió el apodo “El Profe”?

-Por Enrique “Quique” Vera. Estábamos haciendo una transmisión de básquet y yo era su comentarista en La Liga Nacional. En un tramo del partido, Quique hace una consulta al aire sobre un jugador o un equipo, no lo recuerdo bien, y por coincidencia yo tenía ese dato. Entonces él me dice ‘¡Grande Dick, usted es un profe!’ y luego empezó a decirme profe –entre risas-.

-Cuando le conté a un colega que estaba trabajando para esta nota, me dijo que “el profe entrevistó a Maradona”. ¿Es cierto? ¿Cuándo fue?


-No. Es una linda anécdota, pero no lo entrevisté a Diego. Previo al Mundial de Fútbol de 1978, viajamos con el canal hacia Bahía Blanca porque la Selección Argentina jugaba allí, ante Olimpo, y el canal quería transmitir todos los encuentros.

Fue el anteúltimo partido amistoso del seleccionado antes de la Copa del Mundo, el último se disputó en Córdoba. Las instrucciones de arriba fueron que grabáramos el partido, pero nosotros hicimos notas y estuvimos en la conferencia de prensa. Estábamos entre todos los canales importantes y no nos daban ni bola, pero estábamos ahí. En un momento, en el hall del hotel donde estaban todos los jugadores, Maradona se sienta al lado mío porque era el único asiento libre. Entonces yo le hablo Scavuzzo, quien armaba los equipos: “Juanca, es Maradona.

Hagamos una nota”. Y Juan me respondió que no, que tenía que armar todo el equipo otra vez y era un laburo. Entre ida y vueltas, Maradona se paró y se fue la habitación.

Al final, no le hice la nota, aunque no fue culpa mía –sonríe-, y todo el mundo me dice que me hubiera hecho famoso –ríe-.

El programa Fanáticos del Deporte que se emite por Radio Crónica está por cumplir su 20° aniversario.

Arrancó con una hora, después se sumó otra más y, por último, se bajó media hora. ¿Por qué dura una hora y media? Redujeron su tiempo (aunque sea el programa con más audiencia) para que los demás tengan más minutos en el aire. “Es nuestro espíritu, hay que darles lugar a todos.

El compañerismo es fundamental en un grupo de trabajo”, explica Dick.

“Es un tipo generoso. Lo ves en su andar diario. Por ejemplo, los fines de semana, cuando tengo que repartir las actividades para ir a diferentes canchas, al primero que le consulto es a Dick. Le pregunto por el tema de la edad y esas cosas, yo lo veo bien igual -ríe-.

Se preocupa por los compañeros, otro con su recorrido no lo hace.

Tiene una estructura de trabajo increíble y genera afecto, por eso su voz es reconocida en Comodoro”, describe Mario Carpio, jefe de Deportes de Diario Crónica.

Dick le da voz a todos los deportes, hasta transmitió gratis una temporada de Gimnasia y Esgrima en La Liga Nacional de Básquet (no le importó la plata ni la publicidad, su ego se reduce a la mínima expresión). Pero el fútbol es su fuerte y las divisiones inferiores su tesoro.

[caption id="attachment_578482" align="alignnone" width="1361"] En blanco y negro: El profe Dick Arnaldo Almonacid con colegas en diferentes etapas de su vida, de la cancha a la redacción.[/caption]

-Un colega suyo me dijo que es celoso de las inferiores…


-Soy celoso, pero estoy esperando que lo toquen -entre risas-. Uno va llegando a una época que tiene que cerrar un ciclo, todas las cosas se terminan en algún momento de la vida. Llevo mucho tiempo en esto y me gustaría que alguien tome el testimonio, aunque jamás cerré puertas.

Walter Muñoz es un amigo y tiene una página que está muy bien considerada en el ambiente periodístico.

Él siempre me dice que pongamos los resultados de los chicos ahí, sirve mucho. Uno trabajó para que las inferiores tengan su debida promoción. Soy de los que piensan que es absurdo que los clubes contraten a tantos jugadores y no muestren a sus juveniles. Los guardan. Y no lo digo criticando, creo que al fútbol le falta difusión en ese aspecto.

-Acaba de decir que nunca cerró puertas. Por lo que lo he visto en una cancha, a usted lo saludan los jugadores del local y visitante, dirigentes, hinchas y hasta la policía. Quizás se debe a eso ¿no?


-Soy un agradecido de todos, la gente es y ha sido muy generosa conmigo. No es fácil ir a una cancha y que el hincha, que muchas veces está fastidiado por algún resultado adverso, te trate con respeto y consideración. Siempre es un mimo cuando más de alguno te recibe con un ‘usted me hacía notas a mi cuando jugaba, y ahora se las hace a mi hijo’. No es una proeza periodística. Es simplemente la vida y los años que nos han permitido mantener un contacto con la gente. Siempre me consideré un aprendiz. Todos los días se aprende algo nuevo. Hay varios maestros que andan dando vueltas por redacciones, otros detrás de un micrófono o frente a la cámara de televisión. Bueno, en la vida también los hay.

Esta vez, pasó más de una semana.

Miércoles, 8 de mayo. Si bien la trayectoria es reconocida en la región y en diferentes ámbitos, lo que más se rescata de Dick es lo humano. Trascendió la profesión.

“Lo digo con bastante honestidad, la mayoría que está en la tribuna me pasa por arriba. Trato de ser respetuoso con mis colegas y tengo admiración por ellos.

Me parece que es una vuelta, la lectura de la vida. Más de uno me lo ha dicho, trato de colaborar y ayudar porque todos nos conocemos”, cuenta Dick.

Podría contar que trabajó en todas las ramas del periodismo: gráfica, radio y televisión. También que fue empleado por 28 años en el Banco Provincia del Chubut. Que estuvo en los dos diarios de la ciudad y en la mayoría de las radios. Que tuvo un programa llamado “Viva el fútbol de inferiores” que se emitía un domingo a la mañana, y, a pesar del horario, era el más escuchado. Que hizo un programa en Río Cuarto y en Sarmiento. Que cubrió fútbol, básquet, rugby, hockey, atletismo, handball, vóley y ya perdí la cuenta. Que ganó numerosos premios. Que una cabina del estadio municipal de Km.3 lleva su nombre. Que recibió una distinción a su trayectoria por parte de la Federación Argentina de Periodistas Deportivos en Buenos Aires.

Pero eso ya se sabe. Dick no es buen periodista por darle voz a todos los deportes. Ryszard Kapuscinski, maestro del periodismo, expresó en una entrevista que: “Para ser buen periodista hay que ser buena persona”. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas.

Es un espejo. Es por eso que Dick Arnaldo Almonacid es un buen -gran- periodista.


Algunos reconocimientos



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