César Alejandro “Chatrán” Hernández, de los departamentos Vip a las estafas reiteradas

“Ayer estuvo acá, nadie me dio ni cinco, se paseó por todos lados, así estamos, a nadie le importa, ya me estoy cansando”. La voz entrecortada, pero no de resignada, solo transmitiendo impotencia, es la de Clara Reynoso (65), una vecina y empleada municipal en la localidad santacruceña de Las Heras.

Es el reflejo de una víctima más del archiconocido estafador comodorense César Alejandro Hernández, más conocido como “Chatrán”, con condenas y causas abiertas por estafas reiteradas no solo en esta ciudad, sino también en Esquel y Puerto Madryn. En este caso la damnificada adjunta a este medio copia del contrato ante escribano público.

Estafas reiteradas

Las últimas noticias sobre sus andanzas al margen de la ley provienen de localidades del norte de Santa Cruz, entre ellas Claramira Reynoso. El “modus operandis” lo ha repetido tal vez decenas de veces: contrata un vehículo aduciendo ser representante de una supuesta importante empresa de servicios y mediante escribano público se compromete -como en este caso- a pagar una suma considerable -$ 75.000 en este caso- por mes. El contrato es por un año. Luego de transcurrido el primer mes, los damnificados se percatan que no cumple lo pactado y cuando lo llaman, directamente no contesta o amenaza al legítimo propietario. En varias de sus estafas, terminó vendiendo la unidad automotriz a otra persona con el solo comprobante del 08. Dicha persona lo compra de buena fe, sin saber el embrollo judicial que puede costarle a futuro.

“Chatrán”, un poco de historia

Ya casi pinta los 40 pero desde muy joven se hizo conocer por sus artimañas con su cara de galán de telenovelas y arriba de una moderna motocicleta que acentuaban el brillo de sus camperas y pantalones de cuero negro: César Alejandro “Chatrán” Hernández supo sacarle provecho a aquella época no tan pasada en la ciudad donde proliferaron los prostíbulos privados, eufemísticamente denominados y promovidos como “Departamentos Vip”. Fue una época de esplendor comercial en la ciudad por los sueldos y el bienestar económico que brindaban las regalías petroleras cuando el barril superaba los 100 dólares. “Chatrán” supo tener su propio “Vip” en calle Sarmiento al 1.600 con mujeres no solo argentinas, sino de diversas nacionalidades cuando en aquellos tiempos era toda una tentación arribar desde otras localidades a la capital petrolera. Y fue precisamente “Chatrán” Hernández uno de los precursores en denunciar malos tratos de la Policía cuando una noche le cayó un allanamiento para cerrarle el negocio por demás rentable. “Me destrozaron todo, fíjense y saquen fotos” supo decirle a un equipo periodístico de Crónica tras la diligencia judicial.

En libertad

Pero además de haber recibido condena por ser el partícipe necesario de un asalto a mano armada en un local de avenida Kennedy años atrás junto a dos consortes de causa ya fallecidos en diversas circunstancias y donde el comerciante resultó gravemente herido, “Chatrán” se hizo aún más famoso por su habilidad para las estafas. A modo de “hobby” y en compañía de esbeltas mujeres, supo hospedarse en hoteles 5 estrellas tanto en esta ciudad como en ciudades como Esquel o Puerto Madryn, comer y beber de primera en una suite, y dos o tres días después irse sin pagar. Una de sus condenas la cumplió hasta no hace mucho en la Alcaidía policial. Justamente, algunos internos de la Alcaidía meses atrás bajaron por redes sociales videos que se sacaron en los pabellones. En uno de esos videos aparece “Chatrán” Hernández haciendo una especie de danza desopilante, pero con el rostro y cuerpo con signos evidentes de haber sufrido una golpiza por parte de otros internos.

Pero recuperó nuevamente su libertad y todo pareciera indicar que sigue con sus andanzas fuera de la Ley. Y esta vez cuentan que anda por ciudades del norte de Santa Cruz y que las denuncias podrían ir sumándose y engrosando el prontuario de un individuo que, según fiscales de Comodoro, siempre ha mostrado un comportamiento “reticente” en sus causas penales ya que muchas veces no se presentó a reiteradas audiencias cuando debía dar explicaciones de su accionar delictivo.