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Marcela Saez: Alta Costura

miércoles 20 de marzo de 2019
Marcela Saez: Alta Costura
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El sol del mediodía entra por los ventanales del Atelier en Plaza Domus. Tres vestidos vaporosos protagonizan la vidriera impoluta. Parecen esculturas, casi que lo son.  En vez de cincel y mármol, aguja, hilo y tela. Marcela dice que cobran vida en el cuerpo y que lo disfruta mucho.





(Por Flor Nieto) Hace 8 años que trabaja en su propia marca. Cuenta que es muy difícil que un diseñador del interior pueda trascender sin salir de su lugar. Desde un principio lo supo, pero no lo aceptó. De hecho, sus vestidos viajaron desde el sur hasta Pasarela Costura España, uno de los eventos europeos más importantes de la Alta Costura. Todo, sin cambiar código postal. Su visión va más allá, parte de la cooperativa textil Jointex y docente de Diseño de Indumentaria. Hace para que otros puedan hacer.

¿Cuándo diste el primer paso?

Empecé ya grande, en su momento no lo vi como una profesión que me pudiese sostener. No me sentía profesional. Cuando ya, por temas familiares, sabía que contaba con determinados tiempos para poder trabajar opté como un proyecto a realizar. Empecé a estudiar. Vengo de mamá modista, me crié con la máquina, con las telitas que te dan como para que te entretengas con la muñeca. Soy muy menudita, muy chiquita, no encontraba talle así que siempre estaba modificando toda la ropa que compraba. Venía muy familiarizada con todo. Cuando ya lo empecé a ver como profesión, me comencé a preparar, a ver la carrera de Diseño de Indumentaria porque en ese momento no la teníamos acá. Estaba todo muy lejano, era a distancia. Tomé coraje. El diseño es un tema muy personal, aposté a trabajar con mi nombre y hace 8 años que estamos trabajando. La verdad que feliz con la decisión.

¿Qué significa un vestido de novia?

El vestido de novia para mí es la exigencia más grande en Alta Costura. En cuanto a detalle, en cuanto a trabajo artesanal. La Alta Costura es una manifestación de creatividad, es una expresión, es donde me sentía cómoda. El gusto por el detalle, la delicadeza, el tipo de telas, para mí era el desafío más grande. Cuando me iba acercando, cuando me iba dando cuenta de que lo podía lograr y me gustaba me fui animando más. También la recepción de los clientes, gustaba y pedían. Ahí empecé a trabajar un estilo propio y es el que mantengo. Ese estilo delicado, el detalle siempre presente, lo lánguido, con la identidad de la zona. Para mí la inspiración siempre fue el lugar a donde vivo y lo marqué cuando tuve que exponer mi trabajo afuera. Siempre con la identidad patagónica, el paisaje, cerro, mar, espacio, era eso.

En tus producciones también se genera el contraste del paisaje rústico e inhóspito, y a la vez el vestido vaporoso, etéreo y el contraste es increíble…

Sí, la colección anterior, la que llevé a España se llama Esencial. Quise mantener el mensaje de que el lugar donde vivimos puede parecer tan rústico, pero nosotros encontramos la belleza que uno puede expresar en lo creativo. De a poquito fui logrando que capten la atención no solo en el diseño sino en el lugar de donde yo venía, marcar esa identidad.



Cada diseñador tiene su impronta, su visión ¿Esa es la tuya?

Mi esencia es patagónica, chubutense. Tuve la posibilidad de vivir en la cordillera durante toda mi niñez y además tengo la fascinación por el paisaje costero. Eso no lo encuentro en ningún lugar del mundo. Creo que tenemos un tesoro enorme. El cielo, los colores del mar, el viento. Los vestidos tienen ese vuelo que no podemos evitar. Nosotros, de alguna forma, vivimos volando o contra el viento.

Tus vestidos protagonizaron páginas completas de Nubilis, revista nacional especializada en Bodas, en varias ocasiones...

Me acompañaron desde que empecé, son un poco mis mentores en instalarme como diseñadora de Alta Costura a nivel nacional e internacional. Es muy difícil que un diseñador en el interior pueda trascender sin salir de su lugar. Yo lo hice sin moverme de mi lugar. De hecho yo traje a la revista, a Fiancé, a Nubilis, a referentes de moda nacional. Hasta que no los traigo no estoy tranquila -risas-. Quiero que vean también que en el sur tenemos un potencial tremendo, los espacios, mucho por hacer. Quiero que tengan la mirada en Patagonia en cuanto a moda, vengo visualizando hace muchísimo hasta dónde podemos llegar los diseñadores locales. En lo personal, yo ya logré más de lo que tenía pensado. Sostener una marca, poder llevarla a un evento internacional, tener un reconocimiento, no puedo pedir más. Eso también te hace ver al otro. Yo pude hacerlo y quiero que esto no quede ahí. Hay mucha gente como yo y hay que motivar, y seguir para que esas puertas que se me abrieron a mí, sigan abiertas. Hay mucho potencial. Nos debemos eventos de moda en Comodoro y en Rada Tilly.

Y años atrás no se hubiese pensado. Tenías que irte a Buenos Aires sí o sí, para trabajar en las carreras que se salen de lo tradicional. Esto de pensar global y actuar local...

Comodoro es una ciudad enorme y los que vivimos muchos años todavía no tomamos consciencia de eso. Así como hay gente que se va, hay gente que se queda y apuesta. Va a dar un vuelco, quizás no se visualiza tanto pero es otro Comodoro. Diseño, Marketing, cuesta instalarnos más porque no está acompañado por otras actividades. El poder trabajar una marca desde lo local hace años era un desafío. Yo en ese sentido siempre me sentí visionaria, porque siempre vamos a buscar ser auténticos y  salir de lo masivo. El diseño, lo creativo, mostrar algo propio iba a tener su lugar.



Uno puede estar en Comodoro y trabajar para el mundo. Punto para Internet.

Nos abrió la cabeza a todos. Las limitaciones en ese sentido no existen. Yo subo un vestido y puedo tener comentarios de cualquier parte del mundo.

De La Patagonia a Pasarela Costura España ¿Cómo fue? ¿Cómo se sintió?

Pasarela Costura España fue una propuesta para diseñadores que ya venían con una trayectoria, con un determinado estilo y se fueron seleccionando. De La Patagonia fui la única, no fue una invitación masiva. Me sorprendió bastante porque no era consciente del nivel de diseño que estaba manejando, no tenía un entorno que me indicara. Yo trabajaba con pasión y era lo que hacía. Esa invitación me abrió la cabeza sobre la importancia de la actividad y que justamente esto, no había límites. Yo seguía trabajando en lo local y tenía una invitación para una pasarela internacional sin moverme de mi lugar. Estábamos en medio de la inundación, me fui sola con mis maletas. Fue una experiencia grandiosa que todavía hoy sigue, de hecho tengo un pedido de una clienta de España. Son las repercusiones de llegar a esos lugares. Lo viví como un sueño, es parte de la magia. No hay mayor explicación, allá nos lleva la creatividad. Hay un mercado afuera que le interesa lo nuestro, la Alta Costura crece, las redes nos acompañan y nuestros diseños pueden salir. Esa era la idea de participar. Esa puerta quedó abierta y todos los años recibo esa invitación. Obviamente quiero volver pero con equipo local, nos ayuda a trabajar con los referentes más importantes. Somos como esponjas, absorbemos y volvemos con el crecimiento y la necesidad de querer eso en Comodoro. Es seguir insistiendo, es lo que me caracteriza -risas-.

Es que ser persistente es la única manera de lograr cosas.

Sí, sí, sí. Yo creo que ese evento que me proyecto se va a hacer. No quiero terminar mi profesión sin haber logrado eso. Desde el año pasado que acepté ser profesora de Diseño de Indumentaria y es esto, va abrazando esto. Yo quiero para la ciudad esto, que la actividad que me abrió tantas puertas en lo personal y económico, porque si no me redituara no lo haría, se potencie. Creo que es cuestión de tiempo, se va a dar lo que proyectemos.



La docencia también tiene un papel muy importante…

Lo tomé por el lado de que el Diseño no es una actividad fácil. Si bien hablamos de la creatividad, de lo que nos gusta, requiere mucho esfuerzo y dedicación. Es una actividad bastante dura, de mucha soledad, de caer y levantarse. Hasta que lográs que esa creatividad sea acertada, poder vivir de esto, es un camino duro. Veo que en la ciudad, estaba tomado como muy liviano y me da que el tomarlo de esa manera no nos ayuda a potenciarnos ni a instalar la actividad. Cuando se abrió la carrera, si yo podía aportar lo iba a hacer y bueno, se me ofreció y me pareció que tenía la capacidad, conocimiento y experiencia sobre todo. Diseñar, vivir de eso y mantenerse en un mercado competitivo. Creo que cuando hiciste una carrera, lo pudiste lograr, tenés un aprendizaje de lo que sí y lo que no. Si podemos quedarnos con lo que sí, no gastemos tiempo en lo que no.

El tema de las redes sociales también es que se muestra la parte linda, lo que salió bien o el resultado final y detrás de eso...

Hay un montón de trabajo -risas-. Yo tengo una familia. No les gusta lo que hago, no es que a mis hijas les encanta, pero sí cuento con su acompañamiento al 100%. Para un emprendedor, contar con acompañamiento es fundamental. Aparte es lindo porque ellos ven que me va bien y eso empuja, el desafío de demostrarles que se puede. Los inconvenientes son inevitables, no le podés gustar a todo el mundo, podés ser un excelente profesional pero eso no quiere decir complacer a todos, esto es muy amplio y no te puede limitar. No hay que instalarse en un lugar de confort, justamente en lo inmediato todo es visual y buscamos dentro de lo masivo lo auténtico, hay que estar. Es un crecimiento diario.

Uno piensa en diseñadora exitosa y piensa en Coco Chanel. Que su vida era su marca, odiaba los domingos por no poder trabajar y murió sola. Es interesante ver que ese no es el único camino, como no es el único camino irse a Buenos Aires.

He tenido situaciones familiares complejas por temas de salud y obviamente, tenés que estar para tus hijos, ante la exigencia del cliente y es muy difícil sostener cualquier profesión con la demanda de los tiempos. Más cuando trabajás con tu nombre. Eso pareciera un impedimento que todo lo puede pero en realidad no. La resiliencia, potenciarse a través de las situaciones dolorosas que atravesamos, creo que lo he trabajado bastante bien y es una motivación. Trabajar en lo que me gusta es un lujo que tenemos algunos seres humanos y si tenemos la posibilidad, más allá de que estemos en crisis, nos irá bien o mal pero tenemos que resguardar y cuidar mucho, ser muy responsables. No ha sido fácil pero sí se puede seguir como mamá, cuando vos te proponés un proyecto y lo llevás adelante te ayuda a sanar un montón de cosas. No nos abandonamos o abandonamos a nuestros seres queridos. Cuando ellos nos ven bien y realizando lo que queremos esa energía se transmite.



Y se aprende mucho. Como vos aprendiste de tu mamá…

Las madres son así -risas-. En su momento me molestaba que mi mamá fuera tan emprendedora, muy activa, muy todo. No decía que no, sino que todo lo hacía. Ya de grande te das cuenta y hay una gran admiración porque yo nunca voy a hacer ni la mitad de lo que ella hacía. Ella es feliz de que me vaya bien y haber sembrado su semilla. Era mi entretenimiento, trabajaba y yo al lado intentando imitar lo que hacía.

¿Tenés algún consejo para emprendedores? ¿Y para futuros diseñadores?

Creo que siempre es buen momento para los emprendedores. Hoy estamos en un mercado muy amplio, tenemos las redes que nos permiten llegar a muchísima gente. Una de las cosas que creo que tiene que tener presente cada emprendedor es que los primeros años son de mucho esfuerzo. No hay inmediatez en eso. Vivimos en un mundo en el que queremos todo ya y si uno quiere todo ya no puede emprender. Tenemos que tener esta decisión de continuar y si se tienen que hacer cambios, se tienen que hacer. No quedarnos con una idea. En mi caso yo me dedico a hacer vestidos. Si a mí no me resultara pero tengo mi oficio, optaría por hacer otro tipo de prendas. Los diseñadores vamos por ese lado. Yo empecé con ropa de niños hasta encontrar lo me potenció. Es ir descubriendo. Cuando escucho a los diseñadores, a los chicos, partimos de que me gusta determinado tipo de prenda, muchas veces es esto de ir experimentando hasta encontrar lo que nos destaca. No quedarnos con una idea de “Yo me dedico a esto”. Hoy en día es todo muy cambiante y tenemos de adaptarnos a eso. Hay que captar las tendencias y las necesidades.

Marcela no para y hace bien. En abril viaja a Buenos Aires para realizar una producción junto a la revista Nubilis y su nueva colección, Mares. Adelanta: “Vengo con mucha energía y mucha fuerza para los proyectos que no se dieron anteriormente. Potenciarlos, ir trabajando, con la esperanza de que se den este año y si no, será en el 2020. En cuanto a mi marca, seguir avanzando. Si hay que hacer cambios, se harán. Seguir apostando a la actividad, seguir siendo en la ciudad no sé si referente pero sí quien ayude a potenciar. Yo quiero que en Comodoro, en Rada Tilly, en Patagonia lo que es diseño de indumentaria sea una actividad fuerte. No por capricho sino porque veo mucho potencial y muchas ganas. Tenemos que tener ese lugar. Buscarnos, encontrarnos y empezar a trabajar en conjunto”.

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