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Un indígena fue asesinado frente al Congreso de Paraguay

martes 26 de febrero de 2019
Un indígena fue asesinado frente al Congreso de Paraguay

Francisco López era hermano del líder de una comunidad que acampa desde hace cuatro meses en el centro de Asunción

Sonó un disparo y Francisco López, de 28 años, hermano de Derlis López, líder de la comunidad indígena Takuara’i, cayó al suelo con una herida en el abdomen. Eran cerca de las 4 de la madrugada del domingo. Hasta ese momento, en los alrededores del Congreso de Paraguay, en el centro de Asunción, todo estaba tranquilo. Las familias del pueblo ava guaraní descansaban en sus tiendas de plástico donde reclaman desde hace cuatro meses la devolución de sus tierras ancestrales en el distrito de Corpus Christi, departamento de Canindeyú, a pocos metros de la frontera con Brasil. Estas 300 personas dedicadas a la agricultura fueron expulsadas a balazos por paramilitares brasileños el 28 de octubre pasado, en plena noche. Les quemaron sus casas, su escuela y hasta su pequeña iglesia. Hubo heridos por los disparos. También era domingo y también fue a las 4 de la madrugada. Dejaron todo y con ayuda de otras comunidades ava guaraní cercanas viajaron hasta la capital paraguaya para denunciar el hecho.

López llegó muerto al hospital. Durante el día, el suelo de tierra sobre el que cayó estuvo tapado con tablas de madera. Según las autoridades, allí terminó, durante la noche, el ataque de varios hombres que llegaron promoviendo una riña desde el aledaño barrio Chacarita, el más antiguo de Asunción y también el más estigmatizado y empobrecido. El enfrentamiento comenzó con piedras hasta que uno de los asaltantes sacó una pistola y disparó contra López. Al menos otros dos integrantes de la comunidad Takuara’i fueron heridos por golpes en la cabeza. ¿Cómo pudo ocurrir esto justo enfrente de la Comandancia de la Policía Nacional y los guardias del Congreso, el Cabildo y la Catedral? El viceministro del Interior, Hugo Sosa Pasmor, dijo en rueda de prensa que hay cuatro personas detenidas tras un operativo policial en Chacarita.

Al tiempo que centenares de uniformados entraban al barrio junto al río, los integrantes de Takuara’i permanecían en la plaza como testigos del despliegue. La comunidad ava guaraní, integrada en su mayoría por personas muy jóvenes y por muchos niños y niñas, pasó el día con mucha tensión. Los más pequeños guardaban sus ropas en mochilas. Los adultos y adolescentes esperaban con palos en las manos. Como en cualquier familia que está de luto, en la plaza hubo llantos y un ambiente denso como el aceite. Leoncio Rojas reposaba sentado en con la cabeza toda vendada de blanco. A este hombre de 35 años le golpearon por la espalda con una piedra. Todo su cuerpo quedó cubierto de sangre.

Mientras los heridos descansaban, Derlis y su familia acudieron a la morgue para reconocer el cuerpo de Francisco. Quisieron hacerle un sepelio en la misma Plaza de Armas. Así lo anunciaron por redes sociales y por los medios, cuando el domingo por la mañana pidieron solidaridad y presencia de la ciudadanía asuncena. “Estamos esperando que nos entreguen los restos de mi hermano”, dijo Derlis por teléfono a EL PAÍS. Minutos después fue detenido por la Policía. Entre tres agentes lo tomaron del cuello y lo subieron a una patrulla. Según dijo más tarde el viceministro del Interior, fue detenido por tener una orden de captura desde el día en el que fue desalojado de su comunidad.

El cuerpo de Francisco fue trasladado durante la tarde fuera de Asunción, a Salto del Guairá, donde también llevaron a Derlis, según dijo el vicemininstro. El Gobierno paraguayo ha dispuesto allí 500 hectáreas de tierra para que la comunidad pueda asentarse. La extensión es la mitad de las 1.000 hectáreas en las que vivían antes, a cientos de kilómetros. El Gobierno ha dicho que es imposible recuperar aquellos campos porque ahora pertenecen a productores privados de soja. La comunidad denuncia que sus tierras ancestrales fueron adquiridas de forma irregular y por eso llevan meses protestando en la Plaza de Armas de Asunción.

“La denegación estructural de derechos a los pueblos indígenas se está agudizando, tanto por la falta de políticas orientadas a atender y dar respuestas a las demandas territoriales como por la falta de una interlocución mínima del Estado”, dijo Oscar Ayala, representante de la Coordinadora de Derechos Humanos de Paraguay (Codehupy). Ayala explicó que la hipótesis de la riña no exculpa al Estado de la obligación de garantizar el desarrollo normal de una protesta pacífica.

Un centenar de asuncenos se acercó a la plaza para solidarizarse con la comunidad. Entre ellos hubo militantes de pequeños partidos de izquierda y de la Pastoral Indígena (Conapi). Allí estuvo el casi centenario sacerdote jesuita español, nacionalizado paraguayo, Francisco Oliva. “Mataron a un indígena. Han dejado enfrentarse a indígenas con chacariteños, la policía se presta a fomentar peleas para tener la plaza limpia. No hay valores ni criterio en la seguridad, puede pasar cualquier cosa aquí”, dijo Oliva. Las personas reunidas colocaron bajo una larga bandera paraguaya atada entre dos árboles una pequeña cruz de madera con un lazo blanco y la leyenda “INRI. Francisco López 26-10-1990/24-02-2019)”.

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