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La Huérfana Orquesta

martes 22 de mayo de 2018
La Huérfana  Orquesta

Con dos discos y una decena de canciones por grabar, los músicos destacan: “somos una banda independiente, con identidad amateur y con el orgullo para hacer las cosas como se nos canta”.

“Grabar canciones sin una etiqueta, sin un género determinado, ir abordando canciones como quien aborda un trabajo creativo, ese es el fin de la banda”. Esa la máxima de La Huérfana Orquesta, una banda comodorense que busca no encasillarse en ningún estilo y en cambio dejar abiertas las posibilidades para mutar constantemente y experimentar con distintos géneros.
A diferencias de otras agrupaciones musicales, plantean que su objetivo es componer y grabar canciones, y no tanto hacer presentaciones en vivo. Su primer disco fue titulado La casa de citas (2016) y recientemente editaron Canciones para niños bomba (2018), que salió a la venta en marzo, ambos producidos por Periferia Records, un estudio de grabación que se encuentra en barrio Castelli, comandado por el conocido rapero Jauriman.

Grabar canciones

La voz y motor del grupo es Emiliano Ortega, en una entrevista con Dom cuenta sobre la banda: “La Huérfana Orquesta se arma en el 2015 para grabar canciones que estaban dando vueltas desde finales de los 90 y mediados de los 2000. Los integrantes tocaban en distintas bandas desde esa época y en el 2015 nos ponemos de acuerdo para empezar a grabar las canciones”, y en este punto destaca: “ese es el objetivo de la banda: grabar canciones”.
La obsesión con el registro tiene una razón, y es que los músicos pertenecen a una generación que en su adolescencia padeció la falta de tecnología al alcance de la mano para efectuar sus propias grabaciones, lo que lamentablemente fue un limitante para las bandas emergentes y en muchos casos también impidió que sus canciones perduren. “Nosotros pertenecemos a la década de los ‘90 y los que nos pasó, igual que a muchas bandas, es que no pudimos grabar porque en ese momento era muy difícil hacerlo, no había recursos técnicos y los que habían eran muy caros e inaccesibles para las bandas”. Entonces señala que “el desafío era evitar que nuestras canciones desaparezcan, como han desaparecido canciones de muchas bandas de nuestra época”, y recuerdan bandas como Hasta el alma o Los anémicos, agrupaciones de rock alternativo de la ciudad de las cuales no quedaron registros luego de su disolución. “Lo peor que le puede pasar a una banda es que se pierda su música. Comodoro es una ciudad donde hay mucha gente que toca, hay mucho arte, sin embargo en la cultura, que es el resultado de todo eso en el tiempo, muchas veces no se ve reflejado porque las canciones se pierden” opina Emiliano, y en este sentido recuerda que “había bandas como Efecto Tequila, que se basaban en la mezcla, la falta de un género, el atrevimiento de tocar de todo, como salía, sin que te limite el género ni la forma ni la movida, ir por la tuya. Nosotros, que hemos participado de algunas de esas bandas, retomamos eso con la idea de grabar nuestras canciones”.

El desafío de buscar a los Integrantes

Los integrantes de La Huérfana se conocían desde hace años, algunos de ellos vivieron juntos mientras transitaban su juventud y fueron compañeros en otros proyectos musicales. Ahora, rondando los 40 años, decidieron volver a reunir a los viejos amigos y hacerse un tiempo, entre compromisos laborales y familiares, para reflotar las ideas musicales que quedaron en el tintero.
Reunir a los amigos músicos luego de pasados varios años no fue tarea fácil. Algunos ya ni siquiera tenían sus instrumentos o estaban fuera de práctica, de este proceso de búsqueda de integrantes recuerdan algunas anécdotas como por ejemplo ir a buscar al guitarrista con el que habían tocado en una banda a los 16 años. “Fue golpearle la puerta y darnos cuenta que había dejado de tocar hace mucho y que no tenía guitarra. Empezamos de a poquito a convencerlo para que vuelva a comprarla”. Otro de sus futuros músicos no sabía tocar. “Fuimos a buscar a otro guitarrista para proponerle que toque el piano, pero como él no sabía tocar el piano tuvimos que darle un par de años para que aprenda. Pusimos una fecha: de acá a un par de años nos vemos”. También tenían un bajista sin bajo, y así hasta que lograron contar con todos los recursos, tanto humanos como técnicos, para dar inicio a La Huérfana.
En los primeros tiempos cambiaron varias veces de integrantes, con músicos que entraban y salían del proyecto, incluso algunos participaron de la grabación pero no estaban interesados en tocar en vivo, con lo cual la formación era bastante inestable. Desde hace un tiempo se consolidaron con seis integrantes fijos: Emiliano Ortega en voz y guitarra, Lucas Mendoza en batería y percusión, Gustavo “Tavo” Carrizo en percusión, Diego Cea en piano y guitarra, Mariano Anchordoqui en guitarra y Andrés Masoka en bajo. “Esta forma que tiene ahora, con esta gente, sería muy difícil de reemplazar, un integrante puede hacer que todo esto se termine” remarcan. Por el aguante y el préstamo del espacio para ensayar agradecen especialmente a la Mirta, madre de Tavo. En este sentido, la sala de ensayo es también otro detalle simbólico, se trata de la vivienda familiar del músico, el mismo lugar donde solían reunirse en su adolescencia a jugar videojuegos y tomar alcohol a escondidas de sus padres.

La casa de citas

La casa de citas es el primer disco de la banda grabado y editado en 2016, cuenta con cinco canciones con letras escritas por Emiliano y música compuesta entre los distintos músicos, que en ese entonces eran: guitarra, piano y contrabajo. “Habla de un paisaje melancólico, habla de burdeles, de gente que está sola, que sale a la ciudad a dar vueltas en auto y a buscar su lugar, a calmar esa ansiedad. Es un disco oscuro, de gente que sale a jugar con ganas de perder” describe.
En la tapa del disco se puede ver una pequeña casucha armada con libros, entre los que se distinguen un ejemplar de “Los siete locos” de Roberto Arlt, otro que recuerda la vida del anarquista expropiador Severino de Giovanni, y “El que tiene sed” de Abelardo Castillo. En el interior también hay una imagen de Dinamita cerebral, una publicación del año ‘70 de cuentos anarquistas.
El disco además tiene referencias literarias en las canciones: “Puta vieja” está inspirada en Pilar Ternera, personaje de la novela Cien años de soledad, y además musicalizaron “A solas con todo el mundo”, del poeta maldito Charles Bukowski.
Una de las características del proyecto fue su curioso modo de publicidad: enviaron a distintas radios una botella de ginebra con una nota avisando que pronto saldría su disco, y unos meses más tarde enviaron el material discográfico a las emisoras. “Nos dimos el gusto de tocar en el programa La ciudad perdida, que fue para mí muy importante, así como escuchar en AM en LU4 el valsecito Puta vieja, mientras andaba en Sarmiento” recuerda Emiliano.

Nuevos proyectos

Su segundo disco Canciones para niños bomba fue grabado y publicado recientemente, y a diferencia del disco anterior tiene un concepto más juvenil, tanto desde la estética como desde el sonido y las temáticas que trata.
Durante 2018 tienen programadas algunas presentaciones y ya tienen pensado volver al estudio para grabar un nuevo disco, esta vez con un espíritu más rockero. Sobre las nuevas canciones comentan: “en el estudio dejamos un par de temas, como Noche Polar que iba en el disco Canciones para niños bomba y no entró, tenemos una lista de diez canciones de rock y queremos grabar un disco de rock, porque es lo que nosotros originariamente tocamos”. Pero las ideas no quedan ahí nomás. “Aparte de eso tenemos un repertorio de canciones que van más por las criollas y también pensando en hacer hiphop” dicen los integrantes, dejando la puerta abierta del proyecto a la diversidad sonora. “Somos una banda independiente, con identidad amateur y con el orgullo para hacer las cosas como se nos canta”, resume finalmente Emiliano.

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