Joven madre vendiendo tortas fritas bajo la lluvia

En estos tiempos de crisis, difíciles para la economía hogareña, no sorprende encontrarse con vendedores ambulantes de todo tipo en esta ciudad. Muchos se han ganado su lugar en la zona de “La saladita” y otros optaron por una parada en alguno de los barrios.
Tortas fritas, tortillas con chicharrones, pastafrolas, alfajores y otros comestibles dulces son los productos más ofrecidos. Y hay otros que se ofrecen para “conchabos” para algunos quehaceres domésticos, desde arreglar el cuerito de una canilla, hasta pintar la cucha de las mascotas o, simplemente, limpieza de patios. Todo es bienvenido para llevar unos pesos a la casa.

Por eso no extrañó al equipo de Crónica que en la tarde de ayer recorría las calles de los castigados sectores de los barrios del sur, en momentos que la lluvia sacudía nuevamente la región -aunque no con la intensidad de aquella terrible tormenta de agua de fines de marzo de 2017- ver en una de las esquinas de avenidas Roca y Lisandro de la Torre a una joven con un cartelito de cartón con letras negras que anunciaba “Tortas fritas” y el precio.

Antonela (23) no estaba sola, la acompañaban dos de sus tres hijos de 7 y 3 años, ambos convenientemente abrigados, uno en su cochecito con toldo plegable.

En la breve entrevista con Crónica contó que -junto a Gastón, su joven esposo oriundo de Mendoza que se encontraba en otra parada vendiendo el producto- “vivimos en una casa alquilada, por acá cerca, y como está difícil la situación laboral, no me queda otra que salir con las criaturas a vender…”.

Y agregaba que se levantan a las 7 de la mañana y que ambos padres mientras los niños aún duermen, preparan la masa, cortan y fritan las tortas, y que a eso de las diez y media salen a las calles a vender.

Antonela es comodorense y en el final agrega que Gastón también se ofrece para hacer trabajos. “Hace trabajos de albañilería y pintura, entre otras cosas, y trabaja muy bien” dice, y ofrece un número telefónico para quien quiera contar con sus servicios: 2974708717.

Y allí queda, en la esquina bajo la densa lluvia que azotaba la ciudad pasadas las 17 de ayer, aunque ya en un rato regresaría a la casa alquilada para darle de merendar a sus hijos, incluyendo el bebé de diez meses que quedó bajo techo con otro familiar adulto.