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Coti Sorokin, música infinita

lunes 07 de mayo de 2018
Coti Sorokin, música infinita

Las canciones lo llevan. De Rosario a Buenos Aires y de Buenos Aires al mundo. Inmortalizado en melodías que conmovieron y acompañaron a millones, Coti Sorokin anticipa su show en Comodoro Rivadavia.Coti Sorokin es uno de los autores más codiciados de la Industria Musical latina. Escribe canciones que escalan rápidamente los charts y se transforman en himnos. Trabajó con Enrique Iglesias, Paulina Rubio, Julieta Venegas, Diego Torres, Natalia Oreiro, Chano y muchísimos más. Podría haberse dedicado solo a fabricar hits y a esperar cheques pero no, construyó su propia carrera.

Coti se destaca como uno de los músicos-compositores más aclamados de la escena hispana y el 18 de mayo toca en Comodoro. En medio de la gira Cercanías y Confidencias, charlamos con él.
Empezaste a tocar desde muy chiquito ¿La música fue tu primer lenguaje? Podría decirse que sí. Por lo menos, mi primer lenguaje emocional. Mi primera manera de comunicarme con el mundo.
Empecé jugando, pero pronto noté que era algo importante para mí, que significaba algo grande, que me movilizaba y que me motivaba. De algún modo me lo fui tomando cada vez más en serio.

¿Cuándo te diste cuenta de que podías hacer canciones? ¿Cómo fue?

Ni bien empecé a estudiar guitarra, empecé a probar cosas, a combinar palabras, a combinar acordes y me di cuenta de que tenía facilidad para eso. Después comencé a perfeccionarme cada vez más, a estudiar, a tomármelo con pasión, seriedad y a vivirlo como lo más importante que quería hacer. Tu primera experiencia en el estudio fue con Litto Nebbia ¿Qué visión te dio? ¿Qué aprendiste? Fue mi primera experiencia en el mundo de la grabación profesional. Editamos el primer disco con el sello Melopea, con una banda que tenía en Rosario que se llamaba Luz Mala. Litto Nebbia y César Franov lo produjeron. Fue la primera experiencia en Buenos Aires, en un estudio de grabación y fue un flash. Me volví loco porque no podía creer que composiciones mías iban a salir en un disco, en un sello súper reconocido. Fue una experiencia alucinante.

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Trabajaste con Enanitos Verdes, Julieta Venegas, Café Tacuba, con los Illya Kuryaki, León Gieco, Paulina Rubio, Mercedes Sosa, con Andrés y Javier Calamaro ¿Tenés alguna anécdota favorita?

Anécdotas hay un montón y muy hermosas -risas-. Te cuento una que sucedió durante la grabación del disco Honestidad Brutal de Andrés Calamaro.
Yo me puse a probar con el bandoneón, estaba estudiando el instrumento en esa época, sobre una canción que se llama Los Aviones.
Estaba Andrés, el ingeniero y otra gente. Cuando voy al control, paso por la pecera, por la ventana de vidrio, y les digo: “¿Les gusta? Lo podemos grabar si quieren” y ellos me responden: “No, no, ya está todo grabado”. Esa prueba que yo hice, en el momento, una improvisación total, fue lo que se grabó y lo que salió en Honestidad Brutal.

Andrés Calamaro dijo que sos el Bob Dylan latino ¿Qué te parece?

Es un halago. Dylan es un referente, no solo para mí sino para generaciones y generaciones. Imaginate lo que significa para los que escribimos canciones. Todo lo que uno escucha y admira, lo que le gusta evidentemente de alguna forma es influencia. Mis primeras influencias fueron León Gieco, Charly, Spinetta cuando era chiquito, los Beatles por supuesto, su música me apasionó muchísimo.

¿Cómo surgió el disco “Lo dije por boca de otro”?

Ese fue el disco número seis que grabé como solista. Era una deuda que tenía con ese repertorio de canciones que se habían hecho muy conocidas por colegas míos pero que nunca había grabado. No las cantaba en los conciertos y de hecho mucha gente tampoco sabía que las había escrito, pero porque yo nunca me encargué de hacerlo público. Por nada en especial, sino porque venía haciendo mis discos con bastante suceso en España y Argentina. Decidí grabarlas y fue una decisión hermosa. Fue muy bien recibido por el público, por la prensa, por el medio, por mis colegas y por mí sobre todo que disfruté mucho de hacerlo. Me encanta haberlas incorporado al cancionero.

¿En qué se diferencia Coti escribiendo para otra persona y Coti escribiendo para sí mismo?

El desafío es siempre escribir la mejor canción posible. El desafío es conseguir emocionar a quien vaya a escuchar, conseguir transmitir algo, tocar una fibra, movilizar. La verdad no hay diferencia.

¿Sabías que Color Esperanza iba a transformarse en un himno, que iba a llegar a millones y que iba a alegrar a tanta gente?

La verdad es que no, no me lo imaginaba. No me lo esperaba. Fue toda una revelación, una sorpresa. Me pasó también con Nada fue un error, con Antes que ver el sol. Son canciones que escribí hace mucho tiempo y siguen siendo momentos de mucho furor en los conciertos, canciones muy solicitadas, muy cantadas, muy queridas.

El año pasado tocaste en el Teatro Colón ¿Qué significó?

Fue hermoso, un concierto divino. Fue una experiencia única. El Teatro Colón es una meca mundial, es uno de los teatros más importantes del mundo y muy reservado para la música clásica, ballet, ópera y son muy pocos los músicos populares que hemos tenido el privilegio. Hermoso haber tocado ahí, haber podido grabar un DVD que vamos a sacar dentro de muy poquito. Todo trasciende. La música barreras y vos escenarios también, porque recorriste Latinoamérica y España... Es como decís, la música trasciende barreras justamente para trascender fronteras. Las canciones viajan siempre mucho más rápido que las personas.
Las canciones son emociones y siempre dicen mucho más que lo que pueden llegar a decir sus autores o sus intérpretes. Llegan antes. Son las canciones las que nos llevan a nosotros a diferentes partes del mundo, a recorrer Latinoamérica, Argentina o España.
Ellas son las jefas en realidad. Nos dominan la vida, por lo menos a mí -risas-.

Hace décadas que se dice que el rock murió ¿Qué pensás al respecto?

Yo creo que no. En todo caso creo que está mutando como cualquier ser vivo que tiene que adaptarse y transformarse para sobrevivir. Creo que el rock está viviendo algo similar. Creo que el panorama musical no está pasando por su mejor momento. Sobre todo por un furor de los últimos años, un poco frívolo. Esto se dijo hasta cuando salieron los Beatles así que no me escucho muy bien diciéndolo -risas-.
Pero sí es cierto que no estamos en el mejor momento. Creo que con la demanda, lo que quiere la gente, o lo que la gente necesita, mezclado con lo que las grandes compañías discográficas ofrecen se está creando como un caldo medio frívolo musicalmente. Entonces quizás se ve demasiado artista que no es artista, músico que no es músico, compositor que no es compositor, cantante que no es cantante. Llevado más por ansias de fama que por una motivación artística, sino más cortoplacista, más instantáneo. Creo que hoy como nunca, si bien siempre existieron los éxitos del momento, de moda, marketing y ese tipo de cosas. Creo que ahora, el espacio que ocupa todo este mundo de moda, frívolo e instantáneo es mayor a otras décadas. Desde tus inicios sos visionario ¿Hacia dónde va la tendencia musical? Nunca me lo dijeron, gracias -risas-. Pero...a ver, hacer canciones que trasciendan no quiere decir que sea adivino -risas-.

Siempre tengo una visión optimista acerca de todo. Lo que te digo es una sensación pero también reconozco que hay un montón de cosas alucinantes dando vueltas. Hay expresiones magníficas, hay chicos jóvenes con una cabeza y con una destreza musical increíble. Es el presente y es el futuro. No soy pesimista, creo que estamos en un momento difícil para las bandas nuevas sobre todo. Yo no me quejo porque tengo un lugar, me siento muy orgulloso de eso, trabajo un montón y toco un montón. Sí reconozco que para los chicos que están empezando es un momento muy muy muy complicado. Aunque pareciera que está todo muy democratizado por las redes, es falso. Es una sensación que no es real, que no se traduce en realidad. Los chicos que tienen sus bandas nuevas, no pueden subsistir de lo que hacen. Eso genera frustración, genera que se tengan que dedicar a otras cosas, genera que tienen que tener otros trabajos o estudiar otras carreras y muchas cuestiones que terminan socavando las expresiones musicales y los proyectos de los chicos más jóvenes. Yo tengo fe en que se acomodará, como se acomodará nuestro país. Al final tiene mucho que ver con el momento socioeconómico y cultural que vivimos. Hay muchas cosas que tienen que mejorar, que están muy mal. Lo primero que se ve resentido es la cultura, las expresiones artísticas, porque la gente lo deja como última necesidad. Tiene que estar ocupada en sus primeras necesidades: comer, mandar al chico al colegio, la salud, pagar las cuentas y evidentemente, en lo último que piensa es en comprar una entrada para ir a un concierto. Si al año la gente compraba 10 entradas, ahora compra 1.

Dos veces padre de mellizos ¿Cómo es ser papá rockstar?

Se puede -risas-. No soy el primero, hay muchos. Bob Dylan, Mick Jagger, un montón de músicos múltiples padres. El primer padre rockstar fue Sebastian Bach, tuvo como 7 hijos y fue un gran padre de familia. A partir de ahí hay un montón de todas las épocas. Es hermoso. Es una dinámica totalmente diferente a la “normalidad” pero que se puede perfectamente, resulta y uno lo disfruta.

¿Ellos siguen tu carrera o sos papá y punto?

Ahora con las redes sí. Antes uno les contaba: “Bueno, ahora me voy para acá, ahora me voy para allá”, ahora se enteran sin que uno les cuente. Van viendo, te van siguiendo. Está bueno eso. Por supuesto que sí, pero de más grandes. Cuando eran chiquitos ellos percibían eso, una casa en donde había música, en donde se ensayaba, se tocaba, había instrumentos pero para ellos era lo normal. Después se empezaron a dar cuenta de que en las casas de sus amigos eso no pasaba. Y eso construye sus propias personalidades, por darse cuenta de que están creciendo en un contexto distinto al compañerito que su padre trabaja en el banco.

El 18 de mayo venís a Comodoro ¿Ya estuviste en Patagonia? ¿Qué recordás? Estuve en Patagonia. Me ponés en un aprieto porque no recuerdo bien -risas-. Lo recuerdo con mucho cariño y por eso decidí hacer esta gira y visitar Viedma, Trelew, Puerto Madryn, lugares también a donde no había ido nunca. Estuve en Comodoro pero no recuerdo bien cuándo. La verdad que hago 150 conciertos al año y es complicado -risas-. ¿Qué nos podés adelantar de tu show?

Es una gira, un concierto, en donde además de cantar cuento. Cuento historias detrás de las canciones. Es un unipersonal, no diría teatral pero tiene condimentos teatrales. Entre el guión, la puesta en escena que es muy cuidada, imágenes, proyecciones, hay cuatro lugares que voy ocupando y me voy desplazando. No deja de ser un concierto muy íntimo, intimista y cercano en el que muestro las canciones esencialmente de una forma muy visceral. Mayo, gira por el país. Junio, julio y septiembre, gira por España. A la vuelta, gira nacional. En el medio, finaliza el DVD de su recital en el Teatro Colón y prepara las las canciones nuevas que formarán parte de su próximo disco. Coti nunca para porque la música lo lleva. Y la música es infinita.

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