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Allanaron dos domicilios de Polenta pero no encontraron el arma

jueves 28 de febrero de 2019
Allanaron dos domicilios de Polenta pero no encontraron el arma

En la madrugada de ayer personal de la Seccional Quinta en colaboración con efectivos de Operaciones e Infantería allanaron dos departamentos de las 1008 viviendas, ambos pertenecientes a Matías Polenta y su hermano. Momentos después de ser mortalmente herido y mientras esperaba la ambulancia que lo llevara al Hospital, Mario Quevedo sindicó a Matías Polenta como el autor de los disparos que recibió.
La orden para efectuar los procedimientos la dio la jueza penal Mónica García, de modo que pasadas las 2:10 los uniformados allanaron los departamentos C y D del edificio 86. Pero tal como se esperaba, no fue encontrada el arma que habría sido disparada contra la víctima.

En el lugar donde cayó Quevedo el personal de Criminalística levantó proyectiles calibre 32, que sería el arma utilizada en el ataque. Si bien al momento de ser detenido Polenta esbozó una defensa diciendo que no iba a permitir que le pusieran un arma en la cabeza a su esposa delante de su hijo, lo cierto es que habría otras razones subyacentes que más tienen que ver con la venta de drogas y de artículos robados.

El hallazgo del búnker aceleró los tiempos y desató el conflicto

Aparentemente desde que se encontró un búnker repleto de elementos robados, que aparentemente serían del cordobés Cristian Herrera, todo parece haberse acelerado y se desataron un sinnúmero de hechos de pases de factura y cuentas pendientes. Es que en el barrio se comenta que muchos de los elementos allí acopiados ya habían sido vendidos y hay mucho dinero que los malvivientes estarían debiendo. Por otro lado es un secreto a voces en las 1008 que ese sitio era uno de los utilizados para la venta de drogas, lo que habría desactivado ese negocio también.

Y hay claramente dos grupos enfrentados en un mismo territorio. Por un lado está el cordobés Herrera, que reúne entre los suyos a los hermanos Polenta, a Celestino Pacheco, entre otros y por otra parte está el grupo de Quevedo, en el que revistan Ivo Marcerano, recientemente detenido y otros “pesados” del barrio.

Familiares juran venganza

Los policías saben que esto apenas comienza. Y es que en la tarde del martes, apenas se supo de la muerte de Quevedo, varios familiares y amigos se presentaron furiosos en el Hospital. Hubo un intento de protagonizar desmanes, pero finalmente fueron controlados por la policía y sacados de allí. Pero en el barrio la cosa era distinta, los familiares y amigos permanecían concentrados en un mismo sitio sin decir nada al respecto ni aportar dato alguno, asegurando que se van a cobrar la muerte de Quevedo.

Así las cosas, para los investigadores resulta sumamente difícil conseguir testimonios de algún vecino sobre el momento en que la víctima fue abatida a tiros, aunque varios serían los que vieron. No quieren hablar por miedo a las represalias y para no quedar en medio del conflicto entre dos grupos que dirimen sus diferencias monetarias y de territorio a los tiros.

 

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