martes 16 de abril de 2024
18.9ºc Comodoro Rivadavia

Katja Stückrath: Pictórica

jueves 24 de enero de 2019
Katja Stückrath: Pictórica

La historia comienza en Rada Tilly y sigue en París. Sigue, no termina. Katja construye su historia con cada click de su cámara. Ella no espera, busca. No saca fotos, las crea.


(Por Flor Nieto) Katja tiene 22 años. 22 para 23. A los 15 se compró su primera cámara réflex, a los 18 transformó su pasión en su profesión. “No sé qué haría si no” dice. Estudia Dirección de Fotografía y fue becada por la Universidad del Cine para cursar en París. Volvió por un tiempo, está en Rada Tilly. Cuenta que se cortó el pelo cortito como Héloïse Letissier -Christine and The Queens-, que al principio le parecía raro pero que ahora le encanta, que duerme siestas y mira muchas películas. Katja descansa, por ahora.



-¿Cómo es Katja Stückrath? ¿Cómo la definís como artista?

-Inquieta, bastante. Curiosa, a veces muy insegura pero a la vez bastante segura de lo que le gusta.

-¿A qué edad empezaste a sacar fotos?

-El primer contacto, no jugando con cámaras de otras personas, fue a los 14 o 15, antes de viajar a Londres por mi cumpleaños. Mi abuela me regaló una cámara digital, después me compré mi primera réflex como a los 15 porque filmaba videos y profesionalmente, a los 18. Sacaba fotos acá en Rada a personas que me parecían interesantes, que podía ligarlas a una escena más cinematográfica. Una de las primeras fotos que hice acá fue con una chica que se llama Carola Hermoso. Hicimos cada personaje de “Las Vírgenes Suicidas” en distintos lugares para formar la historia de cada una. Así varias, después “Lolita”.

-¿Siempre orientado al cine?

-Sí, siempre me interesó la moda, la editorial, campañas pero también ligar con el aire cinematográfico, que parezca un frame de alguna peli. Me gustaba esa fusión y hasta el día de hoy.

-¿Con qué marcas disfrutaste más trabajar?

-No hice muchas campañas ni lookbooks, mi trabajo no es tan comercial. Creo que también por eso no tengo tanto trabajo como algunos colegas -risas-. Mis fotos son distintas, es lo que me han dicho. Tienen una mirada muy diferente y si viene una marca a buscarme es porque quiere esta onda. Para algunos son fotos muy oscuras pero las fotos de campañas son muy brillantes o luminosas. No es que no lo pueda hacer, lo puedo hacer. Siento que como fotógrafa y como persona, tengo que ser camaleónica. Me tengo que adaptar a cada marca, cada cosa que busquen, a cada luz. Me gustan las marcas que vienen y confían en mis ideas, como Juan Hernández Daels. Si bien no me pagaron nada, me dieron rienda suelta: “Elegí la modelo que quieras, hacé las fotos como quieras”. Disfruto más hacer editoriales, estilista, varias marcas y de ahí construir una historia.

-Pero trabajaste con agencias de modelos, con Justina Bustos, Iman Kaumann…

-A Imán la amo. Yo llegué el primer año a Buenos Aires, la vi en un desfile de Complot, dije: “Esa chica me encanta”. Creo que le saqué fotos dos o tres años después, ahora nos llevamos re bien. Eso fue al principio, les escribí a las agencias y no me la iban a dar porque ya estaba trabajando con fotógrafos importantes. No me conocían, no tenían mi portfolio, nada. Lo de Justina fue re cómico. Estuve haciendo de asistente de Fausto Elizalde, un capo, en varios trabajos como para Jazmín Chebar. Pegamos muy buena onda. Una vez que yo estaba en Rada de vacaciones, me manda un mensaje de voz diciendo que su amiga Justina Bustos estaba buscando fotógrafos para hacer cosas para Instagram. Tiene muy buenos amigos -risas-, como Mica Argañaraz. Les dan cosas y ellos tienen que subir fotos, de canje pero les deben pagar un montón. Necesitan generar material y alguien que le saque fotos. Sabía quién era Justina Bustos pero no era fan. Me escribió, le dije que estaba en el sur pero que podíamos coordinar a la vuelta. Ella super dulce, hicimos las fotos en su casa. Muy buena onda. Me dijo: “Las necesito para hoy”. Me puse a editar como loca, le mandé las fotos y le re gustaron. Después me llamó para una previa que tenía de un desfile de Evangelina Bomparola, justo me había enterado de que me iba para París. Después, para contarme que en diciembre tenía que generar contenido para Chanel pero le dije que me había ganado la beca y que no podía, pero quedamos en contacto.

-También trabajaste para Mila Kartei, en una producción con tu hermana...

-Saqué varias veces fotos en el Backstage de la BAF para Mila Kartei pero para mí, como vos con el blog. Yo me metí al BAF, el último año, que me llamó House of Matching Colors. Las primeras veces fue meterme al backstage de casualidad, sacar fotos y después dárselas a la marca. Gratis. Trabajé con la estilista de Mila Kartei, Jimo Soriano, pegamos muy buena onda, divina, me dijo que estaban por lanzar la colección de verano. El concepto: sirenas, hermandad. Ella es muy feminista. Tiene una revista que se llama Revolt. Le cuento que me estoy yendo de viaje con mi hermana a Londres y a París, que me re copa hacer una editorial, me llevo la ropa y listo ¿Para qué? -risas-. La pasé muy mal llevando la ropa -risas-. Nos fuimos de viaje con Anni, ella se tiñó el pelo de blanco, nos fuimos para Brighton. Hacía mucho calor. La cambié en el medio de la playa, la maquillé un poquito, un estilismo. No fue el escenario perfecto, yo estaba con la valija grande, las habremos hecho en una hora. A ellos le re gustaron. Yo las subí hace poco pero las hice en agosto.


-Estuviste en ediciones del BAF ¿Cómo es el backstage?

-El primer año en Buenos Aires entré de casualidad por mi amigo Pablo Torres. Su hermana trabaja en Allo Martínez, también tengo al pendiente con ellos, y que nos podía hacer pasar al back. Me metí y empecé a sacar fotos. Al principio me agarraba timidez porque cada uno está en lo suyo y no conocía a nadie. Después, en el segundo o tercero, le cambié los números la tarjeta del año pasado y con unos amigos pasamos de nuevo. Ni se dieron cuenta. Te ven con la cámara y el flash enorme y te dejan pasar. Después sí, ya me llamó House of Matching Colours, Mila Kartei. La experiencia estuvo buenísima. Al principio, antes de mudarme, ya me había metido a un desfile en Londres. Ese fue el primero que cubrí. Ni idea cómo llegué pero llevé la cámara -risas-. Tampoco sabía cómo manejarme, ahora todo es muy rápido. No pude ir a Paris Fashion Week pero supongo que será parecidwo pero con Chanel, Miu Miu…

-Naomi Preizler habla del mundo oscuro del modelaje ¿Vos qué viste?

-El mundo de la moda es bastante jodido. Hay chicas muy chicas. Un tema que está tanto acá como afuera es el peso. La anorexia está ahí todo el tiempo y hay gente que presiona un montón. Conozco una argentina que está viviendo en Londres, estábamos hablando de una rutina de un entrenador y me contaba que ella fue con él porque estaba anoréxica y no la tomaban en Italia ni en Londres ni en París. Eso a partir de un agente de Buenos Aires que le decía que tenía que tener menos cadera. Te cagás la vida por 2 cm. El tema del peso sigue en todos lados y tendría que cambiar, siempre estamos condicionados. Tanto las modelos como los que estamos del otro lado, porque a mí también me pasa. Estás acostumbrado a trabajar con gente muy flaca y muy alta, después te empezás a ver a vos mismo y decís: “No está bien”. Soy súper pro de que está cambiando todo pero a la vez soy una persona normal y tengo esas dudas de mirarme al espejo y decir: “No me gusta lo que veo”.

-Aunque uno pueda ser consciente o desnaturalizar cuesta cambiar el chip cultural…es un proceso de deconstrucción...

-Tengo el chip insertado de que el cuerpo que está bien es ese. Imaginate, soy medio curvy...me he sentido mal. No me separa de mi trabajo, mi trabajo es otro pero como mujer, me he sentido mal mirando a las personas. Tipo: “Son muy flacas, estoy mal yo” ¿Por qué estoy muy mal yo? Igual no es que estar en el ambiente signifique ser anorexia o darte con cocaína para no comer. No todas las modelos son así. Tengo amigas que comen como bestias, Iman por ejemplo que come lo que sea. Hay otros que están obsesionados y la consigna es ¿Qué darías por llegar? Es triste. Es jodido porque es duro pero en cualquier ambiente de la vida es así. Y yo como fotógrafa también tengo que estar bien arreglada. Venden tanto mis fotos como mi imagen y cómo soy con las personas. El tema del cuerpo es complicado, pero va en camino a mejorar. Hace poco un par de modelos plus size desfilaron pero también a veces eso es el otro extremo. No hay que olvidarse de que hay una enfermedad que se llama obesidad. Pasarse de la línea puede ser malo para la salud. Si te hace mal al cuerpo es tan malo como la anorexia. Tiene que haber de todo, todos nos sentimos identificados, sin restricciones. Las personas somos súper distintas y en el ambiente del modelaje deberíamos tener todo. Nuestro trabajo como fotógrafos es encontrarle la belleza a todo el mundo. Es un challenge, lo que siempre intento. Es mi cometido, pero a veces no le puedo encontrar lo bello a mi persona. Es normal. Te ponen a Bella Hadid y a una que recién empieza y está bueno destacarlas de igual manera.

-Estudiás Dirección de Fotografía en la Universidad del Cine (FUC) y estuviste en La Fémis en París…

-A partir de cuarto año de la facultad te dan la posibilidad para los estudiantes de Dirección de Fotografía, en términos generales se le dice Cinematografía pero no es Dirección de Cine. Está el director que todos conocemos y tenés al Director de Fotografía. Te dan la posibilidad de presentarte para una beca en La Fémis, que es como la FUC pero con mucha más trayectoria, equipo y cosas. Fuimos a un especie de curso, que duraba 4 meses. Yo pensé que eran 4 meses de ir todos los días a clases. Los dos primeros eran así, de 9 de la mañana a 6 de la tarde intenso con un DF francés distinto cada semana. Aprendías de la persona, de cómo trabajaba cada uno, nivel técnico también. Muchos equipos, muchas luces, lo último. Éramos 6 franceses, 2 alemanes y 3 argentinos. Cada semana nos tocaba fotear a cada uno y teníamos un técnico de luz, que se llama gaffer, son las tres cabezas de equipo. Tenés a nuestro profesor, el director que te dije: “Te toca un interior de noche, como quieras, puede ser cyan, blanca”. Hay muchas formas de filmar. Vos pensabas qué puesta querías hacer. Cuando me tocó ya todos habían hecho todo así que dije: “Hagamos algo distinto. Quiero un atardecer naranja que cambie a noche en plano y la chica está en un lugar con luces de neón”. Era bastante complicado pero quedó bueno. Yo como DF tenía en cuenta qué quería de luz, iba al gaffer y le decía. Él sabe qué luces poner, qué potencia para que quede tal cual. El director, el DF y el gaffer trabajan agarraditos de la mano. Así se hacen las películas. El DF sería como los ojos del director. Los primeros 2 meses eran de clases y los otros 2 de cortos que hacían los franceses y nosotros ayudábamos. Aprendí mucho y quedé con buenos amigos.


-¿Hay que consumir arte para producir arte?

Me tengo que alimentar constantemente de películas, fotógrafos nuevos, Instagram sí, es un arma de doble filo, pero a la vez me da la posibilidad de conocer fotógrafos de todo el mundo, ver su visión y quizás me inspira. Lo mismo con las películas, veo películas todo el tiempo. Hay que consumir la mayor cantidad de cultura posible. Ir a museos, disfruto un montón de esos planes.

-¿Por qué Instagram es un arma de doble filo?

Primero digamos lo bueno -risas-. Gracias a Instagram pude conocer un montón de personas con las que trabajar, me pude dar a conocer estando en Rada Tilly, sigo consiguiendo trabajos, un ida y vuelta con artistas. Por el otro lado, estás constantemente ansioso y pendiente de los likes o los que te siguen o dejan de seguir. A nivel profesional, personal es otra cosa. Siento que me volví muy pendiente de eso, obviamente porque estoy mostrando. Estos meses en París dejé bastante Instagram pero siempre tenés que estar subiendo cosas, ser constante.

-¿Qué escuchás para fotografiar? ¿Y para editar?

-Escucho de todo, intento ser un camaleón. Tengo varias playlists en Spotify, música tranquila, Britney, Gwen Stefani, música francesa, Jazz, Blues, tengo una lista de Regaetton, obviamente -risas-. Últimamente estoy obsesionada con Christine And The Queens. La amo, la fue a ver en vivo y fue de lo mejor que vi en mucho tiempo. El último álbum está bárbaro.

-¿Qué es un fashion film y cómo -llegaste al género?

Es un video que puede o no tener un concepto detrás, una historia muy breve, puede durar 1 minuto, 5, 10, segundos. Por lo general tenés un concepto que se centra mucho en la ropa. Generalmente tiene música o voz en off. Gucci es maestro en Fashion Films, todo lo que hacen es oro. Se asemeja a un video musical pero tiene una historia, o no, filmás a los modelos con la ropa y listo -risas-. Es una película fashion, no un corto narrativo. Llegué de casualidad. Empecé haciendo videos cortos de la modelo siendo linda en cámara, mostrás la ropa y es un fashion film.

-¿Qué te atrae de la moda?

-Es una forma de comunicar algo. Superficial o no, yo creo que mucha gente se puede expresar a través de la ropa o mostrar su visión. Es también un arte, si lo tomás entre comillas. Me atrae comunicar con ropa. Igual yo no soy tan extravagante, me gustan las cosas bastante clásicas, la androginidad y los trajes pero a veces me pongo vestidos. Ahora con el pelo corto es bastante polémico porque tengo que ver cómo me visto, me ponía ropa muy de hombre y ahora me tengo que poner algún detalle para decir “No soy un chico” -risas-.

- Trabajás con modelos ¿qué les aconsejás a las chicas que quieren empezar?

No frustrarse. Es un mundo difícil. No bajar los brazos si es lo que realmente querés. Escribirle a fotógrafos que necesiten modelos, preguntarles si les interesa hacer fotos por canje -risas-. Una vez que tengas fotos armadas, intentar hablar con agencias. Lo malo de las agencias es que tienen una vara alta, mujeres a partir de 1,74 y ciertas medidas, pero no perdés nada con preguntar. Yo no soy modelo pero es lo que escucho por mis amigas y las agencias. Más que nada no frustrarse de entrada porque es un camino que cuesta.

¿Y a los artistas?

No frustrarse -risas-. Confiar en los ideales y en los gustos que uno tiene, en la visión porque si bien van a existir  días en los que pienses que todo lo que hacés es horrible, por algo está y por algo te gusta. Pelear por eso y decirle a tu otro yo: “callate”. Seguir haciendo por más que haya períodos de bloqueo, yo los tengo seguido. Aprender de otros colegas, de otras áreas, culturizarse, ver mucho cine, trabajos de otros, inspirarte. Eso, seguir.



Katja planea volver a París. Empezar de cero, empezar de abajo. No le molesta trabajar todo el día. Sabe lo que quiere y que el mundo es de los tenaces. Ante tanta determinación y talento, el único desenlace posible es el éxito.

Mirá las fotos de Katja en www.instagram.com/katjastuckrath

Te puede interesar
Últimas noticias