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Juan Iñaki: Presente perfecto, celebración del instante

domingo 06 de mayo de 2018
Juan Iñaki: Presente perfecto, celebración del instante

Aquí y Ahora es el sexto álbum de la larga trayectoria de Juan Iñaki. Cuenta con la participación de músicos invitados, desde Lila Downs y Los Caligaris hasta el vasco Kepa Junkera, pasando por Lito Vitale, Bicho Díaz y la cantante española Carmen París, por citar algunos.La placa reúne en su mayoría obras propias, a la par de temas de Fito Páez, Jorge Fandermole y Ramiro González, entre otros autores. “Presente perfecto, celebración del instante, intención de habitar el momento único e irrepetible que vivimos. Conciencia de lo que queremos ser y de dónde queremos serlo. La historia de nuestras vidas, la de nuestros abuelos, nuestros compromisos, lo que nos importa, lo que nos revela, nos orienta y nos acerca a un atisbo, apenas, de respuesta. Toda esa información, se sella, se cierra, se unifica en el amor, misterio cotidiano fundamental que tanto confunde como acerca al entendimiento más plural de las cosas”, dice el músico cordobés.

-En tu flamante disco participan desde Lila Downs a Los Caligaris, incorporás temas de Fander, de Fito.... ¿Qué caminos recorriste hasta darle forma a Aquí y Ahora? ¿Qué buscás contar en este trabajo musical?
-Este disco, como todo hecho artístico, es una foto de un tiempo específico. La presencia de tantos amigos de otros lugares tiene que ver con los viajes al exterior, pero también el Encuentro de San Antonio en Córdoba, con el carnaval de Humahuaca. Gran parte del movimiento tiene que ver con el deseo: el lugar en el que uno quiere estar. El “cómo”... es algo que no se puede manipular.

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Gran parte de esta foto tiene que ver con el misterio de “cómo se dan las cosas” que uno desea, cómo llegan desde el lugar más inesperado. Su hechura me agarró en un tiempo de profundo cambio personal, un viraje. El disco no suena a nada que haya hecho antes. Hay ahí una situación espejada. Este disco discurre entre la festividad popular, lo colectivo, el poder de vibrar en masa, pero también tiene una contracara de desgarro, de intimidad, he necesitado cantarle al amor de la manera profunda y desprejuiciada posible. Mi intención es que esa paleta de emociones esté en la escena y lleve a la gente a experimentar lo mismo.


Presente perfecto, celebración del instante, intención de habitar el momento único e irrepetible que vivimos. Conciencia de lo que queremos ser y de dónde queremos serlo”.



-Por parte de mi madre y mi abuelo, recuerdo la música folclórica, los cassettes de Suna Rocha y Raul Carnota, los de Mercedes Sosa. Por parte de mi papá, el jazz y la música internacional. Tuvieron ellos varios puntos de encuentros, en lo que a la música respecta: Silvio Rodriguez, Serrat... pero el más potente, el que más me marcó fue la música brasilera. La primera colección de discos que hubo en casa fue una que traía la revista Brasil. Así conocí a mis referencias más importantes: Caetano, Chico, Milton, Maria Bethania, Elis Regina.

También recuerdo los discos de Vinicius y Toquinho..., sonaban arriba del auto infinidades de veces en los viajes familiares para hartazgo de mis hermanas, aunque yo me los sabía de memoria y los disfrutaba enormemente.

-Sos dueño de una gran formación musical, interpretás músicas que juegan con diversos estilos ¿Cómo comenzaste tu camino musical y por qué elegiste ser músico?

Mi mamá estudió canto en una época. A fin de año, la profe hacía una audición a fin de año y ahí le escuché cantar Zamba del laurel. Tenía 10 años y me atravesó de punta a punta su voz, esa música y esa poesía tan magnífica. Mi viejo estaba sentado al lado y le dije “papá, quiero cantar”. Comencé a estudiar con la misma profe y a fin de año me tocó subir a la misma audición. Recuerdo ese escenario como el primero, el más rotundo. Ahí supe que esa era mi vida. De allí surgieron invitaciones de un grupo folclórico llamado Los catamarqueños a cantar dos o tres canciones en sus shows. Una cosa fue llevando a la otra, todo empezó a tomar un tinte más serio... hicimos un primer disco y así se echó a rodar profesionalmente este camino, aún siendo niño. Hasta ahí todo se circunscribía al mundo folclórico. A los 18 años llegó la lírica a mi vida, ingresé a la Licenciatura en composición de la Universidad Nacional, el amor por el jazz. Mi mapa musical se expandió de una manera tremendamente estimulante.

-Se viven tiempos complejos en lo social, en lo económico ¿Cómo te atraviesa la llamada grieta, la marcada diferencia de criterios con la que se convive a diario?

-Siento una profunda crisis representativa. Un profundo descreimiento por la clase política. Pero amo la política. Me encanta debatir. Encuentro angustiante la famosa grieta. Trato de informarme como puedo, pero también esto me frustra. Me siento políticamente responsable de activar. Trabajo en un proyecto en una de las villas más violentas de Córdoba con un grupo de amigos, aprendo más de lo que puedo ofrecer como conocimiento. Me comprometo con causas, no con partidos ni representantes (aunque a la hora de votar tomo postura, aún no sintiéndome representado), salgo a la calle por lo que considero que fueron conquistas que corren peligro y hay que defender. Marcho, canto si sirve mi canto, hablo si sirve que hable (los escenarios en las marchas también son espacios muy manipulados, lo cual también me pone en jaque), sino asisto a las marchas caminando la calle. Creo en lo colectivo, me acerco a mis compañeros artistas, tejemos proyectos juntos. Estas son las cosas que siento que puedo hacer ante la adversa, aterradora e innegable situación que vivimos.

¿Considerás que existen procesos de renovación en la música popular argentina? 

Considero que, lo que se está renovando fundamentalmente, es un modo de trabajo. Yo nací, vivo (y elijo vivir) en Córdoba. Allí existe un tejido creativo, dado por una serie de coincidencias: el lugar, el tiempo, la universidad que alberga jóvenes de todas partes del país. No todos los artistas nos conocemos, ni somos amigos, ni pensamos del mismo modo, pero existe una conciencia de pertenencia a ese movimiento que da unidad e impulso. De alguna manera, apostamos a que el reconocimiento sea al trabajo mancomunado más que a las individualidades. Eso, al menos a mí, me parece una renovación. -Dicen por ahí que existe otro mundo, pero habita en éste mundo.

¿Cómo es el mundo que habita Juan Iñaki?

Me ha llevado tiempo (y una buena inversión en terapias varias) entender que soy responsable de mi mundo. Soy responsable de limpiarlo de toxicidades, de amueblarlo con lo que me gusta, con que haya buena música, buena comida, aromas agradables, del mismo modo que uno intenta hacer con su casa. Ese mundo, más o menos bello, confortable aún con crisis incluidas, convive con el mundo de afuera, tan bello como desagradable, tan luminoso como oscuro. Mi vida transcurre en la negociación eterna y sin solución de hacerlos convivir en equilibrio. La fusión entre ambos forma mi pensamiento, mi universo emotivo. Busco caminar en todo momento en dirección de la belleza y su multiplicidad, con premisas claras: La empatía siempre por el dolor ajeno y la conciencia de que no somos solos, aunque de nuestra individualidad, somos absolutamente responsables.

Nació en Córdoba en el invierno de 1986. A los 11 años comenzó sus estudios de canto y tiempo después se perfeccionó en el canto lírico. Cursó la Licenciatura en Composición Musical y el Profesorado en Educación Musical en la Universidad Nacional de Córdoba. También estudió percusión. Se destaca especialmente por su timbre de voz, su registro de tenor lírico ligero y por la ductilidad para abordar diversos géneros. Ha realizado giras a lo largo del país, además de Europa y Brasil; durante dos temporadas estuvo radicado en Ecuador, donde se puso en la piel de Jean Valjean para el musical “Les Miserables”, súper producción que hizo innumerables funciones en Quito y Guayaquil. Compartió escenario con artistas nacionales y extranjeros, como Lila Downs, Raly Barrionuevo, Dúo Coplanacu, Kepa Junkera, Raúl Carnota, Uxía, Carmen Paris y Jorge Fandermole, por citar algunos. Ha sido dos veces el músico encargado de abrir los conciertos de Caetano Veloso en Córdoba. Cuenta con seis discos como solista, además de haber grabado un álbum junto a la banda de Música Popular Brasilera “Caixa da musica”. También participó como invitado en numerosos trabajos discográficos de destacados artistas. Se presentó en importantes festivales nacionales como el de Cosquín (en 13 ediciones), Doma y Folklore de Jesús María, La Chaya, Festival de la Vendimia y Festival del Poncho, entre tantos otros. Fue solista de la Misa Criolla en diversos escenarios del país, con formaciones tanto orquestales como corales-

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